Un biólogo y veterinario advierte: "En el contacto directo con animales silvestres, el riesgo cero no existe".
Una de las actividades que más popularidad ha ganado en los últimos años entre los turistas en Tailandia es bañar elefantes en diferentes santuarios, sin embargo, el comportamiento de estos paquidermos podría resultar más peligroso de lo que creemos, por lo que debemos "guardar las distancias" con ellos y recordar que "son animales salvajes".
Un trágico accidente ha acabado con la vida de una turista española, Blanca Ojanguren, de 22 años, tras ser atacada por un elefante mientras le daba un baño en un santuario llamado Koh Yao Elephant Care, en la isla de Yao Yai, Tailandia. Por su parte, desde este centro han asegurado que la vallisoletana y estudiante de la Universidad de Navarra se encontraba bañando al elefante cuando pasó por delante del animal y este le clavó un colmillo, causándole heridas por las que murió más tarde.
Un total de 39 personas habrían perdido la vida a lo largo de 2024 a causa de ataques de elefantes en el país tailandés, según datos del Departamento de Parques Nacionales citados por el diario The Nation. Los expertos aseguran que "desgraciadamente" este tipo de ataques son "de lo más frecuentes", aunque es en India donde se registran más fallecimientos por paquidermos, al menos 606 en 2024, seguido por Tailandia.
Jaime Galán, biólogo, veterinario y coordinador del Departamento de Gestión de Fauna Silvestre de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Alfonso X el Sabio cuenta a 20minutos que "los elefantes, como cualquier animal salvaje, son siempre impredecibles y que además, son muy celosos de su espacio (que no territoriales) y, en momentos de incomodidad o de sentir amenaza, pueden atacar a seres humanos o a otros animales que consideren que están demasiado cerca".
El también director de Veterinaria en NJOVU African Wildlife Conservation explica que es muy frecuente que estas especies, sobre todo si están en libertad, respondan con amenazas o ataques si han visto su espacio invadido. Además, subraya que algunas señales por parte de esta especie podrían alertarnos de un final fatal, como "los movimientos repetitivos, el agitar las orejas o los cabeceos bruscos".
"Un riesgo que debe conocerse"
"Por lo general, en estos casos cabe esperar que los animales estén más o menos habituados al contacto. También hay que entender que el propio tamaño y peso del elefante suponen peligros en sí mismos y que, incluso sin un ataque directo, pueden producirse graves daños, a veces inintencionados. En todo caso, las situaciones de contacto directo implican siempre un riesgo que debe conocerse y considerarse, tanto por el peligro físico como por el carácter impredecible de cualquier animal salvaje", cuenta este experto.
Galán sostiene que el tema del contacto directo con animales salvajes "es siempre controvertido" y que "pese a las implicaciones complejas que puedan generar un debate profundo, hay que contar siempre con que el contacto directo siempre implica un riesgo, y este es inevitable". "Si merece o no la pena correrlo o si los beneficios son mayores que los perjuicios es algo que depende de situaciones concretas y valoraciones personales", añade.
En este caso concreto, en el que una joven ha fallecido tras ser atacada por un elefante en Tailandia, "habría que concretar si se ha tratado de un ataque real e intencionado, despertado por estrés o por incomodidad del animal o si ha sido simplemente un daño físico derivado de su peso y fuerza".
"En caso de que se deba a un ataque, habría que valorar también si era un macho o una hembra. Los machos pasan por un periodo de sobreexcitación hormonal conocido como musth en el que se vuelven aún más impredecibles", subraya. A su vez, afirma que algunos centros que trabajan con elefantes en cautividad "suelen restringir o limitar el contacto directo".
Ante posibles signos de incomodidad o agresividad, el biólogo aboga por "guardar las distancias y respetar una zona de seguridad que nos permita retirarnos antes de ser alcanzados o bien poder predecir y responder a un ataque de forma adecuada". Sin embargo, "esto no siempre es posible". "En el caso de los turistas, es absolutamente crucial que bajo ningún concepto se acerquen a menos de 100 metros de ningún elefante salvaje. Ninguna foto merece un desenlace fatal", desvela.
Pese a que este ha sido el último caso conocid... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}