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Alberto Núñez Feijóo expuso a principios de esta semana las líneas maestras de su contraofensiva a Sánchez, una especie de "plan de choque" ante el temor de que el presidente del Gobierno ejecute medidas legislativas para "perseguir" a jueces o medios de comunicación. El líder del PP anunció que volvería a convocar a la ciudadanía en la calle para contrarrestar la llamada a la movilización del líder socialista y que llevaría a los tribunales el "uso partidista" del CIS tras la encuesta flash que situó al PSOE a diez puntos del PP después del parón reflexivo de Sánchez. Pero no se quedó ahí. Feijóo amenazó con una nueva ofensiva parlamentaria que, más allá de buscar el cuerpo a cuerpo con Sánchez, podría quebrar otra vez su frágil mayoría de investidura.
El jefe de la oposición dio el paso de registrar formalmente la comparecencia de Sánchez en la Cámara Baja para forzar las "explicaciones" de Sánchez en plena contienda electoral. En el PP insisten en que el líder socialista no sólo le debe "respuestas" a la ciudadanía por el inédito episodio de la semana pasada, en la que dejó en el aire su continuidad durante cinco días. También creen que no ha aportado ningún tipo de información respecto a la supuesta "corrupción" en el PSOE por el 'caso Koldo' y la posible interferencia de Begoña Gómez en el rescate de Air Europa y otras adjudicaciones por parte del Ejecutivo.
La aritmética en el Congreso rema a favor del PSOE, pero en las filas de los populares creen que Sánchez puede llevarse "una sorpresa" con sus socios, especialmente con formaciones como ERC y PNV, a las que ven capaces de facilitar dicha comparecencia. Importante recordar que tanto los republicanos como Junts ayudaron al PP a aprobar una moción en la que exigían al Gobierno "depurar responsabilidades políticas" y facilitar información para aportar transparencia a la investigación abierta sobre el caso de Koldo García Izaguirre. Los peneuvistas también se han acercado recientemente al PP en algunas iniciativas en el Congreso, como fue el caso de la deflactación del IRPF o una propuesta para rebajar la protección del lobo.
El PP nunca ha renunciado a tantear a formaciones como ERC y PNV si el objetivo era precisamente abrir grietas en el bloque de investidura. Feijóo intentará que su petición de comparecencia a Sánchez vea la luz en el Congreso, pero si sus socios optan finalmente por "protegerle", le llamará a declarar en el Senado. La mayoría absoluta del PP en la Cámara Alta le permite forzar esa y cualquier otra comparecencia. Génova se estaba guardando la carta de citar a Sánchez para "alargar su agonía" y dinamitar esa bomba en el momento preciso. Pero la inesperada maniobra de Sánchez forzó a Feijóo a actuar.
Feijóo avanzó también que ampliaría el Plan de Regeneración que registró hace más de un año con medidas para garantizar la transparencia "en el entorno familiar" de los presidentes del Gobierno. La propuesta tomará forma a través de una propuesta legislativa y tiene como objetivo que los cónyuges de los presidentes estén obligados a declarar todas sus actividades. En el PP creen que la iniciativa debería contar con un amplio consenso, empezando por el PSOE, pero auguran también que es una propuesta que difícilmente podrán rechazar algunos de los aliados parlamentarios de Sánchez.
Además, Génova valora impulsar iniciativas en las Cortes para "proteger" la libertad de prensa o reafirmar la independencia de los jueces frente a la "persecución" que, a juicio de los populares, ha iniciado Sánchez. Y para este tipo de propuestas, vuelve a mirar al PNV. En la cúpula popular asumían que el vértigo de los jeltzales en las elecciones vascas por el subidón de EH Bildu les haría reflexionar sobre su estrategia en el Congreso y se alejarían progresivamente del PSOE, aunque sin llegar a romper su alianza.
Ese augurio sigue en pie en el PP, donde creen que irá materializándose ese giro una vez cierre su acuerdo con el PSE en Euskadi. El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, no ocultó su malestar con el período de reflexión que había tomado Sánchez y le pidió concreción con las medidas de supuesta "limpieza" y "regeneración democrática" que quería acometer. Advirtió, no obstante, que cuestiones como la libertad de expresión o la libertad de prensa deben ser "absolutamente preservadas".
El PP explora puntos comunes con algunos de los socios del Ejecutivo, pero en la dirección nacional también admiten que ese tipo de acuerdos, de producirse, serán concretos y acotados. Feijóo ya descartó públicamente la posibilidad de presentar una moción de censura, precisamente por la falta de apoyos en el Congreso y la oportunidad que brindaría a Sánchez para coger oxígeno con una nueva victoria parlamentaria.
El plan de Génova pasa por elevar la presión a Sánchez en todos los frentes —a nivel parlamentario, judicial y social— para minar su acción de Gobierno y tambalear su continuidad. Las urnas jugarán un papel fundamental en esa estrategia. En el PP asumen que el PSC se hará con la victoria en Cataluña, pero también que Sánchez se enfrentará a un gran foco de desgaste por los equilibrios imposibles entre ERC y Junts. Esperan, además, infringir un daño decisivo en las elecciones europeas, el primer plebiscito nacional desde las generales de julio de 2023.
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