:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3c6%2Fc98%2Fa6e%2F3c6c98a6eb7a78f8c4431d92304dcd1f.jpg)
Un trasiego de operarios circula por el local, todavía en plena reforma, que Juan está rehabilitando para el negocio de peluquería y estética que regenta su mujer. Si todo va bien, abrirá sus puertas al público antes de acabar esta semana. Pero no lo hará en el mismo espacio de Paiporta en el que estaba antes de ser arrasado por la dana del 29 de octubre. No hubo acuerdo con su antiguo casero. La pareja ha juntado los recursos recibidos del Consorcio de Seguros por el material de su antiguo comercio, las ayudas públicas recibidas y las que otorgó el dueño de Mercadona, Juan Roig, y, junto a sus ahorros, ha optado por comprar y acondicionar otro local que fue castigado por la riada. "Queremos abrir la semana que viene, en cuanto terminen de ponernos el cristal este", dice mientras señala a los operarios que manejan el panel de vidrio que servirá de escaparate. "Está todo pintado. Falta rematar, todos los muebles y lavacabezas están ya dentro", relata Juan. Cuatro trabajadoras esperan en ERTE para volver a la faena.
Este martes se cumplen seis meses de la fatídica riada que acabó con la vida de 228 personas en Valencia y el aniversario ha estado marcado por el apagón que este lunes dejó sin luz a toda España. Por motivos de seguridad y a causa del nivel 2 del Plan Territorial de Emergencias decretado por la Generalitat, la Delegación del Gobierno prohibió las manifestaciones previstas, pero más allá de la pugna política, los vecinos de la zona cero siguen luchando por recuperar el pulso.
Como otros muchos comerciantes de Paiporta, Juan y su mujer han tenido que reinventarse en estos meses. La población de l’Horta Sud presenta un aspecto muy distinto al del paisaje de barro y destrozo de las primeras semanas (y meses) tras la dana. Las calles ya enseñan el asfalto. Los trabajadores de las contratas muevan las máquinas, enfundados en sus chalecos de verde fluorescente, para intentar abrir por fin antes de verano (junio es la previsión) el apeadero de Metrovalencia y el puente ferroviario que cruzaba el barranco del Poyo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3c6%2Fc98%2Fa6e%2F3c6c98a6eb7a78f8c4431d92304dcd1f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3c6%2Fc98%2Fa6e%2F3c6c98a6eb7a78f8c4431d92304dcd1f.jpg)
La asimetría marca la recuperación. Lo nuevo convive con la ruina. Lo que más llama la atención es que las montañas de coches destrozados y embarrados han desaparecido. Las antiguas campas están ahora vacías u ocupadas por vehículos en uso, muchos de ellos con sus matrículas nuevas que apuran las letras finales del abecedario encabezadas por una M. En las pedanías de Valencia afectadas por la barranca, La Torre, Castellar-l’Oliveral y El Forn d’Alcedo, el Ayuntamiento ha dado por finalizado el plan de retirada de coches y las 25 campas pequeñas han sido clausuradas. Se han llevado al desguace 3.500 vehículos. Es sola una pequeña parte de los más de 120.000 vehículos declarados siniestro total por la dana.
Sea porque han recibido la compensación que correspondía del Consorcio de Seguros (ha desembolsado ya más de 2.770 millones para todo tipo de pólizas) y ayudas directas como la que otorgaba la Generalitat o porque han tirado de ahorros, los coches de estreno o seminuevos se multiplican por las calles. Solo en el primer trimestre de año, las matriculaciones de automóviles crecieron un 175% en a provincia de Valencia, con respecto al mismo periodo del 2024. El aumento ha sido del 234% en vehículos particulares, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3fd%2F337%2F03b%2F3fd33703b8c76eb454190c5b933d5d0f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3fd%2F337%2F03b%2F3fd33703b8c76eb454190c5b933d5d0f.jpg)
Son muchos los bajos que siguen tapiados o precintados, pero el contraste es grande con los comercios que han reabierto, porque lucen todos una imagen de estreno, de fachadas renovadas y tabiques con el enlucido todavía fresco y reluciente. Como un experimento de "destrucción creativa" para confirmar las tesis de Joseph Schumpeter, el economista que veía en el declive de sectores industriales o económicos la oportunidad de innovar y encontrar nuevas oportunidades, algunos de los afectados de la dana buscan la nueva normalidad reorientando sus negocios o abordando nuevos proyectos.
"Desde la dana hasta hoy he vendido más locales que en un año y medio anterior. Mucha gente que estaba alquilada, ha comprado para reformar", dice Jesús. Su inmobiliaria, Nova Paiporta, quedó anegada por el agua. Todavía la semana pasada andaban operarios instalando los luminosos de la fachada, de un local ya recuperado, en gran parte gracias a las ayudas del Ministerio de Hacienda y la Administración autonómica. Jesús explica, al contrario de lo que podría suponerse en un entorno inicial de importante degradación, que los precios no han bajado. Ni de los locales comerciales, ni de las viviendas. "Nos está faltando producto", dice este profesional, con muchos años de experiencia en el mercado inmobiliario de la ciudad.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F499%2F994%2F615%2F4999946158413d6efa14d092c9499955.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F499%2F994%2F615%2F4999946158413d6efa14d092c9499955.jpg)
Otros afectados están satisfechos por haber sido capaces de recuperar su actividad anterior sin muchos más cambios. Vicente, que regenta un pequeño taller de electricidad del automóvil en una de las calles adyacentes al barranco del Poyo, ha reabierto tras muchas semanas de trabajo de reparación de su negocio. "Mira, me queda esa pared que arreglar y los trastos que hay ahí. Lo demás yo me lo voy haciendo, entre semana voy trabajando y los fines de semana a limpiar, a pintar, a ordenar, a clasificar".
Tras la riada no las tenía todas consigo. Incluso pensó en anticipar la jubilación, agotado por el golpe emocional. Lo relataba a El Confidencial hace varios meses mientras limpiaba barro con la Kärcher y hacía balance: dos coches perdidos, máquinas de trabajo recién compradas y todavía sin pagar completamente inservibles… "Luego he echado cuentas y no puedo jubilarme. Soy un autónomo y me quedan seis añitos. "El Consorcio me ha pagado un poco, pero yo no llegaba para cubrir todo. He sacado un dinero por mi cuenta y a tirar para adelante. No me queda otra". Su temor es que con la gran renovación de coches que ha habido su pequeño taller, dedicado a arreglar vehículos usados más antiguos, pierda clientes y baje la faena. "Me lo estoy temiendo para el año que viene. El coche nuevo, primero, que no se estropea, y segundo, que tiene una garantía y va al servicio oficial a reparar, claro".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3b0%2Fc89%2F52e%2F3b0c8952ede5f21054fd19d0e5b23ea2.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F3b0%2Fc89%2F52e%2F3b0c8952ede5f21054fd19d0e5b23ea2.jpg)
Vicente relata caso de conocidos, no la mayoría, que con las ayudas reunidas han podido incluso mejorar su situación anterior. "Puedo decir que conozco gente que hasta han ganado. Gente que tenían una casa vieja de sus padres, digamos, cerrada y sin muebles, como aquel que dice, y han cobrado". Hay casos opuestos. Maribel, que regenta una cafetería en la zona norte de Paiporta, cuenta que su hija, que explotaba otro bar en Paiporta, apenas ha visto un euro, y en su caso "mucho lo hemos hecho nosotros". Los negocios que tenían seguros muy básicos, infraseguros, son los que más han sufrido, cuando no directamente desaparecido.
El pequeño comercio fue el más castigado por la riada. Según un informe de balance del primer semestre tras la dana elaborado por la Cámara de Comercio de Valencia, cerca del 40% de los comercios minoristas se mantienen aún inactivos. "Su reducido tamaño (en mucho de los casos autónomos), la elevada inversión para la reparación de local y reposición de inventarios, y la falta de liquidez son los principales factores que explican este elevado porcentaje". En torno al 30% de los locales dedicados a ocio y hostelería no han reabierto, así como el 22% de las actividades consideradas de primera necesidad (peluquerías, sanidad, educación, etc.).
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F557%2Fed7%2Fb94%2F557ed7b94d9a2099b9f42e86e4d4aaf1.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F557%2Fed7%2Fb94%2F557ed7b94d9a2099b9f42e86e4d4aaf1.jpg)
Los testimonios recogidos a pie de calle por El Confidencial relatan lo costoso que está siendo para muchos afectados encontrar a los profesionales necesarios para rehabilitar sus negocios. El sector de la construcción (junto con la industria de materiales de construcción) es el que más impulso tiene gracias a las acciones e inversiones requeridas para la recuperación del capital perdido. Pero la mayor demanda de trabajos también genera estrés en la oferta de profesionales.
El empuje de la inversión pública influye en ese rebrote del sector de las obras y la construcción. La Generalitat de Carlos Mazón y Ministerio de Transportes han publicado contratos de emergencias por varios cientos de millones de euros. El departamento que dirige Óscar Puente estima en alrededor de 400 millones de euros los compromisos en obras, la mayor parte en carreteras (120 millones) y ferrocarriles (200 millones). Pero queda mucho por hacer. No solo en obra civil. Hay viviendas, sótanos y garajes privados en estado ruinoso. Decenas de familias siguen sin poder usar ascensores para subir a sus hogares.
El plan de recuperación en el que trabaja el vicepresidente segundo de la Administración autonómica, Francisco José Gan Pampols, todavía no ha visto la luz. Ha encargado a PwC asesoramiento por dos millones de euros. Mientras, tanto, Gobierno central y autonómico van haciendo camino. Cada uno por su cuenta. Sigue habiendo mucha incomunicación y ausencia de coordinación institucional. PSOE y PP compiten en desgaste y en tratar de apuntarse tantos de gestión.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffb6%2Fa70%2Fbe9%2Ffb6a70be9897ee44aa0e59f8b436e072.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffb6%2Fa70%2Fbe9%2Ffb6a70be9897ee44aa0e59f8b436e072.jpg)
Los 78 ayuntamientos afectados por las inundaciones han recibido 1.758 millones de euros de ayudas de las administraciones públicas para llevar a cabo las reparaciones de sus infraestructuras y edificios civiles. El Gobierno que preside el socialista Pedro Sánchez, que ha asumido el 100% de la factura de los equipamientos municipales, ha transferido ya a las arcas locales más de 1.400 millones de los 1.745 previstos para cubrir los daños. El problema para las administraciones locales es la gestión de estos trabajos, que sobrepasa su capacidad administrativa. Fuentes del Ministerio de Política Territorial señalan que esta semana se publicará en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el acuerdo marco con la empresa estatal Tragsa para aquellos ayuntamientos que quieran recibir apoyo en la elaboración de memorias y proyectos.
"Algunos ya han anticipado esos encargos. Ha habido reuniones con los ayuntamientos", señalan desde del departamento de Ángel Víctor Torres. Paiporta se está apoyando en Tragsa para elaborar una decena de proyectos de recuperación. Es visible la cicatriz del barranco del Poyo, en fase de acondicionamiento, cruzando el casco urbano, con las máquinas trabajando por encargo de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Pero instalaciones públicas como el auditorio municipal, la biblioteca o el polideportivo siguen cerrados y acordonados, a la espera de su turno. Son equipamientos que los ciudadanos de estas poblaciones todavía no pueden disfrutar. Todavía tardarán en hacerlo. "El inicio y desarrollo de estas inversiones se alargará como mínimo durante los próximos 18 meses, dada la complejidad que supone la gestión de muchos de estos proyectos", señalan desde la Cámara de Comercio de Valencia.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1d8%2Fcd8%2Fdbb%2F1d8cd8dbbfa729156be4d8bfbcd40a97.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1d8%2Fcd8%2Fdbb%2F1d8cd8dbbfa729156be4d8bfbcd40a97.jpg)
El mismo informe cameral apunta a una recuperación de la actividad industrial en la zona cero de la dana desde diciembre, aunque toda sin alcanzar los niveles previos a la riada. "Los datos de consumo eléctrico industrial del primer trimestre de 2025 ponen de manifiesto las dificultades de la industria valenciana en el proceso de recuperación de la actividad, tanto en la zona cero como en el resto de la provincia de Valencia, al retroceder el consumo energético un 7% en ambas zonas". Pero, como en todo este proceso de regreso a la normalidad, la reactivación va por barrios. "Las empresas situadas en los polígonos industriales de Albal, Alfafar, Algemesí y Sedaví son las que registran una mayor lentitud en la recuperación. Parte del menor consumo eléctrico también se debe al cierre de empresas. Por el contrario, la actividad en polígonos tan importantes como Ribarroja, Algemesí o Catarroja muestran una sensible recuperación, con consumos energéticos similares a los de un año antes".
Queda mucho por reconstruir. Pero la zona afectada muestra otra cara. Lo que quedará para muchos lustros es la cicatriz emocional. Esa va todavía para largo. La tragedia no se olvida.