Su modus operandi era siempre el mismo: se vestían con uniformes reflectantes para parecer operarios, montaban en un camión robado y se acercaban a los cajeros automáticos para arrancarlos de su cuajo, transportarlos hasta su guarida y, una vez allí, repartirse el botín. Todo ello a plena luz del día. La Policía Nacional detuvo en noviembre a cuatro personas acusadas de formar parte de un grupo criminal organizado que se dedicaba a robar estas máquinas de dinero, haciéndose pasar por trabajadores y así no levantar sospechas. Dos ya están en prisión y la banda está a la espera de juicio. Se les acusa de perpetrar hasta 19 hechos delictivos y robar casi 400.000 euros.
Con tintes casi de ficción, los investigadores comenzaron en septiembre a seguir la pista a estos delincuentes, que a veces viajaban con un turismo —también sustraído— para huir lo más rápido posible si alguien advertía cuál era su verdadera empresa. Así ocurrió en uno de sus viajes, cuando se toparon con un control policial a la vuelta de robar un cajero en Alcalá de Henares. En ese momento, no se produjo la detención definitiva, pero sí fue el punto de inflexión.
Cuando los ladrones detectaron la presencia de los agentes, ignoraron las señales y flanquearon las barreras de bloqueo. Terminaron saliendo del vehículo y, según la Policía, cruzaron la autovía a pie para abandonar la zona "poniendo en grave riesgo su vida y la del resto de usuarios" de la carretera. Incluso intentaron "arrollar a los agentes" con el camión cuando estos le ordenaron frenar, aunque finalmente concluyó la detención sin heridos. El cajero que habían robado en esta ocasión contenía más de 100.000 euros.
Hasta 375.000 euros robados
Uno de los investigadores encargados de seguirles la pista detalla que fueron unos 375.000 euros los que, en total, lograron robar a lo largo de estos meses gracias a su particular método. Un mecanismo "poco visto" en el norte del país, aunque sí existe algún robo con similitudes en zonas del litoral mediterráneo, como expone el agente en conversación con El Confidencial.
La operación, que corrió a cargo del Grupo XXI de la Brigada de Policía Judicial y el Grupo Operativo de Investigación Zonal (GOIZ) de Madrid, ya está cerrada, por lo que no esperan más detenciones, aunque sí admiten que hubo un caso hace unos meses en la Comunidad de Madrid cuyo método era casi idéntico al de esta red. Sin embargo, no han podido encontrar vínculos evidentes.
Al presunto cabecilla de la banda se le conocía como el Grúas o el Gruista, y ya había sido detenido por un robo con el mismo modus operandi en 2018. Aunque el primer crimen conocido cometido por este grupo fue en una zona de Guadalajara, los otros cinco se han dado en distintos puntos de la Comunidad de Madrid: Alcalá de Henares, Pinto, Sanchinarro y Navalafuente, además de un intento fallido en Getafe. Sus horas predilectas para llevarlos a cabo eran, o bien sobre las siete de la mañana —"cuando ya hay movimiento en la carretera, pero no todos están despiertos", según detallan fuentes de la investigación—, o a primera hora de la noche, cuando el tráfico es reducido y pueden huir con facilidad.
Aunque a todos se les acusa de los mismos delitos, solo dos han entrado en prisión porque el proceso lo llevan juzgados distintos. La Policía explica que una de las detenciones se llevó a cabo en el término municipal de El Molar y otras en Alcalá, por lo que los procesos concurren por distintas vías.
Desarticulada una organización georgiana que se dedicaba a robar en domicilios de Madrid
Europa Press
Además, se recuperaron dos camiones-grúa y otros dos turismos robados que portaban unas placas falsas. Fue el Juzgado de Instrucción Número 1 de Alcalá de Henares, localidad en la que finalmente fueron detenidos, el que asumió la investigación tras advertirse la posibilidad de que existiera realmente un grupo organizado, especialmente tras un robo en la provincia de Guadalajara. En total, en este tiempo se les han atribuido seis sustracciones de cajeros automáticos, siete de coches con gran cilindrada y dos hurtos de placas de matrícula para simular si procedencia.
También hay delitos pendientes por falsedad documental o atentados contra agentes de la autoridad, aunque se está a la espera de celebrar el juicio. Cuando los policías registraron la base de operaciones en El Molar encontraron, además, restos de los cajeros, eslingas o la ropa que utilizaban para pasar desapercibidos en las operaciones.
Modus operandi
La investigación policial concluye el procedimiento que utilizaban en cada operación. Primero robaban los camiones de gran potencia, con idea de que les facilitaran el arrancar las máquinas del suelo o de la pared, reventando antes sus amarres.
Una vez en el lugar escogido, "rompían las lunas de cristal con el brazo de la grúa para conseguir enlazar y levantar el cajero posteriormente con ayuda de las eslingas". Tras el izado del mismo, lo depositaban sobre el propio camión para iniciar la huida a un lugar seguro, donde lo desguazaban para poder abrirlo y hacerse con el dinero.
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