Descubre los atractivos naturales de esta joya escondida en la costa gallega, abierta al público desde hace menos de 15 años. Su historia pasa por piratas, corsarios y reyes.
En el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas, ubicado frente a la costa de Galicia se encuentra un tesoro poco conocido en España: la isla de Sálvora, con menos turistas que sus vecinas, las islas Cíes y Ons. Esta ofrece un encanto único y una experiencia más tranquila para los visitantes que buscan descubrir los secretos de este archipiélago.
Con una extensión de 190 hectáreas, Sálvora es la isla principal de un pequeño archipiélago que también incluye los islotes de Vionta, Noro y Sagres. Situada estratégicamente en la entrada de la ría de Arousa, pertenece al municipio coruñés de Ribeira. Actualmente deshabitada, esta isla rocosa cuenta con impresionantes playas de arena fina y blanca, y una rica historia que se remonta a siglos atrás.
Gracias a las rutas guiadas organizadas por empresas y navieras locales, los visitantes pueden explorar los diversos atractivos de Sálvora y conocer su fascinante pasado. Desde su papel como refugio de piratas y corsarios en la Edad Media, hasta su donación al Cabildo Catedralicio de Santiago por el rey Alfonso II en el año 899, la isla ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos.
De propiedad privada a parque nacional
Durante siglos, Sálvora estuvo en manos privadas, pasando por diferentes familias nobiliarias como los Mariño y los Otero Goyanes. En el siglo XVI, se estableció una pequeña aldea agrícola en la isla, donde llegaron a vivir y trabajar alrededor de 60 personas. En 1770, el empresario coruñés Jerónimo de Hijosa construyó una fábrica de secado y salazón de pescado, cuyo edificio ha sido restaurado y convertido en un pazo.
A principios del siglo XX, la isla pasó a manos del Estado, pero en 1958 la familia Otero Goyanes recuperó la propiedad y realizó diversas renovaciones, incluyendo la construcción de un faro, una taberna y la instalación de una estatua de una sirena. Sin embargo, las familias fueron abandonando progresivamente el asentamiento, hasta que en 1997 solo quedó el farero Julio Vilches, quien se jubiló en 2017.
En 2007, el Ministerio de Medio Ambiente de España adquirió Sálvora por 8,5 millones de euros, incorporándola al Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas. Desde 2010, la isla está abierta al público para que los visitantes puedan descubrir sus maravillas naturales y su rico patrimonio histórico.
Playas paradisíacas y monumentos emblemáticos
Sálvora alberga tres magníficas playas de arena blanca y fina, aunque solo una de ellas, la playa del Almacén, es accesible para los visitantes. Este impresionante arenal destaca por sus aguas cristalinas y su entorno de ensueño, flanqueado por la escultura de la sirena de Sálvora en un extremo y por el antiguo Pazo Residencial en el otro, antiguamente una fábrica de salazón reconvertida en museo.