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El crecimiento del comercio electrónico ha colocado al sector del transporte y la logística como líder de la creación de empleo en España. Los perfiles más demandados son empaquetadores, carretilleros, mozos de almacén y transportistas, pero estos últimos no se sienten atraídos por las condiciones de trabajo que se les ofrece. Muchos no tienen contratos y deben trabajar largas jornadas para reunir un salario mínimo. Los empleadores no pueden ofrecer mucho más, algunos cobran 10 céntimos por paquete.
El interés de los empleados cambia cuando pueden obtener más garantías. Mientras 84.000 personas opositaron en 2023 para las 7.757 plazas que ofrecía Correos, empresas privadas del sector tienen serias dificultades para encontrar personal durante los picos de demanda. La paradoja crece si tenemos en cuenta que Correos encaja cientos de millones de euros en pérdidas cada año, y empresas privadas como Seur baten récords en ingresos.
Lo anterior demuestra que el crecimiento económico de una o varias empresas similares, no siempre se traduce en estabilidad para sus trabajadores, mucho menos en creación de empleo. En el mundo de la paquetería, el principal obstáculo para ofrecer puestos más duraderos es la estacionalidad del sector. La legislación laboral permite a las empresas hacer contratos temporales o a tiempo parcial, pero el problema es que “con eso poca gente puede vivir, menos ganando el SMI”, señalan desde la empresa de recursos humanos Adecco. “Es difícil combinar las necesidades del trabajador con las de estas empresas”.
En enero de 2025, la encargada de una oficina de paquetería del barrio madrileño de Chamberí dijo a este diario: “Ya ni sé cuánto tiempo llevo buscando personal. La gente no quiere currar en este sector porque son muchas horas y es un trabajo físico”. Ahora, como baja abruptamente el volumen de trabajo, no necesita a nadie, pero sí para el Día del Padre, cuando vuelven a aumentar sus operaciones.
“No todo el mundo vale para ser repartidor”
La plantilla fija de la mencionada oficina es de seis personas, contando a la encargada que prefiere mantener el anonimato. Ella y un chico atienden el teléfono mientras intentan dejar un hueco entre el escritorio y la entrada para poder moverse, porque los paquetes los sobrepasan y ya no tienen dónde ponerlos. “Todas las oficinas estamos igual, porque el consumidor final prefiere no pagar el envío de lo que compra online”, explica la responsable que lleva 25 años en el sector. “Hay que mejorar las condiciones del reparto de última milla. Al haber tres partes en un envío, la empresa logística grande, el cliente y el repartidor, alguna de las tres pierde. Y casi siempre pierde el repartidor. A veces yo no me gano ni un euro en un pedido. A mí me pagan 10 céntimos por cada paquete de Vinted y Wallapop”.
Los otros cuatro empleados son repartidores que ganan 1 euro por cada una de las 110 entregas diarias que realizan de lunes a viernes. De ese dinero tienen que pagar el combustible y los arreglos de sus vehículos. Unos reciben un pequeño pago fijo y otros solo ganan por los paquetes, pero a ninguno les alcanza y utilizan aplicaciones de reparto para hacer un extra los fines de semana.
"Tienes que tener mucha cara y ser muy vivo para repartir, porque te tienes que meter en sitios en los que entras o entras"
Entregando un paquete cada diez minutos, seis por hora, estos repartidores serían capaces de completar 48 entregas en una jornada promedio. Para superar el centenar de envíos deben “mover el culo”, enfatiza su jefa, antes de aclarar que no todos valen para ese trabajo: “Necesito a personas que tengan luces. Repartir no solamente es coger el paquete y entregarlo, es mucho más. Hay que saber, por ejemplo, que los portales con números pares están en un lado de la calle y en el otro van los impares. Los repartidores tienen que saber organizarse una ruta, algo no tan sencillo. Tienes que tener mucha cara y ser muy vivo para repartir, porque te tienes que meter en sitios en los que entras o entras”.
Diego Buenestado, secretario estatal de Carreteras, Urbanos y Logística de la UGT, señala que la gente no quiere trabajar en este sector por las condiciones laborales que tiene: “Como les pagan por entrega, para sacar un salario más o menos decente tienen que entregar un montón de paquetes en jornadas de 11 o 12 horas. Sé también que los contratos son bajos y muchos incluso trabajan sin estar dados de alta. Se trata de falsos autónomos en algunos casos, porque trabajan única y exclusivamente para una empresa”.
Consecuencias: "Tiene que ser todo en negro"
Esta situación provoca que muchos trabajen de forma ilegal y cubran la demanda del sector sin tributar o cumplir normas mínimas. Un repartidor de Talavera de la Reina describe bajo condición de anonimato cómo se mueve el gremio allí: “Yo lo mismo reparto flores que carne o comida elaborada, transporto lo que salga. Algunos negocios y plataformas me pagan con facturas, pero también tengo mis clientes en negro. Así le doy trabajo a 15 personas en distintas cosas. A veces una frutería me pide, por ejemplo, que le envíe a mis chicos para recibir los palets de mercancía”.
Todo lo que generan esos 15 repartidores es para ellos, afirma este repartidor senior. Su beneficio es “generar volumen de trabajo y más reputación con las empresas”. Tiene la intención de lanzar en el futuro una aplicación propia de mensajería para “darle un vuelco al sector” y que los repartidores sean mejor pagados. “Ya tengo todo el estudio hecho, soy ingeniero informático”, afirma esperanzado.
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Con más de 50 años y cinco dedicados al reparto, este hombre asegura que la paquetería es lo que menos da. Reconoce que la mayoría de los repartidores trabajan todo el día sin horarios para cumplir con una cantidad de paquetes a entregar. “A pesar de ser un mercado emergente, es imposible encontrar gente para trabajar con todos los papeles en regla, porque no dan los costos. Tiene que ser todo en negro”, detalla.
Quienes entran a este gremio suelen ser personas con grandes necesidades de empleo. Beatriz Díaz, directora del área logística de Adecco, señala que predominan los jóvenes que buscan su primer empleo, las mujeres con cargas familiares que necesitan aportar al hogar, los mayores de 55 años y los inmigrantes. “Estos últimos, como tienen menos oportunidades y aquí hay tanto trabajo, acceden muchísimo a esos puestos”, precisa.
“Es necesario cortar esto, porque son personas muy vulnerables de las que se están aprovechando”
Desde agosto de 2021 entró en vigor la Ley Rider para evitar que algunas empresas de este gremio trabajaran con falsos autónomos. Casi cuatro años después, todavía grandes compañías como Glovo se resisten a acatar todas las regulaciones impuestas. Si a esto sumamos que el delivery es una de las pocas opciones laborales para los miles de migrantes irregulares que han llegado a este país en los últimos años, llegamos a lo que muchos hemos vivido como una tormenta perfecta.
El administrador de un grupo de WhatsApp que brinda asesoría voluntaria a cientos de repartidores en Madrid, asegura a este diario que ha visto cómo muchos son estafados y explotados sin ningún tipo de consecuencia, siendo “gente muy pobre y sin papeles” generalmente. “Es necesario cortar esto, porque son personas muy vulnerables de las que se están aprovechando”, insiste.
Hay casos que pueden llegar a ser extremos, como el de Alexander, un venezolano de 48 años que repartió 736 paquetes en dos días junto a su hijo de 21 años, pero nunca recibió el pago correspondiente. Ocurrió hace cinco meses, cuando conoció a un señor que le prometió 1,50 euros por cada paquete que entregara. Él en una furgoneta y su hijo en un patinete eléctrico, completaron el desafío trabajando durante 14 horas ininterrumpidas cada jornada. “Sería tremendo lo que pudiera hacer ahora con esos 1.130 euros que jamás me pagaron”, lamenta el inmigrante que decidió no denunciar, porque no tenía permiso de trabajo cuando fue estafado.
Qué se puede hacer, si la ganancia es de céntimos
Cuando se acercan las temporadas altas del sector de la paquetería, en diciembre o con las rebajas de verano, muchas empresas dan bandazos para encontrar el personal extra que necesitan. Algunas irrumpen en el mercado ofreciendo mejores salarios para llamar la atención, pero otras como GLS apuestan por la preparación a largo plazo.
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Esta compañía de origen alemán lucha por agrandar su cuota de mercado en España. Hace pocos años construyó a las afueras de Madrid un centro logístico con capacidad para procesar más de un millón de paquetes diarios. Se trata de un sitio gigante que depende de 300 trabajadores durante 20 horas al día. Esa mano de obra suele crecer un 30% en temporada alta, y desde ahora se cierran acuerdos con los transportistas extras necesarios para diciembre.
“Nuestros perfiles más demandados son los de preparadores de pedidos, movedores de mercancía, operadores de atención al cliente e ingenieros industriales”, detalla Juan Sandes, director de Operaciones de la empresa. “Con los conductores también han existido dificultades en los últimos años. Puede ser que el tema salarial sea la causa de los problemas con la mano de obra. Lamentablemente, este negocio tiene un margen de ganancia de céntimos. Estaríamos todos encantados de poder pagar más a esa parte del eslabón, pero para eso los precios de venta de nuestros servicios deberían ser otros”.
"Las empresas mantienen a muchos empleados como falsos autónomos y los contratos que hacen son de bajo perfil"
Desde la UGT señalan que los empresarios se quejan por la competencia que tienen, sobre todo de empresas como Amazon, AliExpress o Temu, que los obligan a ofrecer servicios con precios muy bajos. Como el único factor determinante que les permite enfrentarse a esa competencia es el salario, porque el combustible y los coches les cuestan a todos lo mismo, algunos empresarios mantienen a muchos empleados como falsos autónomos y los contratos que hacen son de bajo perfil. Sin embargo, pocos trabajadores denuncian por miedo a perder el puesto.
Buenestado, quien monitorea desde la UGT los problemas del sector en toda España, explica: “Nosotros hemos recibido quejas de un montón de empresas, como Seur, CTT, Nacex o GLS, por aplicar los convenios salariales con unas condiciones leoninas. GLS suele cumplir el convenio establecido para el sector, pero luego tiene otro a nivel de empresa que mantiene muy presionados a los trabajadores, según nos han contado los delegados que tenemos allí”.
Para paliar un poco la precariedad existente, la directora logística de Adecco recomienda hacer atractivos los puestos mejorando otras condiciones laborales, además de las salariales. En el caso de los repartidores, Díaz insiste en mantener sus rutas y turnos de trabajo estables, porque los cambios constantes “les afectan muchísimo para la organización familiar y la conciliación”.
Díaz señala que la estacionalidad representa el gran enemigo a vencer, porque todas las empresas tienen las mismas necesidades en los mismos periodos de tiempo, "entonces hay mucha concentración de la oferta de empleo". Además, concluye, "hay una concentración geográfica de las ofertas, porque el empleo en el sector de logística ha creado unos grandes núcleos de empleo alrededor de Barcelona, Madrid y otras grandes ciudades como Valencia, Zaragoza o Sevilla".
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