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Hace casi un año que 36 inmigrantes africanos cruzaron la frontera entre España y Francia por el Puente de Santiago de Irún (Guipúzcoa). Ocurrió el 14 de marzo en mitad de la Korrika, la carrera reivindicativa en defensa del euskera. Camuflados entre los corredores, los inmigrantes consiguieron llegar al país vecino sin mayores complicaciones. Las asociaciones convocantes defendieron la actuación como un acto de protesta contra las "estrictas" políticas migratorias europeas. Lo describieron como "un acto de desobediencia civil".
¿El problema? Siete miembros de los sindicatos y colectivos implicados, dos de ellos de la marca que Bildu usa en el País Vasco francés, fueron detenidos por la Gendarmería francesa el pasado 2 de octubre acusados de organización criminal. Fueron puestos en libertad tras seis horas retenidos, pero este martes están llamados a declarar ante el juez en la ciudad francesa de Bayona. La Fiscalía pide hasta cinco años de cárcel y multas de 30.000 euros para cada uno de ellos por un delito de tráfico de personas.
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Sindicatos, colectivos y organizaciones sensibilizadas con la causa migratoria han impulsado una campaña de protesta a través de la plataforma J’Accuse. Entre otras acciones, han conseguido reunir más de 1.000 firmas de personas autoinculpándose. El portavoz de esta iniciativa, Endika Pérez, explica a El Confidencial que este juicio es "un salto cualitativo en la criminalización de la solidaridad".
Las siete personas acusadas por tráfico de personas son dos miembros del sindicato LAB, dos de EH Bai, otras dos personas de Bidasoa Etorkinekin y una persona de La France Insoumise. "Somos colectivos diferentes, pero todos vamos a lo mismo", reseña el portavoz. Los imputados son conocidos en la zona fronteriza por sus campañas y acciones. Aseguran que están "animados" por la "ola de solidaridad" que han recibido. El domingo se celebró una manifestación entre Irún y Hendaya y en ella participaron personas procedentes de Vitoria, Pamplona y Bilbao.
Usaron la tapadera de la Korrika porque "era una garantía" de que los inmigrantes iban a cruzar "de forma segura". Esta marcha –que en 2024 celebró su 23.ª edición– recorre todo el País Vasco y Navarra en 10 días. El puente de Santiago fue el kilómetro 36 de la carrera y multitud de personas se concentraron a ambos lados del río. Como todos iban vestidos con el peto oficial de la carrera, los inmigrantes pasaron completamente desapercibidos. No fue, por cierto, la única polémica que salpicó a la última edición de la prueba. Los colectivos de víctimas denunciaron la exhibición de carteles con las fotos de presos de ETA por parte de algunos participantes.
Irún se ha convertido en los últimos años en uno de los pasos que los inmigrantes usan para alcanzar Francia u otros países de Europa. Hasta la localidad vasca llegan muchas de las personas que meses antes han conseguido arribar a Canarias en un cayuco. Procedentes, la mayoría, de países de habla francesa, su destino final no es España. De ahí los controles frecuentes de la gendarmería en la frontera, especialmente en los pasos fronterizos que pueden cruzarse a pie, como el puente de Santiago.
Su meta, según explican los colectivos de voluntarios que les asesoran, es llegar hasta Bayona, a 30 kilómetros de la frontera con España. Allí tienen acceso a asistencia institucional francesa, lo que les garantiza una mínima posibilidad de alcanzar su destino final. Si la Policía les pilla en Hendaya, aunque ya sea territorio francés, pueden ser devueltos a España.
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