El arranque del curso político no ha permitido a Pedro Sánchez hacer borrón y cuenta nueva del calvario parlamentario que experimentó en los últimos meses. Más bien todo lo contrario. El tenso debate sobre el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela demostró que los problemas para el PSOE no han hecho más que empezar. El PNV, que comparte multitud de planteamientos con el PP en distintas áreas, puede tensar cualquier votación. Sus cinco votos eran decisivos este miércoles, y los jeltzales los pusieron en la cesta de los populares.
El Congreso ha aprobado la proposición no de ley del PP por la que se reconoce a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. La iniciativa no tiene carácter vinculante, e implica un mandato de la Cámara Baja al Gobierno que, sin embargo, puede ser ignorada por el Ejecutivo. Se trata, por tanto, de una propuesta simbólica pero con importantes implicaciones a nivel parlamentario.
PP, Vox, PNV, CC y UPN han votado a favor del trámite, con lo que se quiebra una vez más el bloque de Sánchez. En total, 177 votos a favor. El PSOE y el resto de grupos de izquierda se han posicionado en contra, mientras que José Luis Ábalos se ha abstenido en la votación. El exdiputado socialista, que ahora forma parte del Grupo Mixto tras ser expulsado por el estallido del caso Koldo, ya avisó que a partir de ahora votaría "en conciencia" a cada iniciativa en el Congreso y dejaría de hacer "seguidismo" al PSOE, como reacción a la auditoría del Ministerio de Transportes que le inculpa directamente por el supuesto cobro de comisiones ilegales.
El Gobierno consuma así a la primera gran derrota del curso, y el PP su primera victoria. Los socialistas exhibieron sus reticencias durante el debate e instaron a no adelantarse a la posición de la Unión Europea. El PSOE maniobró, sin éxito, para esquivar el primer fracaso parlamentario y presentó una enmienda a la proposición no de ley del PP para rebajarla y enaltecer, además, la figura de José Luis Rodríguez Zapatero por su mediación en el conflicto de Venezuela, una propuesta que en el PP calificaron de "indecente" e "inaceptable".
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"A Edmundo González le despojan, y a Zapatero le encumbran. Zapatero es de todo menos un mediador. Siempre ha utilizado el diálogo para dar cobertura a la dictadura. Invoca el bien para perpetuar el mal", despachó el martes la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. Cristina Narbona, encargada de defender la postura del PSOE, no replicó las palabras de la diputada popular sobre el expresidente del Gobierno y evitó defenderle, quizá para no incendiar aún más un debate ya de por sí tenso. Narbona sí acusó al PP de generar "expectativas falsas" por "hacer creer que con el simple reconocimiento harán desaparecer a Nicolás Maduro". "Ojalá fuera así", zanjó.
Álvarez de Toledo, con su habitual verbo afilado, enmendó los argumentos del Gobierno y recordó que Sánchez sí rompió los consensos comunitarios al reconocer unilateralmente el Estado de Palestina. A su discurso se sumó UPN, Coalición Canaria y Vox, que no perdió la oportunidad para ganar foco lanzándole un dardo a Feijóo y censurar sus acuerdos con los socialistas. Todos los grupos de la izquierda —Sumar, Podemos, BNG y ERC— denunciaron, por su parte, la "hipocresía" del PP por ensalzar a un líder "ultraderechista" sin que se conozcan las actas electorales. En suma, una nueva exhibición de bronca y fuego cruzado que depara otro año de alto voltaje.
Sánchez acentúa su debilidad
El presidente del Gobierno intentó sacudirse su debilidad parlamentaria con un órdago al Poder Legislativo. Ya avanzó el pasado sábado que gobernará "con o sin" el concurso del Congreso, lo que disparó el malestar de sus socios parlamentarios. Pero la Cámara Baja amenaza con no dar un respiro al presidente del Gobierno. Para el PP el diagnóstico es claro. Aunque enfrían las opciones de un adelanto electoral, sí creen que Sánchez "afronta su año más difícil". Los Presupuestos Generales del Estado penden de un hilo por el cerrojazo de Junts, y cada votación parlamentaria se ha convertido en una auténtica carrera de fondo para los socialistas.
La desconfianza de Génova en los jeltzales no ha desaparecido, y éstos dejaron claro a su vez que su apoyo a la iniciativa del PP es meramente circunstancial. Su líder en el Congreso, Aitor Esteban, lanzó un dardo a Feijóo por intentar utilizar Venezuela para acentuar las fisuras en el bloque del Gobierno, en el que siguen incluyéndose. Pero ni unos ni otros descartan nuevos acuerdos puntuales a lo largo de la legislatura.
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Coalición Canaria, por su parte, arranca el curso inclinando de forma decidida la balanza hacia Feijóo. No sólo apoyó la proposición sobre Edmundo González, sino que amenaza con retirar de forma permanente el apoyo de su única diputada a Sánchez en una legislatura en el que un solo voto puede ser decisivo. La desconfianza de Coalición Canaria radica en la "inacción" del Gobierno con la crisis migratoria que colapsa las islas, y en la que Feijóo ha pasado a la acción suscribiendo con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, un pacto migratorio que pone toda la presión sobre el tejado del Gobierno.
La crisis de Venezuela arrastra al PSOE a su primera gran derrota y complica su horizonte legislativo. Por el momento, los socialistas sólo han presentado en el pleno una propuesta para frenar la práctica de la reduflación —el proceso que implica reducir el tamaño o la cantidad de un producto mientras el precio sigue siendo el mismo—, y la próxima semana intentará tramitar la reforma de la ley de asociación para dar cobertura a la ilegalización de la Fundación Franco. Hace unos días, el PSOE retiró también su firma del segundo intento de reformar la Ley del Suelo por la falta de apoyos parlamentarios. Y, mientras tanto, no hay certeza alguna sobre la aprobación de los Presupuestos, casi la única pieza que daría estabilidad a la legislatura.
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