
Tanto Cáceres como Badajoz superan ampliamente el máximo nivel de alerta por polen de olivos y gramíneas.
Con la llegada de la primavera, los síntomas más molestos como los estornudos constantes, los ojos irritados o los pañuelos en mano se han vuelto parte del día a día de muchos ciudadanos. Cerca de 12 millones de españoles (entre un 25% y un 30% de la población) sufren en estas semanas los efectos de las alergias estacionales en su máxima intensidad.
Este año, el invierno más templado de lo habitual y las persistentes lluvias han creado un entorno especialmente favorable para el aumento de los niveles de polen. Según advierte la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), entre los tipos de pólenes más problemáticos destacan las gramíneas, los olivos, la parietaria, las cupresáceas, el abedul y la artemisa. Las gramíneas son las más comunes; se encuentran en campos abiertos, bordes de caminos y zonas verdes, especialmente en áreas rurales o no urbanizadas.
La diversidad paisajística y climática de España provoca diferencias geográficas notables en la intensidad de estas alergias. Extremadura, por ejemplo, figura entre las regiones más afectadas, sobre todo por la alta presencia de olivos y gramíneas. Ambos tipos de polen están estrechamente vinculados a síntomas como la rinoconjuntivitis o el asma, que tienden a agravarse en estas fechas.
Provincias más afectadas en Extremadura
Para evaluar el riesgo diario, la SEAIC establece tres niveles de alerta en función de la concentración de polen en el aire. En el caso de las gramíneas, se considera nivel rojo (muy alto) cuando se superan los 50 granos por metro cúbico, naranja (moderado) entre 10 y 50, y verde (nivel bajo) por debajo de los 10. En cuanto al polen de olivo, la alerta máxima se activa a partir de los 200 granos por metro cúbico, mientras que entre 100 y 200 se clasifica como riesgo medio y por debajo de esa cifra, el nivel se considera bajo.
Los niveles en Extremadura, en el caso del polen de los olivos, son muy altos. Actualmente se encuentran en nivel rojo debido a una concentración en el aire de 902 granos/m3 en Badajoz y 532 en Cáceres. Las gramíneas, por su parte, no se quedan atrás: en Badajoz ascienden a los 717 y en Cáceres a 746.