La estatua escondida de Madrid que tienes que visitar sí o sí si quieres tener suerte en la lotería

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En el corazón del barrio de Las Letras, muy cerca del Congreso de los Diputados, se encuentra "Fortunato", una estatua de bronce que rinde homenaje a los vendedores de la ONCE. Es posible que hayas pasado junto a esta obra sin percatarte de que estaba ahí.

Creada por el escultor Santiago de Santiago e inaugurada en 2013, la estatua representa al típico vendedor de cupones de la ONCE de los años 60, con detalles que transportan a otra época: su vestimenta humilde, sus pantalones ligeramente cortos para no mancharse con el barro de las calles y una ristra de cupones fechados en 1968, año en el que la organización celebró su 30 aniversario.

Desde su pedestal, Fortunato parece vigilar los leones del Congreso, recordando la importancia de trabajar por las personas con discapacidad, según destacó Miguel Carballeda, presidente del Grupo Social ONCE.

Aunque no es una leyenda muy sonada, en Madrid hay quien asegura que tocar a Fortunato o pasar los dedos por los cupones que lleva colgados del cuello puede traer suerte. Este mito ha convertido la estatua en un motivo para hacerse un selfie posando con un cupón o décimo en la mano.

Ilusión y reivindicación hechas estatua

Más allá de las creencias, Fortunato es una obra cargada de simbolismo. Su presencia en el cruce de las calles Prado y San Agustín es un reconocimiento al trabajo incansable de los vendedores de cupones, conocidos como "centinelas de la ilusión", que han acompañado a la sociedad española desde 1938.Con más de 20.000 vendedores en activo, la ONCE se ha consolidado como una de las principales organizaciones de empleo para personas con discapacidad.

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María del Pilar Díaz

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Si este año te acercas a Madrid para disfrutar de las luces y del ambiente navideño, visitar a Fortunato puede ser una parada especial. No importa si crees en la suerte o no: esta estatua es una ventana a la historia, una oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la inclusión y, quién sabe, quizá un pequeño guiño al azar.

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