Malos materiales y poco mantenimiento: la construcción de los años 50 colapsa en Barcelona

Malos materiales y poco mantenimiento: la construcción de los años 50 colapsa en Barcelona

A mediados del siglo pasado, el área metropolitana de Barcelona recibió una enorme oleada de migración llegada de otras zonas de España. Este movimiento de población originó una necesidad urgente de crear alojamiento y viviendas para todas las personas desplazadas. En las zonas más tensionadas por la migración se construyó muchísimo, rápido, y lo más importante, con una tecnología de construcción deficiente que medio siglo después está mostrando graves problemas.

El primer síntoma de esta plaga se ha visto en Badalona, a las afueras de la capital catalana. La calle Canigó se ha visto totalmente arrasada por la desgracia de una promoción de edificios construidos en los años 50 que han empezado a agrietarse y que han hecho que los vecinos tengan que abandonar sus casas a contrarreloj para salvaguardar sus vidas. Una casa que un día antes era su morada, su lugar seguro, ahora ha pasado a ser una amenaza para muchos de sus habitantes y una sentencia de muerte para otros, como los tres fallecidos en el derrumbe del edificio número 9 de la mencionada calle.

El arquitecto David Lladó explica que en el caso de la calle Canigó de Badalona, el edificio cayó rápidamente y de forma inesperada porque la fractura que lo provocó es una "fractura de cizalla", que es muy difícil de detectar porque se produce en el interior del material de construcción. El arquitecto pide mantener la calma: "En el 99% de los casos hay muchos síntomas que te indican que algo está pasando y que podemos arreglarlo".

Los vecinos de la promoción de pisos afectados llevan más de un mes en vilo, mientras las autoridades realizan las inspecciones pertinentes que deben certificar si sus casas son habitables o no. "Han sido muchas noches sin dormir", dice una vecina de uno de los pisos afectados que finalmente no ha tenido que ser desalojado. Mientras, otros directamente optaron por abandonar sus pisos hasta que los técnicos certificasen que no suponían ningún peligro para su vida ni la de sus familias.

Miguel C. Valle. Badalona

"La estructura de Badalona es pobre"

David Lladó, que también es director del Postgrado en Rehabilitación de la escuela Sert del Colegio de Arquitectos de Cataluña, explica que los techos de cerámica son unas estructuras previas a la industrialización de la construcción. En esa época se construye con elementos sueltos, sin prefabricar directamente a la obra; por lo tanto, se crearon infinidad de patentes. "No todas son malas, pero la de Badalona es especialmente pobre", dice Lladó, y añade: "Aunque sea mala, se ha mantenido bien hasta ahora".

EFE

El hormigón armado es un material muy apreciado por los arquitectos por su capacidad de generar estructuras con la forma que quieran, pero Lladó recuerda que no hay que olvidar que este material, en función del porcentaje de cemento que contenga, "sufre una serie de enfermedades" que le llevan a que aumente la porosidad, disminuya la resistencia y se oxiden las armaduras metálicas internas.

Semanas después del drama de la vivienda de la calle Canigó, el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, colindante con Badalona (Barcelona) decretaba el desalojo de 89 personas de un edificio de la calle Pirineos. La punta de un iceberg que poco a poco va dejando nuevos casos de edificios que dejan de ser habitables.

Agencias

En los años 90, Barcelona ya vivió una crisis social en este tipo de viviendas construidas a toda prisa: fue la temida aluminosis, también llamada "fiebre del hormigón". Tan traumatizada quedó la sociedad catalana postolímpica, que cuando colapsó el edificio de la calle Canigó de Badalona muchos recordaron y señalaron como posible culpable lo ocurrido más de treinta años antes en el Turó de la Peira (Barcelona).

En noviembre de 1990, un edificio del Turó de la Peira se derrumbó parcialmente, dejando a la vista el deterioro que los vecinos llevaban años denunciado hasta el punto de que explicaba que los elementos estructurales de sus viviendas se deshacían "como terrones de azúcar". Por aquel entonces ese derrumbe dejó una vecina fallecida y dos heridos que tuvieron que ser hospitalizados. Después del accidente y tras una investigación, los técnicos determinaron que la causa del derrumbe fue la mala calidad de los materiales, condiciones que afectaban a cerca de 200 edificios del barrio.

EFE

En Cataluña, entre los años 1950 y 1970, se construyeron alrededor de 871.000 viviendas. En la época del desarrollismo, ante la escasez de algunos materiales, algunos constructores decidieron utilizar el cemento aluminoso en las construcciones, un material sensible al calor y la humedad, que no estaba indicado para la construcción de edificios.

Poco después de la tragedia, la Generalitat de Cataluña estimó que más de la mitad de las viviendas construidas entre los años 50 y 70, 467.000 estaban construidas con este tipo de cemento, indicado para otros usos dentro del mundo de la construcción.

El Confidencial

La aluminosis nace de materiales pobres, vigas que se podían producir con mucha rapidez y adquirían una resistencia muy buena, por lo que se podían fabricar enormes cantidades y de forma acelerada. En aquellos años, era una salida más a la necesidad de construcción masiva de edificios en poco tiempo en esa época en Cataluña.

Debido a esta problemática, entre finales de 1990 y principios de los años 2000, hasta 142 edificios tuvieron que ser totalmente rehabilitados en Cataluña, por lo que se tiraron al suelo para construir nuevos bloques. Desde entonces, la sombra del aluminosis acecha Barcelona y su área metropolitana. Cada cierto tiempo, un par de años como máximo, aparecen nuevos casos de materiales usados inadecuadamente para la construcción.

Mirando a Valencia antes que a Badalona

Por todos estos problemas, los colegios de arquitectos y las asociaciones de constructores reclaman más información sobre estos edificios. "Sería interesante tener un inventario de los sistemas estructurales y constructivos de los edificios construidos durante estos años". "Para cada sistema existen protocolos de actuación diferentes para detectar y reconocer los problemas", explica David Lladó, "tener esta información en una especie de catálogo nos ayudaría a localizar las grietas específicamente a la hora de hacer un diagnóstico". Aunque se mantiene positivo, admite que es complicado porque para elaborar un registro como ese sería necesario revisar todos los edificios y hacer una cata, romper elementos, para ver exactamente cómo está hecho.

Europa Press

Hace apenas un mes, la Generalitat y los arquitectos pactaron agilizar la inspección de edificios en mal estado. El Departamento de Territorio, la Agencia de la Vivienda de Cataluña, el Colegio de Arquitectos de Cataluña y la Asociación de Consultores de estructuras han firmado un convenio que permita a los profesionales inspeccionar edificios con deficiencias muy graves que puedan suponer un riesgo para la seguridad de las personas y sus bienes.

El arquitecto David Lladó revela que la firma de este convenio "fue más mirando al incendio de Valencia". "Es para registrar los edificios con fachadas ventiladas (como la que ardió en el barrio de Campanar), y una vez sepamos lo ocurrido en Valencia, hacer las revisiones uno por uno de las que hay construidas en Cataluña".

Lladó sentencia: "En comparativa, las fachadas ventiladas en Cataluña son muy pocas. En cambio, con estructuras parecidas a lo de Badalona, podemos estar hablando de 130.000 viviendas en potencial peligro".



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