La catástrofe ocurrida hace apenas una semana en Valencia ha puesto en evidencia la peligrosidad y letalidad que puede llegar a tener el agua. También ha activado todas las alarmas en los diferentes organismos competentes sobre la necesidad de tener mecanismos de aviso y control lo suficientemente rápidos y solventes para poder salvar vidas. Muchas comunidades han comenzado a revisar sus protocolos y anunciar nuevas medidas para paliar cualquier riesgo. En Castilla y León, el río Duero y sus afluentes atraviesan grandes poblaciones y capitales de provincia.
Según la Confederación Hidrográfica del Duero (CDH) y los resultados de los mapas de riesgos que el organismo tiene elaborados, actualmente viven 66.375 habitantes en zonas inundables para un periodo de retorno de 10 años -alta probabilidad de inundación- mientras que para 100 años -probabilidad media- esta cifra aumenta hasta los 138.574 habitantes y para 500 años -probabilidad baja- hasta los 270.532 vecinos.
Actualmente, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Palencia es la provincia con mayor riesgo de inundación, 14.793 viviendas se encuentran construidas en zonas de riesgo, un 33,7% del total. Está seguida por Valladolid, donde 46.888 hogares cuentan con este riesgo, el 29,9%. A la cola se sitúan Segovia con solo 6 viviendas que podrían sufrir una inundación, Salamanca con 16 y Soria con 43.
De hecho, Palencia cuenta hasta con 38 kilómetros de ríos con alto riesgo de desbordarse y en la provincia hay 530 kilómetros de zonas inundables en un total de 16 áreas. Los tramos de mayor peligrosidad se concentran en las localidades de Cervera de Pisuerga, Guardo, Villamuriel y en la propia capital.
Situación de los embalses
Los embalses de la cuenca del Duero gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) se encuentran actualmente al 56,4% de su capacidad, casi 16 puntos por encima de la media de la década, informa el propio organismo. Por su parte, la reserva hidráulica se sitúa en los 1.610 hectómetros cúbicos.
Además, La CHD cuenta con una red de 178 estaciones de aforos repartidas por todo el territorio de la parte española de la demarcación hidrográfica del Duero que permiten monitorizar los niveles de la lámina de agua y caudales circulantes permanentemente en tiempo real.
Medidas para impulsar
La CHD asegura que las inundaciones son fenómenos naturales que no se pueden evitar, aunque lo que sí se puede hacer es tratar de reducir los daños que ocasionan estos fenómenos. Para ello, y en el marco de la Directiva Europea 2007/60/CE relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de inundación, cada Demarcación Hidrográfica elabora un programa de medidas dentro de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación.
El actual plan recoge diferentes medidas con el objetivo de disminuir el riesgo de inundación, que abarca no solo la peligrosidad de una inundación en cuanto al volumen de su caudal o el tiempo que hay para reaccionar ante estos eventos.
También tiene en cuenta en cada zona inundable, la exposición humana, es decir, el número de personas o bienes que se verán afectados y/o en estado de vulnerabilidad dependiendo de su uso, ya que no es lo mismo un hospital o una residencia de ancianos que un parque urbano.
Planes urbanísticos
Del programa de medidas destacan las de prevención, que son aquellas que tratan de evitar el riesgo con una adecuada ordenación del territorio y urbanística. Las Confederaciones Hidrográficas informan de todos los planes urbanísticos de modo previo a su aprobación por las comunidades autónomas, para informar a los municipios de sus zonas inundables y de los usos que no son compatibles en su planeamiento con el riesgo de inundación.
Desde el año 2016 el Reglamento del Dominio Público Hidráulico detallaba aquellos usos que no pueden ser autorizados en las zonas inundables, como centros escolares o sanitarios, residencias de mayores o de personas con discapacidad, centros comerciales, garajes subterráneos y acampadas en especial, es decir, aquellos que son muy vulnerables ante una inundación. Para el resto de los usos se evalúa el riesgo y en algunos casos se permite con condicionamientos de seguridad.
Más medidas
Otro tipo de medidas son las de protección, diseñadas para disminuir el riesgo con infraestructuras, las conocidas obras de protección o grises, como los embalses o balsas de retención de agua y desde hace unos años también las llamadas infraestructuras o medidas verdes.
Estas últimas consisten principalmente en dar espacio a los ríos, o, mejor dicho, devolverles su espacio o llanura de inundación en aquellas zonas donde sea viable, haciendo que el agua lamine por tierras no urbanas para que cuando la avenida llegue a los núcleos urbanos sea con un caudal y una velocidad mucho menor.
Finalmente, y como una de las disposiciones de preparación más importantes, se encontraría el propio Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la CHD. Uno de sus principales objetivos es el de proporcionar información hidrológica y del estado de los embalses en tiempo real para que esta pueda ser transmitida a los servicios de protección civil y emergencias a fin de que, desde ahí, se puedan emitir los avisos a la población y adoptar las medidas de protección, que en cada caso se consideren más adecuadas y convenientes.
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