Dentro de los propósitos jardineros para enero hay uno que suele dar más reparos en completar: meter una gran planta de interior en casa. Cuando se vence el recato, la transformación que opera en el entorno es tan beneficioso que pronto se olvida la reticencia inicial. Las ventajas comienzan por el cambio visual que produce en la estancia, ya que el espacio reverdece con una planta de tamaño considerable, que funciona de contrapeso a los grandes muebles. Si ya se tenían otras plantas de interior en el mismo lugar, se verá de inmediato cómo era necesario completar el cortejo florístico con la nueva adquisición, que unifica a todas las plantas y que estructura mejor el espacio al copar con ella todas las alturas de las que dispone el cuarto.
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