El PNV ha puesto tierra de por medido ante el adelanto electoral en Cataluña. A los jeltzales no les interesa que la pugna entre Junts y ERC contamine los comicios vascos. Si Iñigo Urkullu optó por no convocar el mismo día de las elecciones europeas (9 de junio) para que el duelo Sánchez-Feijóo no opacase el propio, el mismo argumento rige en este caso. "Hay que centrarse en los temas de Euskadi", remarcó este jueves el portavoz de los peneuvistas en el Congreso, Aitor Esteban. La máxima que defienden en Sabin Extea es que la contienda catalana no tendrá influencia, el mismo mensaje que transmiten fuentes de la coalición abertzale, centrada en no desatar ninguna polémica que pueda penalizarles.
El PNV y Bildu han desplazado los mensajes de corte soberanista a un segundo plano y todo hace indicar que así será a lo largo de la campaña. Sus reivindicaciones se limitan a una actualización del estatuto, a avanzar en el autogobierno y en arrancarle a Pedro Sánchez el reconocimiento nacional de Euskadi, pero muy lejos de las proclamas que agitan Junts y ERC, por mucho que Arnaldo Otegi insista en que ha llegado el momento de abrir el melón del debate territorial.
Este jueves, una vez aprobada la ley de amnistía en el Congreso, las dos formaciones catalanas advirtieron a los socialistas de que el siguiente paso debe ser la "autodeterminación". Sin embargo, la pulsión nacionalista está en mínimos en Euskadi. El 19% de los encuestados en el último Sociómetro, el CIS vasco, publicado el pasado mes de enero, aseguró sentirse "únicamente vasco". Es el dato más bajo de la serie histórica, que comenzó en 1995. Un 40% se declararon "tanto vasco como español" y un 25%, "más vasco que español".
Todos los partidos, también el PSE y el PP, han diseñado una campaña a la vasca y propositiva y a ninguno le beneficia que cambie el marco de debate. "Cada elección tiene su espacio, y aunque todo está conectado, esperamos que haya espacio para las propuestas que estamos planteando", señalan fuentes socialistas. En el PSE están confiados en poder levantar un cortafuegos que mantenga a Euskadi alejada de las dinámicas que marcan el día a día en el Congreso de los Diputados.
La estrategia central del PNV para las elecciones del 21-A gira en torno a una idea principal. Es el momento de elegir entre dos modelos, el suyo y el de Bildu, la solvencia y la estabilidad, el bienestar y la seguridad, frente a los "experimentos de laboratorio", como ha definido su candidato, Imanol Pradales, en referencia a la coalición radical. Su objetivo es que ningún debate ajeno interfiera en esa idea fuerza y aunque en el País Vasco no se espera una campaña de altos decibelios, el ruido catalán puede empañar cualquier mensaje.
"En Euskadi tenemos otra dinámica, una sociedad diferente, incluso políticamente. Los parámetros son distintos, van a ir por otro cauce y ahora están bastante alejados de la dinámica política del día a día catalán", apuntó Esteban en una entrevista en Radio Euskadi. "Nos jugamos mucho en estas elecciones, y no sería bueno que estuvieran afectadas por dinámicas que no tienen una influencia directa en la vida política vasca", remarcó. Su apuesta y la del PNV es centrarse en propuestas concretas con la vista puesta en Osakidetza, el sistema vasco de salud. No en vano, uno de los principales mensajes que Pradales defendió la semana pasada en un desayuno informativo en Madrid es que su objetivo es que el País Vasco "no entre en un clima de inestabilidad populista".
"Tenemos agendas diferentes y la precampaña está siendo muy vasca", apuntan fuentes de Bildu
"Estamos centrados en lo nuestro", resumen fuentes de Bildu a El Confidencial. La precampaña de Pello Otxandiano, la apuesta de la izquierda radical para arrebatar al PNV la hegemonía del nacionalismo vasco, se ha centrado fundamentalmente en la presentación de Begirada (Mirada), su ensayo político, una reflexión sobre el cambio de ciclo político y económico, sin ninguna referencia a los más de 40 años de terrorismo vividos en Euskadi por parte de ETA, y con el firme convencimiento de que la comunidad debe volver a recuperar su pasado industrial. El otro gran asunto que ha marcado la agenda de Bildu ha sido la vivienda, bandera con la que esperan afianzar el amplísimo apoyo que la coalición recibe entre los jóvenes.
"Las elecciones catalanas no nos van a afectar. Tenemos agendas diferentes y la precampaña está siendo muy vasca. Ni siquiera los partidos de obediencia española quieren entrar en esos debates", apuntan fuentes de Bildu sobre la posible influencia de los comicios catalanes. Las mismas voces sostienen que aunque las dos citas se celebrarán con una diferencia de 20 días "los calendarios no se van a solapar. No van a coincidir los hitos de campaña".
Ningún reproche a Sánchez
Otra muestra más de que ni el PNV ni Bildu quieren que ningún elemento externo condicione la campaña es la respuesta de ambas fuerzas a la decisión de Sánchez de dar por perdidos los presupuestos de 2024. Ambas formaciones ya habían comenzado a negociar con el PSOE y aunque lamentaron la decisión del presidente del Gobierno, no hicieron especial ruido, a diferencia de otros socios parlamentarios. "La legislatura sigue adelante y hay otros cauces para llevar adelante estos temas", señaló Esteban, en referencia a que ya retomarán con los socialistas las negociaciones para blindar determinados proyectos, independientemente de que haya nuevas cuentas.
En términos muy similares, la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, pasó de puntillas por la prórroga presupuestaria. "Nos hubiera gustado seguir negociando porque iban a llegar partidas económicas importantes y acuerdos sociales para la ciudadanía vasca. Será para 2025, o intentaremos que algunas cosas se puedan conseguir por otros medios sin tener que esperar hasta el final", apuntó Aizpurua sin grandes reproches.
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