La coca es más rentable que nunca… y la culpa es de los clanes albaneses

La coca es más rentable que nunca… y la culpa es de los clanes albaneses

9 de febrero de 2025. La Guardia Civil informa de la incautación de 1.580 kilos de cocaína en el municipio onubense de Sanlúcar de Guadiana.

Un día antes, el 8 de febrero, trascendía el arresto en Oviedo de cinco personas a las que se les intervinieron 486 kilos de la misma droga que era transportada en una embarcación que estaba zozobrando.

Esa misma semana, el día 5 de febrero, la Policía Nacional informaba de la aprehensión de 124 paquetes de coca que iban a ser transportados en un vehículo hacia una nave de un polígono de la capital malagueña reconvertida en guardería.

El 29 de enero se conoció el desmantelamiento de una red que introducía cocaína procedente de Ecuador a través del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

El 30 de diciembre de 2024 trascendió una de las operaciones más destacadas. 7.000 kilos eran introducidos con gomas a través del Guadalquivir eran hallados en una finca de Coria del Río (Sevilla). Tres personas fueron detenidas.

Y así, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, hasta el premio gordo que saltó el 6 de noviembre del pasado año. El gran alijo de cocaína de los últimos años. 13,062 toneladas descubiertas dentro de un cargamento de bananas e interceptado en el puerto de Algeciras. La mayor intervención de esta droga realizada en España.

Esta es sólo una muestra de las últimas operaciones contra el tráfico de cocaína desarrolladas en el país. La prueba de que este negocio criminal penetra una y otra vez nuestras fronteras a pesar de los esfuerzos de las unidades antidrogas y la justicia. Una cotidianidad que evidencia la dimensión de un problema crónico, pero que en los últimos tiempos se ha disparado. ¿Por qué? Los expertos en la lucha contra el narcotráfico lo tiene claro: la estrategia de inundar el mercado puesta en marcha por los clanes albaneses que están operando desde los centros de producción de Sudamérica.

Daniel Arjona

Fuentes consultadas por El Confidencial explicaron que las redes de Albania son actualmente las principales suministradoras de cocaína a Europa. Por precio y cantidad. Su máxima es ‘bombardear’ con constantes envíos "a un precio jamás visto". "El kilo sin cortar se está vendiendo a 18.000 ó 19.000 euros", cuando "23.000, 24.000…" ya se consideraba bajo.

Detrás de esta considerable rebaja se halla un concepto de negocio basado en la creación de estructuras e introducción en las vías de distribución en Sudamérica —Ecuador, Brasil, Colombia...—. Esto les permite controlar más fases del negocio y eliminar intermediarios que reducen los beneficios y condicionan la toma de decisiones para intentar dominar las cadenas de suministro.

La independencia que están logrando les permite desplegar una estrategia comercial muy agresiva. Ellos cuentan con que se pueden producir incautaciones de alijos, es un riesgo latente, pero para compensar esta posible pérdida percuten con los envíos. "Envían diez alijos, y si ocho consiguen pasar, pues el negocio ha sido redondo", comentan las fuentes consultadas, que añaden que optan por los contenedores marítimos como principal forma para introducir la droga.

"No hemos cogido tanta cocaína como en los dos últimos años", comenta un agente antidroga que opera en el litoral andaluz

El método recurrente es el gancho ciego, pero para que sea efectivo, lo mejor es corromper a personal de los recintos portuarios españoles a los que llega el alijo oculto entre alguna mercancía legal. Se comprobó recientemente en Málaga, donde cuatro estibadores del puerto fueron detenidos por rescatar partidas de cocaína que, en ocasiones, iban ocultas en torpedos adosados a buques portacontenedores. Y en Valencia, tercer puerto de Europa en entrada de cocaína, tras Rotterdam (Países Bajos) y Amberes (Bélgica), son habituales las aprehensiones de esta sustancia. Las dos últimas, que trascendieron con pocos días de diferencia, sumaban 634 kilos.

Utilizar la vía de entrada portuaria, entre otras cosas, descarta los narcoveleros y elimina de la ecuación a los patrones —búlgaros, prioritariamente— y el resto de la tripulación. Menos intermediarios en el transporte, menos trozos de la tarta a repartir.

Tentáculos en el Estrecho

Esta disponibilidad constante de mercancía hace que muchos otros grupos organizados acudan a los clanes albaneses para proveerse. Es lo que supuestamente hicieron algunos miembros de Los Romualdos. Este clan familiar asentado en la barriada malagueña de La Palmilla siempre ha estado vinculado al menudeo, pero de la mano de Alejandro O.G., apodado El bizco o Milhouse, había evolucionado para comenzar a traficar al por mayor. La última investigación en torno a este grupo se saldó con la aprehensión de 134 kilos de cocaína a una gente que tradicionalmente ha vendido gramos y de la que hay indicios de que estaba moviendo entre 50 y 100 kilos semanales.

Pablo D. Almoguera. Málaga

Esta evolución hubiese sido imposible sin el apoyo de las redes albanesas que, sospechan los responsables del caso, eran las que mantenían abierto un canal de suministro fraguado a través de contactos en el Campo de Gibraltar. "No hemos cogido tanta cocaína como en los dos últimos años", comenta un agente antidroga que opera en el litoral andaluz, que responde sin ambages cuando se le pregunta por qué: "Los albaneses". Su clave, añade, es que "están copando las estructuras" de un negocio que es muy lucrativo.

Aunque la ley de la oferta y la demanda determina que desbordar el mercado con tanto producto implicaría una bajada de precio, esta saturación está resultando rentable para todas las partes. Desde los clanes de Albania, que monopolizan el suministro, hasta los puntos a los que acuden los consumidores. Y la explicación está en que el precio de venta se ha mantenido inmóvil. Mientras el de compra de la mercancía se ha reducido, con ese suelo de 18.000 euros, el gramo —cortado— sigue costando sus clásicos 60 euros. El beneficio es mayor. Incluso para los proveedores, que están moviendo más coca que nunca.

"En el negocio de la cocaína sólo hay una cosa clara: lo único que no baja, es el precio que paga el que la esnifa. Siempre es el mismo, nunca cambia. Como Jordi Hurtado".



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