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Sacar indirectamente partido de los recortes de Donald Trump. El Gobierno intenta, como otros europeos, que España pueda beneficiarse de la reducción de la financiación impuesta por la Administración republicana a, por ejemplo, programas de investigación científica y más aún a las Naciones Unidas.
Al menos tres agencias de Naciones Unidas están en conversaciones con las autoridades españolas con vistas a trasladar algunos de sus departamentos a España con el propósito de ahorrar instalándolos en ciudades menos caras que Nueva York y Ginebra que figuran entre las más onerosas del mundo, según una fuente diplomática.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con sedes en Nueva York y Ginebra, y la Organización Mundial de la Salud y la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ambas instaladas en la ciudad suiza, han entablado recientemente esos contactos con los ministerios de Asuntos Exteriores y Hacienda.
Si prosperan, las conversaciones desembocarán en los llamados “acuerdos de sede” que otorgan privilegios, sobre todo fiscales, e inmunidades al personal de Naciones Unidas que se mude a España. Hacienda suele ser el principal escollo para cerrar una negociación de estas características porque se resiste a eximir del pago de impuestos a los funcionarios internacionales trasladados.
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Ignacio CembreroLos recortes de Trump, emulados por algunos otros países contribuyentes a Naciones Unidas, han incitado a su secretario general, Antonio Guterres, a poner sobre la mesa el proyecto de reforma UN80 con el pretexto de que en octubre se cumplen 80 años de la fundación de la organización que él encabeza.
El plan persigue, entre sus objetivos, mejorar la eficiencia y abaratar costes mediante la deslocalización de ciertas unidades de la secretaría general, de agencias, fondos y programas así como la automatización de tareas administrativas. Se suprimirá el 20% de los empleos aunque muchos no serán de plantilla fija. “Con la supresión de un puesto de trabajo en Ginebra se costean tres en Bangkok”, subraya un funcionario.
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Ignacio CembreroTambién aspira el proyecto UN80 a impulsar reformas estructurales que conllevarían quizás a la fusión de agencias como, por ejemplo, el Alto Comisionado para los Refugiados y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina.
España respalda a grandes rasgos ese plan con tanta más razón cuanto que tiene cierta experiencia a la ahora de atraer a centros o departamentos de agencias de Naciones Unidas. Madrid acogió la sede a Organización Mundial de Turismo, ahora rebautizada ONU Turismo, a partir de 1975, pero es sobre todo en Valencia donde la organización está más implantada desde hace una década.
En la base de Mislata, en la comarca valenciana de Huerta Sur, operan, por ejemplo, la Oficina de Naciones de Servicios para Proyectos y el Centro Internacional de Cálculos Electrónicos. Ahora se añadirá un departamento de la Oficina de Tecnologías Digitales y Emergentes, dedicado al buen uso de la Inteligencia Artificial. Para animarla a optar por Valencia, el Gobierno anunció en mayo una contribución voluntaria de tres millones de euros.
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Ignacio CembreroAsí atrajo también en 2023, financiando un programa antiterrorista en Mauritania, a una división de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo de Naciones Unidas. El Ministerio de Asuntos Exteriores puso además un piso a su disposición en Madrid para que lo utilizara como despachos y sufraga todos los gastos corrientes.
Naciones Unidas tiene también presencia en otros lugares de España como Bilbao, Málaga y, sobre todo, en Gran Canaria. En Puerto de La Luz el Programa Mundial de Alimentos (PMA) posee una base logística de 6.000 metros cuadrados desde donde envía por avión ayuda humanitaria a 26 países de África.
Además de su tradición de acogida de centros de la ONU y de lo poco oneroso que resulta trabajar en España, el Gobierno deja caer otros dos argumentos para seducir a las agencias de Naciones Unidas. En las encuestas sobre cuál es el país del mundo más agradable para los expatriados, España figura siempre en muy buen lugar. En la encuesta Expat City Ranking de 2024, de la plataforma InterNations, ocupaba un cuarto puesto, pero Valencia, Málaga y Alicante encabezaban la clasificación mundial por ciudades.
España, gran contribuyenteEspaña es, por último, uno de los grandes contribuyentes a Naciones Unidas. Su aportación este año rondará los 120 millones de euros a los que hay que añadir varias contribuciones voluntarias. A diferencia de otras potencias que recortan su financiación, el Gobierno español anunció que, de aquí a 2027, la suya se incrementará en un 25%.
Hay otras naciones que anhelan también captar a esos departamentos de Naciones Unidas que, para abaratar costes, serán probablemente desgajados de sus costosas sedes en Nueva York o Ginebra. Panamá, Ruanda -quizás el país más seguro de África subsahariana- y Qatar han mostrado su interés.
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Ignacio Cembrero"¿Qué criterios guiarán las reubicaciones?”, se preguntaba en el diario Te Temps de Ginebra la periodista suizo-peruana Isabel Saco. “Qatar, una monarquía autoritaria que apoya a uno de los bandos en la guerra de Sudán, quiere oficinas de la ONU”, recordaba. “¿Está dispuesta la ONU a cambiar sus valores por unos pocos millones de ahorro?", se preguntaba al concluir.
La deslocalización de departamentos de Naciones Unidas no es el único ámbito en el que el Gobierno lucha por sacar partido a las políticas de Trump. A finales de marzo diez países europeos, entre ellos España, instaron por carta a la Unión Europea a poner en marcha medidas urgentes para atraer a científicos afincados en EE. UU. y perjudicados por las restricciones a la investigación impuestos por la Administración republicana.
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