Dejen de hacer el imbécil


         Dejen de hacer el imbécil

El nombre de un centro como arma arrojadiza. Última hazaña política.

Costumbrismo Digital por Juan Luis Saldaña

No tiene ninguna gracia que el PSOE de Fuenlabrada valore ponerle el nombre de la presidenta de la Comunidad de Madrid al centro de menores extranjeros no acompañados que se planea abrir en La Cantueña. No es divertido que el PP, como un niño caprichoso, quiera darle al centro el nombre de Pedro Sánchez para seguir con una disputa absurda propia de gente inmadura e irresponsable.

Ya tenemos suficiente con aguantar de vez en cuando los homenajes en vida a gente irrelevante, advenediza, heredera de no se sabe qué o acreedora de favores prestados en algún momento. Los políticos son los responsables de poner nombre a las calles, a los centros cívicos o a los hospitales porque es parte de su trabajo, un privilegio propio del mandato que han recibido de los votantes en las urnas. Lo mínimo que podemos pedir es que lo hagan con dignidad.

Ya tenemos suficiente con aguantar de vez en cuando los homenajes en vida a gente irrelevante, advenediza, heredera de no se sabe qué o acreedora de favores prestados en algún momento

Utilizar esta atribución como arma arrojadiza es una indecencia de primer orden. Los dos partidos implicados deberían pedir perdón a los ciudadanos, dejar de hacer el idiota y ponerse a trabajar para resolver un problema serio que requiere gestión, trabajo y dedicación. Decía el filósofo alemán Martin Heidegger que el lenguaje es la casa del ser.

En su Carta sobre el humanismo, Heidegger afirma que el hecho de nombrar no es solo una herramienta para designar objetos, sino un acto profundo que da forma a nuestra comprensión del ser y de la realidad. El ser humano, al nombrar las cosas, no solo las identifica, sino que también las dota de significado y establece una relación existencial con ellas.

Es este caso, queda muy claro cuál es la relación existencial entre los políticos y el centro para los menores: el desastre. Poner el nombre de tu rival político a un centro dedicado a integrar personas en una situación muy delicada como forma de escarnio es un acto miserable, indigno y propio de personas incapaces de cumplir con su tarea. Dejen de hacer el imbécil, por favor.

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