Se buscan uvas resistentes: la inesperada aparición del mildiu inquieta en Rueda

Pocas situaciones pueden provocar más inquietud entre los viticultores que la aparición de plagas como el mildiu o el oídio entre sus plantaciones. Especialmente si, como ha ocurrido este año en la Denominación de origen (DO) Rueda, resultan inesperadas. No es habitual que el mildiu haga acto de presencia en la cuna del célebre verdejo, pero una serie de circunstancias climáticas singulares -especialmente, la combinación de humedad y temperaturas suaves- han causado su aparición imprevista. Según informaba la pasada semana el Consejo Regulador, hay "hectáreas afectadas" aunque la cosecha del año 2025 "no está comprometida", pero la inquietud es evidente.

El presidente de la asociación de viticultores de Rueda, Juan Ruiz, ha declarado que la situación es incierta y que no es fácil realizar una estimación global, pues algunos socios informan de afectaciones importantes, mientras otros parecen no haberse visto afectados o haberlo sido en una pequeña medida.

En otras denominaciones como Cigales y Ribera del Duero también se han dado casos aislados de afectación, pero todo apunta a que con menor importancia y extensión. En cualquier caso, el incremento de las temperaturas hace pensar que el problema está llamado a remitir, aunque todavía no es posible hacer balance de los daños reales que pueda haber causado.

Quienes sí tienen experiencia con el mildiu son los viticultores de la denominación de origen Bierzo, en León, en donde es una enfermedad endémica para la que hay que estar siempre preparados. "Mi consejo para Rueda es que estén muy atentos al tiempo y que apliquen los tratamientos adecuados", explica Carmen Gómez, directora técnica del Consejo Regulador.

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"El problema mayor surge cuando las lluvias no sólo provocan la aparición del hongo, sino que impiden adoptar medidas", añade. En el caso de la viticultura convencional lo habitual es fumigar tratamientos fitosanitarios en la planta que son muy eficaces si se aplican a tiempo. Más problema tienen quienes cultivan vides ecológicas, y muy especialmente durante el periodo de transición, pues las vides "están más expuestas", explica Carmen Gómez. Los tratamientos aplicables no penetran en las plantas, por lo que pueden ser lavados fácilmente por la lluvia, con lo que no queda más remedio que volver a iniciar el proceso.

Cuando el hongo aparece, el único remedio son los tratamientos fitosanitarios, que son habitualmente eficaces, pero el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) trabaja desde hace tiempo en lo que podríamos denominar una política preventiva: el desarrollo de variantes de uva adaptadas al suelo de la comunidad autónoma y resistentes a los hongos. Ya existen algunas, procedentes de Francia, que han demostrado ser capaces de reducir entre un 50% y un 60% la necesidad de tratamientos, pero, por ahora, no son todavía la solución.

Tratamiento de vides en la Denominación de Origen Ribera del Duero. (EFE/Paco Santamaría)

Desde 2018, Itacyl testa variedades de uva que han demostrado ser resistentes tanto al mildiu como al oídio (más presente en Ribera de Duero). El problema es que las cuatro variedades de eficacia acreditada corresponden a tipos de uva que no son las más habituales en Castilla y León. En concreto se trata de cabernet sauvignon, merlot, sauvignon blanc y soreli. Para las cuatro se va a solicitar su inclusión en el Real Decreto que regula el Potencial Vitícola de la comunidad, y que hasta ahora contempla 56 variedades, con lo que el año que viene serán 60. Con todo, este registro no obliga en modo alguno a los consejos reguladores, que son los que deciden qué uvas son adecuadas para sus denominaciones de origen. Por ello, es poco probable que estas primeras variedades resistentes sea una solución.

Sin embargo, se está a la espera de recibir variaciones resistentes de godello, una variedad muy usada en Bierzo, e Itacyl trabaja en alternativas para las dos uvas más usadas en Castilla y León: tempranillo y verdejo. Sin embargo, los expertos hablan de un horizonte mínimo de unos siete años para que la esperanza que suponen estas uvas resistentes sea una realidad efectiva.

Sus ventajas son muy claras: menos daño al viñedo y menos necesidad de tratamientos fitosanitarios, con los beneficios medioambientales que eso conlleva. De hecho, el oídio se trata con tratamientos de azufre y el mildiu con tratamientos de cobre.

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El mildiu es un hongo que prolifera con la humedad y las suaves temperaturas que es típico de las zonas del norte de España, pero es menos frecuente en Castilla y León porque en la mayoría de la comunidad el clima es más seco. Pero este año las lluvias han cambiado el escenario y han provocado que apareciera mildiu donde es poco frecuente encontrarlo. Y lo que es aún peor, las lluvias han dificultado la aplicación de tratamientos.

Como instrumento de prevención, Itacyl cuenta con un Observatorio de plagas que informa a los viticultores sobre situaciones de riesgo en sus zonas, con el fin de que puedan adoptar las medidas que consideren más adecuadas. Allí donde los agricultores tienen experiencia previa con las plagas, es más fácil adoptar medidas. El factor sorpresa dificulta la reacción.

Hace unas semanas, el Observatorio de Plagas emitió una alerta de posible peligro por situaciones meteorológicas adversas en el Bierzo, pero finalmente la amenaza quedó en nada. El año pasado, sin embargo, la denominación leonesa sufrió un ataque importante de mildiu por abundancia de lluvias, tormentas y granizo, que llevaron a perder alrededor del 40% de la cosecha.

Los expertos de la Junta de Castilla y León creen que la alerta de mildiu puede considerarse controlada y ven poco probable que la plaga se extienda, debido a las elevadas temperaturas actuales y la falta de humedad ambiental que el hongo necesita. Sin embargo, la situación puede cambiar si más adelante los viñedos se encuentran con la aparición de lluvias que alteren la situación.

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