Ni el Coliseo ni la Basílica de San Pedro del Vaticano: el refugio de Roma para los papas


         Ni el Coliseo ni la Basílica de San Pedro del Vaticano: el refugio de Roma para los papas

Situado a muy poca distancia de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel y de la Santa Sede, esta fortaleza que sirvió de vía de escape a varios pontífices se erige imponente a orillas del Tíber en la capital de Italia.

La ciudad de Roma es probablemente la urbe con más historia de la faz de la Tierra, y es que la capital de Italia cuenta con varios monumentos y lugares que han marcado la historia de la humanidad, como el Coliseo, la Fontana di Trevi o la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. Por ello, no es de extrañar que miles de turistas viajen cada año desde España (aunque en 2024 no sea buena idea hacerlo) para conocerlos todos.

Pero la grandiosidad y magnitud de Roma es tan colosal que hay muchos enclaves que merecen ser visitados, como por ejemplo el Castillo Sant'Angelo. Situado a orillas del Río Tíber, muy cerca de la Santa Sede, no solo es uno de los edificios más extraordinarios de la capital de Italia, sino que tiene una rica historia que se remonta a la época imperial. Además, ha servido de refugio a varios papas cuando el Vaticano ha estado asediado, siendo un salvoconducto para los pontífices.

La historia del Castillo de Sant'Angelo en Roma

El origen del Castillo de Sant'Angelo se remonta al siglo II d.C, cuando el emperador Adriano mandó construir un sepulcro para él inspirado en el impresionante Mausoleo de Augusto situado en el Campo de Marte. Ya en la Edad Media, se fueron sucediendo las reformas hasta que la fortaleza se quedó como se puede observar hoy en día, imponente sobre el río Tíber y a la que se accede atravesando el puente del mismo nombre. En una de esas actualizaciones, en el año 1277, se construyó el Passetto di Borgo, que conectaba el fortín con la Basílica de San Pedro.

Casi tres siglos después, en 1527 el papa Clemente VII tuvo que ir de la Santa Sede por ese mismo pasaje secreto hasta el castillo por el asedio de las tropas de Carlos V, en el conocido Saco de Roma. El pontífice se refugió en el fortín durante los siete meses que los lansquenete sitiaron la capital de Italia. Desde entonces, el Castillo Sant'Angelo se ha convertido en uno de los monumentos más importantes de la ciudad, y cada año son millones los turistas que se adentran en él para conocer su historia y ver la fascinante estatua del Arcángel San Miguel que lo corona.

Más de un millón de visitantes se acercan anualmente a este fortín, que también albergó celdas carcelarias. Hoy en día es un precioso museo en el que puedes visitar desde el prístino mausoleo, pasando por las ampliaciones medievales de carácter militar y las numerosas habitaciones pontificias que han salvado la vida a varios papas, así como la sublime Terraza del Ángel, situada en lo alto de la fortaleza y desde la que se tienen unas vistas privilegiadas de Roma.

El Castillo de Sant'Angelo es una de las paradas imprescindibles en el itinerario de un viaje a Roma, y es que tanto su ubicación como su arquitectura y su interior son simplemente espectaculares. Puedes adquirir las entradas para visitarlo desde su propia página web, por lo que es recomendable comprarlas online por si acaso no hay en taquilla.

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