El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha apostado fuerte para que Nadia Calviño sea la próxima presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Si lo logra, la vicepresidenta primera y ministra de Economía deberá dejar el cargo que renovó hace menos de dos semanas. Es 3 de diciembre. Las probabilidades de que Calviño lo logre son altas. El jefe del Ejecutivo lo sabe y aún así no le ha importado renovarle la confianza pese a que, si tiene éxito, provocaría una crisis de Gobierno apenas 40 días después de que el nuevo (y sufrido) Ejecutivo eche a andar. Es muy probable que Sánchez sepa el próximo viernes si su jugada, arriesgada otra vez, le ha salido bien. Y para que eso suceda, será muy importante lo que haga Francia, único país grande que todavía esconde sus cartas.
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