El Gobierno, quieto ante la guerra en el PNV: "No afectará a las relaciones "

El Gobierno, quieto ante la guerra en el PNV:

Primero congreso en Junts, después en ERC y ahora, sorpresa, en el PNV. La guerra abierta entre Andoni Ortuzar y Aitor Esteban ha pillado al Gobierno tan desprevenido como al resto de actores de la política nacional. No provoca inquietud porque la interlocución con los dos es más que fluida pero la votación para escoger al jefe del Euzkadi Buru Batzar supone una nueva complicación en los intentos de estabilizar la mayoría parlamentaria.

Este lunes se confirmará si tanto el actual líder vasco como el portavoz del Congreso culminan la segunda vuelta, que terminará el 30 de marzo, cuando habrá presidente reelegido o nuevo presidente. En la Moncloa esperan, están "seguros" de que este proceso interno "no afectará a las relaciones con el PNV". En estas semanas tanto Ortuzar como Esteban conservan intactas sus tareas, sus competencias y sus obligaciones, subrayan fuentes de la formación. Lo que sucede es que ha sido una costumbre del Ejecutivo respetar los congresos de sus socios y no plantear negociaciones importantes en ese momento.

Fue lo que se hizo con Junts y ERC. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia a finales de septiembre en Nueva York, donde se encontraba por la celebración de la asamblea general de la ONU, justificó en estos dos cónclaves el retraso en la presentación de los presupuestos. "Nosotros evidentemente tendremos que esperar, no al congreso sino a los congresos de los socios parlamentarios que tenemos", reconoció.

La situación ahora es más difusa que entonces. El PSOE ha atravesado una profunda crisis con Carles Puigdemont, que todavía no está resuelta. Aunque se ha podido aprobar un nuevo decreto ley para salvar la revalorización de las pensiones y las ayudas al transporte, sigue pendiente otro decreto ómnibus con las medidas económicas y continúan abiertas las conversaciones con Junts sobre el traspaso de la gestión de la inmigración.

Javier Caraballo

Esta maraña de asuntos abiertos deja en el aire la presentación de los presupuestos de este año, que el propio Gobierno ve complicada aunque todavía no renuncia a ello. La Moncloa no ha puesto públicamente plazos pero no tendría sentido que se enviaran al Congreso más allá de abril. Las posibilidades de que eso pase se despejarán en las próximas semanas, en función de que solucionen o no todos los escollos.

El nuevo decreto económico, donde figuran las entregas a cuenta a las comunidades, está vinculado también con los objetivos de déficit, que los posconvergentes tumbaron para obligar al Gobierno a negociar un reparto más beneficioso para las autonomías. Y, a la vez, esta senda de estabilidad es inseparable de los presupuestos, hasta el punto de que el Consejo de Ministros no la aprobará hasta tener garantías de que tiene votos para sacar adelante las cuentas de este año, según fuentes gubernamentales.

José Antonio Zarzalejos

Y todo está ligado con la negociación con Junts del traspaso de las competencias de inmigración y la proposición de ley para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. No es casualidad que el Ejecutivo use la expresión "partido a partido". Por ahora no hay acuerdo en inmigración porque exigen que los mossos gestionen el control de fronteras sin formar parte de equipos conjuntos con Policía y Guardia Civil, que la Generalitat pueda expedir los NIE (Número de Indentidad de Extranerjo) y tener la capacidad de emitir expedientes de expulsión o autorizar las estancias de larga duración.

Estas conversaciones se arrastran desde hace meses, pero el propio Gobierno se ha puesto la soga al cuello al aceptar la tramitación de la cuestión de confianza cuyo debate se celebrará el 25 de febrero o el 11 de marzo. El secretario general de Junts, Jordi Turull, aseguró ayer en TVE que le pedirán elecciones anticipadas si pierde esa votación. Algo que sólo sucederá si su partido se posiciona junto a PP y Vox. Mientras tanto, es otro mecanismo de presión para que el Ejecutivo cierre las carpetas pendientes.

En este mapa convulso se produce la batalla en el PNV. La comunicación de Andoni Ortuzar y Aitor Esteban con el Gobierno es excelente. El primero, directamente con el presidente, el segundo, con todos los ministros pero sobre todo con María Jesús Montero y Félix Bolaños. Siga Ortuzar o gane Esteban no supondrá un cambio en la conexión con el Ejecutivo. "Ellos tienen clara la relación que tienen con el PSOE, sea quien sea", señalan en Ferraz. Pero uno de los socios más fiables del Ejecutivo queda fuera de juego en unas semanas que son clave. Y, aunque sólo sea por respeto a las formas, habrá que esperar al 30 de marzo antes de meterse a fondo con la negociación de los presupuestos. Si es que al final hay presupuestos.



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