Ni información ni comida y con resignación: así ha sido la noche más larga de los viajeros de Andalucía y Madrid

Ni información ni comida y con resignación: así ha sido la noche más larga de los viajeros de Andalucía y Madrid

Nueva jornada de caos ferroviario. Este lunes por la noche, cerca de las 21:00, la circulación de los trenes de alta velocidad quedó interrumpida entre Yeles y La Sagra, en Toledo, debido a un problema de tensión en la catenaria. Como consecuencia, todas las conexiones entre Madrid, Toledo y Andalucía se interrumpieron. Cientos de pasajeros han tenido que pasar la noche, en plena ola de calor, tumbados sobre varios asientos, entre disputas por el aire acondicionado y sin saber en qué momento llegarían a la estación de Atocha. Una situación que se hace repetitiva entre los viajeros: el pasado 4 de mayo, 10.700 viajeros se quedaron tirados por un robo de cable en Toledo y con trenes que también realizaban la conexión Málaga/Sevilla con Atocha.

La noche ha sido especialmente larga. Marcos y su hijo, originarios de Córdoba, se subieron sobre las 19.30 al tren en Atocha con la intención de llegar hasta su ciudad natal. 45 minutos más tarde, el convoy se frenó completamente. Estaban en Toledo. "Al principio nos dijeron que en 20 minutos lo solucionaban", señala Marcos y continúa: "Al final, no hubo arreglo. Entonces decidieron remolcarnos. Pero tampoco se pudo porque, según explicaban, no tenía capacidad suficiente la remolcadora". Durante toda la noche, no hubo forma de que estos pasajeros llegaran a su destino. Ha sido hoy a las 11.30 cuando han regresado a Atocha, después de 15 horas encerrados en el tren. En los vagones, los viajeros han pasado la mayor parte del tiempo sin aire acondicionado y solo con unos bocadillos para afrontar toda la jornada. "Se ha vivido con mucha resignación", señala. En ese tren se vivieron, además, momentos de angustia porque una mujer de 84 años tuvo que ser trasladada al hospital por una insuficiencia respiratoria.

Antonio Aguilera, un joven de 26 años procedente de Málaga, se considera dentro de lo que cabe "afortunado". Él cogió, como suele hacer habitualmente, un AVE con destino Atocha. Su intención era ir a trabajar el martes por la mañana. Pero la infraestructura ferroviaria tenía otros planes. "Al menos yo puedo teletrabajar", comenta el andaluz, quien debería de haber llegado sobre las 23:00 a la estación madrileña, pero finalmente arribó a 04:30. Como él, el resto de pasajeros de ese convoy no tuvo más remedio que aceptar la situación. "Había mucha resignación, impotencia y rabia. Era un horario barato, me costó unos 25 euros. Eso significa que me devolverán 25 euros y unos 10 o 15 de indemnización. Con eso, no cubro nada de lo que me gasté en la cafetería o el taxi", explica.

EFE

La falta de suministros ha sido una de las quejas más repetidas entre los viajeros. "En caso de querer algo de comer, después de unas cinco horas de retraso, te lo tenías que pagar tú. Pero es que en la cafetería no quedaba casi de nada", resalta Aguilera. Nicolás y Mariola, junto a sus tres hijos, también trataron de alcanza ayer por la tarde la capital, pero desde Sevilla. En Santa Justa, desde donde debería de haber salido su tren sobre las 17:45, ya tuvieron un primer presagio.

Doce horas atrapados en un tren en Toledo en plena ola de calor

La estación sevillana, con una cumbre de la ONU de por medio, estaba a reventar. Tampoco había aire acondicionado que aliviara la situación. El tren en el que viajaba la familia se retrasó más de dos horas y finalmente salió cerca de las 20:00 "Lo peor fue que no nos dijeron la demora completa, sino que cada diez minutos se retrasaba otros diez. Así que fue imposible salir a comprar nada porque no sabíamos qué margen teníamos", cuenta Nicolás. El trayecto verdaderamente se comenzó a complicar cuando llegaron a Córdoba. "Ahí los interventores decían que había un problema en la estación. Al mismo tiempo en la web leíamos que era una complicación en la catenaria. Ha sido un completo desastre de organización y de comunicación", sostiene Nicolás.

En ese mismo tren, de Renfe, viajaba también Alfonso, quien tuvo que hacer frente a un problema de salud de su hijo. "Pedimos un botiquín, para ver si había un termómetro y nada. No tenían de nada. Solo unos paños mojados para bajar la fiebre", explica. La llegada de estos trenes pasadas las 05:00 a Madrid no fue el final de la odisea. Los viajeros tuvieron que hacer frente a un último obstáculo: llegar hasta casa. Aunque era de madrugada, parecían las cinco de la tarde. "Estaba todo lleno de gente", señala Mariola."Mi familia intentó coger un taxi y esperaron unos 40 minutos sin resultado", detalla, por su parte, Alfonso.

L. V.

El tren de Ana Barranco salió a las 20:05, a la hora prevista, y nada hacía pensar a esta malagueña en ese momento que acabaría llegando a su casa sobre las 5 de la madrugada, cinco horas después de lo previsto, incluyendo el trayecto que va desde Atocha a su casa de Madrid, donde vive y trabaja.

Al llegar se encontró un escenario poco habitual para esas horas de la madrugada, varios convoyes con las puertas abiertas que habían llegado hace poco, mucho después de la hora establecida. “Mi tren iba lleno, había muchos pasajeros con sus mascotas, pero nosotros tuvimos más suerte que otros viajeros”, expresa esta periodista malagueña.

No recuerda exactamente cuántas veces se paró su tren, pero solo un par de ellas fueron “en medio de la nada”. El resto fueron en estaciones, como en Córdoba o Puertollano, por lo que Barranco y sus compañeros de travesía pudieron salir a estirar las piernas. Y el resto del tiempo tuvieron, casi en todo momento, conexión eléctrica para cargar sus móviles y también aire acondicionado, así como la cafetería abierta para poder comprar comida o bebida.

Lo que no tenían era información sobre cuánto iban a durar las paradas ni información de los miembros de la tripulación. “Estaban un poco como nosotros”, admite la joven malagueña, que pudo teletrabajar en la mañana del martes tras avisar a su jefe a medianoche que estaba atrapada a la altura de Ciudad Real. Los avisos llegaron por megafonía y a través de los SMS que envió Renfe a los pasajeros.



{getToc} $title={Tabla de Contenidos}

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto