Lo citaron para hablar, pero cuando llegó a la casa, lo tiraron y le dispararon en el pecho. "Es lo que hay", le espetó uno de los tiradores antes de que la bala lo atravesara. Pero no fue suficiente para acabar con su vida. Se deshizo de ellos y huyó mientras seguían apretando el gatillo. Tres años después, la Sección Novena de la Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a un total de 27 años de cárcel a tres personas que planificaron este crimen que finalmente no pudieron consumar.
Según se recoge en la sentencia, a la que tuvo acceso este periódico, los hechos se remontan al 21 de febrero de 2020. Uno de los acusados, Óscar H.L., "en unidad de acción" con Rafael G.G. e Israel G.G., concertó una cita con la víctima para consumar "el propósito común de acabar con su vida".
El tribunal relata que, "siguiendo el plan previamente diseñado", Óscar condujo a su objetivo hasta una vivienda ubicada en la calle Dolores Cortés de la capital malagueña en la que esperaban los otros dos investigados.
Según relató la víctima, cuyos intereses defendió el penalista Javier Muriel, al entrar en la casa "recibió una patada por la espalda que le hizo caer sobre un sofá". Rafael G.G., al que identificó "sin ningún género de dudas", "le disparó en el pecho al tiempo que le decía: ‘Esto es lo que hay’".
Hallan un cuerpo acribillado en el interior de una casa de Marbella
P. D. Almoguera. Málaga
Después, explicó durante el juicio, le hicieron caer de nuevo y le volvieron a disparar sin alcanzarle. El herido, "de gran corpulencia física", se zafó de sus atacantes y huyó a la carrera hacia una avenida próxima en la que le esperaban su pareja y un amigo, que lo trasladaron de urgencia al hospital Regional de Málaga.
Presentaba un orificio de bala con entrada y salida que afectó a la zona torácica izquierda, con fractura del cuarto arco costal izquierdo y hemitórax masivo izquierdo. Estas lesiones supusieron un riesgo vital evidente porque provocaron un "sangrado masivo" y requirieron su ingreso inmediato en la UCI.
El hombre, se recoge en la resolución judicial, precisó de 45 días para sanar las heridas.
Los especialistas de la Policía Científica que realizaron la inspección ocular del inmueble hallaron huellas de Óscar H.L. y Rafael G.G., aunque meses después se identificó una tercera huella que pertenecía a Israel G.G.. También localizaron siete cartuchos —percutidos y sin percutir— en distintos puntos del inmueble, aunque las dos armas de fuego empleadas en el ataque no fueron encontradas.
La Policía piensa que el trasfondo de la agresión era un asunto de drogas, aunque a lo largo del juicio no quedó probado
Las defensas de los acusados trataron explotar la "reticencia inicial de la víctima a colaborar en la investigación policial", aunque los magistrados consideraron verosímil que esta circunstancia se debió a que "no se encontraba en condiciones de declarar, no solo porque había sido herido gravemente, sino porque vivía una tensa situación".
La responsable del Grupo de Homicidios apuntó durante la vista oral que pensaba que tras la agresión "subyace una transacción de droga", aunque no existía "indicios concluyentes" y por eso el tribunal concluye que los motivos "no han sido aclarados".
Cada uno de los procesados ha sido considerado culpable de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas por los que se les ha impuesto nueve años de prisión.
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