
Entre el horror y el absurdo, el próximo 24 de junio Netflix estrena un documental que revive uno de los episodios más grotescos en alta mar: el infame 'crucero de la caca'.
La pesadilla del Carnival Triumph regresa en forma de documental con Fiasco total: El crucero de la caca, una producción dirigida por James Ross que se estrena el 24 de junio en Netflix. La película reconstruye el desastroso incidente de 2013, cuando un crucero con más de 4.000 personas quedó varado durante cinco días sin electricidad ni saneamiento, convirtiéndose en un símbolo del caos en alta mar.
El Carnival Triumph había zarpado desde Galveston (Texas) para un viaje de placer por el Golfo de México. Sin embargo, un incendio en la sala de máquinas provocó un corte eléctrico total, dejando la embarcación a la deriva y sin sistemas básicos como baños, aire acondicionado o cocinas. La situación degeneró rápidamente en insalubridad, desabastecimiento y desesperación.
Durante días, pasajeros y tripulantes convivieron con temperaturas asfixiantes, comida escasa y la proliferación de aguas residuales. Las imágenes de personas defecando en bolsas y caminando entre excrementos dieron la vuelta al mundo, y la embarcación fue rebautizada por los medios como 'el crucero de la caca'.
El documental no solo revive los hechos con material de archivo, sino que recoge los testimonios de varios pasajeros que denunciaron las condiciones infrahumanas. Michelle Key, de 48 años, declaró: "Caminé sobre agua, heces y orina, y quién sabe qué más. Nos resbalábamos y deslizábamos por un lodo grasiento, asqueroso y resbaladizo".
Una tormenta de heces, calor y miedo
Jean Cripps, una abuela de 74 años con Parkinson, afirmó entre lágrimas en el estrado judicial: "No sufrí lesiones físicas. Sufrí lesiones mentales. Toda la experiencia nunca termina, se repite una y otra vez. El olor todavía me atormenta". Cripps viajaba con su esposo discapacitado, su hijo y su nieto. Lo que debía ser un regalo familiar terminó convirtiéndose en un episodio traumático.
Por su parte, Fleda Key, de 68 años, testificó: "Había mucha orina y heces, hasta el borde de todos los baños. Reprimí el olor. Tenía miedo, muchísimo miedo, y estaba aterrorizada". Su testimonio da cuenta del abandono y el miedo que marcaron la experiencia colectiva durante aquellos días en altamar.
Tras el desembarco en Mobile (Alabama), las críticas no se hicieron esperar. Investigaciones posteriores revelaron fallos previos en los sistemas del barco e irregularidades en su mantenimiento. La empresa reconoció su responsabilidad a través de su CEO, Gerry Cahill, quien declaró públicamente: "La situación a bordo fue difícil y lamentamos mucho lo sucedido. Claramente fracasamos en este caso".
"Ya no eran vacaciones. Era supervivencia"
Uno de los testimonios que quedaron para la posteridad fue, sin duda, el de Kimberly Townsend, de 54 años, quien entre sollozos señaló que aquello "ya no eran vacaciones, era supervivencia". Huelga decir que Townsend demandó a la compañía junto a otros 30 pasajeros.
El caso del Carnival Triumph no es solo un accidente técnico: es también un símbolo del descuido corporativo, la fragilidad de la seguridad marítima y la exposición mediática de los desastres humanos. Con Fiasco total, Netflix invita a reflexionar sobre los límites del entretenimiento y las consecuencias de un turismo de masas desregulado.
'El crucero de la caca' se ha convertido en leyenda no solo por la brutalidad de los hechos, sino por la profunda huella emocional que dejó en sus pasajeros. La mezcla de horror, negligencia y cobertura viral convirtió el incidente en uno de los fiascos más impactantes de la industria de los cruceros.
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