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El economista Niño Becerra, en una intervención en Telenotícies de TV3, ha dado su perspectiva sobre el impacto económico de la última DANA que ha afectado a gran parte del levante español, causando importantes destrozos en la infraestructura y pérdidas en diversos sectores productivos, especialmente en Valencia. Durante la entrevista, Becerra destacó que es fundamental calcular y estimar la magnitud de los daños para poder diseñar las medidas necesarias que alivien las consecuencias económicas de este fenómeno.
En este sentido, el presidente de la Generalitat Valenciana, Mazón, ha solicitado al gobierno central un apoyo de 31.400 millones de euros para cubrir los daños ocasionados. Becerra comparó este evento con las inundaciones de Bilbao en 1983, que representaron un coste de 4.000 millones de euros actuales. Sin embargo, enfatizó que las pérdidas en Valencia son considerablemente mayores, y, por ello, la cifra solicitada podría estar dentro de los parámetros de necesidad real, si no más.
El impacto económico: daños materiales y lucro cesante
Para el economista, las pérdidas económicas generadas por la DANA pueden clasificarse en dos vertientes. Por un lado, están los destrozos materiales que se pueden reparar o sustituir, tales como infraestructuras y propiedades afectadas. Por otro lado, destaca el denominado lucro cesante, es decir, el PIB que no se generará debido a la parálisis de actividades económicas en las zonas afectadas. Como ejemplos, menciona empresas que no solo han perdido infraestructuras sino también proveedores y clientes, lo que dificulta su recuperación. Por no hablar de las empresas que han desaparecido.
Además, Becerra subraya que la economía local también sufrirá por las rentas que no se percibirán y los impuestos que algunos ciudadanos no podrán pagar. Esto se suma a las pérdidas personales de quienes han visto dañados sus bienes, como vehículos, o que han quedado sin acceso a infraestructuras clave, como el núcleo de cercanías.
Ayudas a fondo perdido
Ante la magnitud de los daños, algunas voces en las regiones afectadas han solicitado ayudas a fondo perdido, señalando que los apoyos no deberían seguir el modelo de las ayudas COVID, que fueron préstamos y ahora deben ser devueltos. Según los afectados, este tipo de préstamos está poniendo a numerosas familias en una situación límite, y la recuperación económica de las zonas afectadas requerirá de un apoyo más decidido y sin obligaciones de reembolso.
En este contexto, Becerra advierte que los esfuerzos para la reconstrucción deben basarse en cifras reales y en una estrategia bien planificada. Al comparar la DANA actual con catástrofes anteriores, resalta la necesidad de evaluar adecuadamente los daños para facilitar una respuesta económica efectiva que permita la reactivación de los sectores más perjudicados.
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