Rock "fascista" y un local secreto: polémica en Santander por un festival del que nadie sabe nada

Rock

Presión en Santander para cancelar un polémico festival. A tres semanas de celebrarse el Galerna Fest (27 y 28 de septiembre) crecen el ruido y las voces críticas que exigen suspenderlo por incluir a grupos "abiertamente nazis". Con estas palabras lo definen desde la Asociación Rock contra el Fascismo, una de las entidades que han solicitado su clausura al Ayuntamiento y entre cuyos miembros hay 1.390 bandas y otros 100 socios particulares. También desde el PSOE, el principal partido de la oposición, lo han calificado de "fascista" y exigido tanto al Gobierno de Cantabria como a la alcaldesa, Gema Igual, su retirada cuanto antes.

El portavoz socialista, Daniel Fernández, denuncia que en el evento hay canciones que "hacen apología del genocidio, defienden la guerra civil española o dicen que a los inmigrantes se les recibe con metralletas". Pero el Ayuntamiento alega que no está en su mano suspenderlo, ya que se celebrará en un recinto privado. La alcaldesa de Santander, del PP, sostiene que si el festival se ajusta a la legalidad no podrán oponerse, y solo podrían denegarles la autorización si se demuestra lo contrario. Su argumento radica en que el evento va a celebrarse en un local privado y, "salvo que se incumpla la normativa", considera "intervencionista" que las instituciones prohíban un evento como este.

Aunque asegura que a ella "tampoco le gusta" todo el contenido del festival ni aquellas letras que "falten al respeto", cree que son los organizadores quienes han de responsabilizarse de ellas. "Hay veces donde puedo [intervenir], pero también hay otras que no", resalta.

Pero para la Asociación Rock contra el Fascismo no es suficiente. Creen que el espectáculo incurre en un delito de odio. Su portavoz, Óscar Sancho, detalla a El Confidencial que las bandas anunciadas para el Galerna Fest son "conocidas en el mundillo" –Green Arrows, Irreductibles, los SDR...– y que vienen de distintos puntos de Europa. Los consideran "un peligro" no solo por el sentido de sus canciones, con mensajes que catalogan de fascistas, racistas y homófobos. "Y aun así, parece que tienen barra libre", sostiene. Se refiere a que la organización que impulsa el festival, la Asociación Cultural Alfonso I, pueda llevarlo a cabo "sin informar de su ubicación ni garantizar que se cumplan las medidas básicas de seguridad".

Los grupos que tocarán el 27 y el 28 de septiembre lucen símbolos ligados a grupos de extrema derecha como la cruz de Borgoña, un emblema utilizado durante la Guerra de los Cien Años (1337-1452) que en el último siglo se ha vinculado a ideas tradicionalistas. Algunas de sus letras, como la de Defiende tu hogar de la banda Irreductibles, hablan de "la muerte se pasea en Occidente al grito de Alahu Akbar [Alá es grande en árabe]" para repudiar el yihadismo, a la vez que se refieren a los musulmanes como los "sedientos hijos de Alá".

Los promotores defienden la iniciativa y amenazan con llevar a los tribunales a quienes le señalan por delitos de odio. Se refieren, concretamente, a Óscar Sancho y su Asociación Rock contra el Fascismo. Así lo afirma su presidente, Sinforiano Bezanilla, en declaraciones a El Confidencial: "Existimos desde 2011 y no hay ni una sola denuncia en nuestra contra que haya prosperado. Somos una entidad cultural que también mantiene una lucha política, pero no hacemos nada ilegal". Benzanilla evita responder si su agrupación se identifica o no con ideologías fascistas o franquistas. "No perderemos el tiempo en discutir etiquetas. No rechazamos nuestro pasado, pero nos interesa más el presente y el futuro".

Otras actividades

Además de la música habrá coloquios. Bajo el título Europa: visiones alternativas desde la trinchera presenta el festival algunos nombres como el del escritor Javier Barraycoa, el abogado Jorge García-Contell o el filósofo italiano Gabriele Adinolfi. Este último es miembro de Casa Pound, un movimiento político de corte fascista y ultraderechista con sede en Roma. "Nuestra asociación mantiene muy buena relación con la Casa Pound. Compartimos valores", afirma el presidente de la agrupación impulsora.

Pero no todos podrán ir a las charlas y conciertos. Para obtener una entrada ha de enviarse un mensaje a un teléfono móvil o enviar un correo a la dirección del festival. Se promociona principalmente a través de redes sociales, y quienes accedan deberán superar antes un test con distintas preguntas. La asociación organizadora, no obstante, asegura que todas las preguntas son "solo identificativas" para "garantizar que al evento solo asisten personas que comulguen con los valores de la entidad", y evitar boicots. Sin embargo, la asociación denunciante señala que en un vídeo promocional del evento que colgaron en sus redes sociales "aparecen varias personas haciendo el saludo fascista en mitad de un concierto". Los promotores desvinculan este gesto de cualquier ideología y argumentan que "es algo habitual en cualquier fiesta de este tipo".

Ante estos hechos, la oposición política en el Ayuntamiento sopesa distintas opciones. El PSOE apunta a la norma que regula los espectáculos (públicos) o actividades recreativas en Cantabria –la Ley 3/2017 del 5 de abril– cuenta con algunos puntos que podrían entrar en conflicto con el Galerna Fest. Por ejemplo, el artículo 6, en el que se abre la puerta a prohibir todos aquellos eventos "que inciten o fomenten la violencia, el racismo, la xenofobia o cualquier otra discriminación o atenten contra la dignidad humana o conculquen los derechos fundamentales de las personas".

"Por ahora intentamos recurrir a las vías municipales o a donde nos permita llegar la ley de espectáculos. Pero si esto no funciona, iremos a la Fiscalía", anticipa el portavoz de los socialistas en el Ayuntamiento. Pocos días después del Galerna, otro polémico festival se celebrará en Toledo. Será el 5 de octubre y entre los asistentes está Alberto Pugilato, el cantante y conocido tuitero que agredió al cómico Jaime Caravaca y cuyas letras incluyen mensajes racistas, xenófobos o vinculados a la extrema derecha. "El de Santander no es un caso aislado: hay que evitar que este tipo de grupos enfanguen la música y toquen en nuestras calles", sentencian desde la Asociación Rock contra el fascismo.



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