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A las 9,37 del pasado 15 de junio, la navegación aérea española dio un paso silencioso pero decidido hacia el futuro. En ese momento, el vuelo IB466 con destino Madrid despegó del aeropuerto de Vigo sin el apoyo directo de la torre de control. En un sótano de Peinador, un grupo de controladores tuteló su entrada en pista, rodaje y ascenso a través de un muro de pantallas vinculadas a 14 cámaras fijas de 360 grados y otras cinco móviles. Fue la primera operación dirigida en remoto en España, un hito tan histórico como polémico: PP y BNG se oponen porque consideran que acarrea riesgos innecesarios, el principal sindicato de controladores alerta de la "degradación del servicio" y la plantilla de Alvedro, en A Coruña, teme por sus puestos de trabajo.
Más de 30 aeropuertos europeos operan ya con esta tecnología, que también se comienza a desplegar en países como Australia, Canadá y Estados Unidos. En España, el único precedente se inició en Menorca en 2019, pero fue abortado antes de funcionar en condiciones reales, también entre críticas del sindicato USCA y de distintos partidos políticos. Aunque oficialmente el Gobierno considera que el proyecto menorquín "sigue en estudio", en la actualidad no hay planes para su puesta en marcha.
Frente al caso de Menorca, el de Vigo se activó con éxito, en lo que AENA consideró "un hito tecnológico que marca un antes y un después en el sector". La primera operación se estableció en una franja horaria de dos horas de baja densidad de tráfico, siguiendo los requisitos establecidos por la normativa europea y con la aprobación de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Es un primer avance hacia su implementación total, que se alcanzará de forma paulatina. En esta fase inicial se mantendrá la presencia continua de un controlador en la torre convencional en disposición para recuperar el servicio en todo momento, si fuera necesario, con el objetivo de completar los hitos de validación estipulados por AESA con tráfico real.
La valoración de AENA contrasta con la realizada por el sindicato mayoritario de los controladores aéreos, que alerta de "una grave degradación del servicio" en Peinador y advierte de que la torre remota de Vigo recorta operatividad y pone en riesgo vuelos esenciales. Tras analizar la información técnica disponible, el USCA denuncia que el sistema remoto aplicado presenta "deficiencias en la detección visual de aeronaves de pequeño tamaño y en condiciones meteorológicas específicas". Esta limitación conllevaría "la imposición de restricciones horarias que impedirían la simultaneidad de vuelos visuales e instrumentales", añade.
Esas restricciones impactan directamente, según el sindicato, en un tipo de vuelos esenciales para el aeropuerto de Vigo, como son los de transporte sanitario urgente, vigilancia aduanera, servicios de extinción de incendios o salvamento marítimo, así como los de escuela o vuelos privados. Además, denuncia que las limitaciones operativas derivadas de esta configuración "pueden provocar retrasos en las operaciones regulares, afectando negativamente tanto a las compañías aéreas como a los pasajeros". AENA replicó a la denuncia con el compromiso de que el control en remoto "garantiza toda la operativa habitual del aeropuerto, tanto de vuelos comerciales como de vuelos hospital, de emergencias o de servicio público".
USCA ha trasladado su preocupación a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), AENA, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y el sindicato SEPLA. El sindicato solicita la revisión del proyecto para que cualquier avance tecnológico "garantice, como mínimo, el mismo nivel de servicio actual, siguiendo los estándares que se aplican en países de nuestro entorno" en cuanto a seguridad. "La innovación debe servir para mejorar el servicio, no para degradarlo", subraya el USCA, que avanza su rechazo "a aquellas modificaciones que, disfrazadas de modernización, se aplican sin los estándares mínimos de calidad y seguridad que merecen tanto los profesionales como los ciudadanos".
Pero donde más inquietud ha provocado el inicio de las operaciones en remoto en Vigo es en A Coruña, donde la gestión la realiza la misma empresa privada que lo hace en Peinador y los trabajadores temen el cierre de su torre de control. Es una sospecha avalada por USCA, cuya secretaria de comunicación, Susana Romero, subrayó que para ampliar Alvedro sería necesario derribar la torre física, por lo que no descarta que finalmente la sala virtual de Peinador asuma la coordinación del aeródromo coruñés. El temor es tal que AENA salió al paso de estas afirmaciones con un comunicado en el que niega que las cámaras de la terminal coruñesa estén conectadas a Peinador, e indicó que forman parte del circuito cerrado de seguridad.
La polémica política no se circunscribe a A Coruña, donde el PP ha recriminado a la alcaldesa, la socialista Inés Rey, su "silencio bochornoso" al respecto. También ha llegado al Congreso, con iniciativas de populares y nacionalistas. El grupo parlamentario del PP ha presentado una proposición no de ley para su debate en comisión en la que reclama la paralización "inmediata" de la torre de control remota de Vigo, ante las "dudas que suscita el nuevo sistema de videovigilancia entre los controladores aéreos". El diputado del BNG Néstor Rego, por su parte, también ha presentado una iniciativa en las Cortes para advertir del "riesgo" de la nueva infraestructura, que, según alerta, "pueda centralizar el control de los aeropuertos gallegos, como el de A Coruña", con lo que implicaría "en términos de seguridad y deterioro de las condiciones laborales del personal".
AENA permanece impermeable a la petición de abortar el despliegue de la torre en remoto. Más bien, al contrario, mantiene el escenario de una implementación progresiva que remataría antes de final de año. Está por ver si, a partir de ahí, el futuro de la torre de control directo de Alvedro tendrá su futuro garantizado.
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