Cuando en 2006 se dibujaban los futuros trabajos en finca Soliva, se dijo que nacía una nueva ciudad dentro de Málaga. La expresión, algo forzada, se acuñó porque la ampliación residencial de la capital malagueña en su flanco oeste atraería a 5.000 personas para revitalizar una zona de descampados. El objetivo se logró en parte. Y el Conjunto Residencial Soliva fue una oportunidad para muchos jóvenes y familias que tuvieron acceso a viviendas a un precio razonable. Pero lo que posiblemente no imaginaban entonces es que acabarían viviendo ahumados por los continuos fuegos provocados por los chatarreros del cobre. Una situación de riesgo continuo del que han advertido los bomberos y que ha llevado a los vecinos a elaborar un escrito para reiterar una denuncia a la que no se da una solución.
En el documento, al que ha tenido acceso este periódico, se señala que las llamas suelen tener su origen en la vecina barriada de Los Asperones. Un espacio deprimido en el que se han desarrollado numerosas operaciones policiales y donde chatarreros —muchos, residentes en el lugar— queman cable para extraer el cobre de su interior y venderlo a desguaces próximos.
Pero no es el único material que al arder generaría partículas tóxicas, también son devorados por las llamas colchones, electrodomésticos o neumáticos. Esto provoca un "humo negro" que golpea de lleno en las casas de Soliva y que obliga a sus vecinos a tener cerradas las ventanas para proteger su salud y evitar los malos olores.
"No puede hablarse de hechos puntuales, ya que en estas últimas semanas se han llegado a contabilizar hasta cuatro quemas seguidas; todas ellas provocadas, y en las que se observa como los propios autores permanecen al lado, esperando la llegada de los servicios de extinción", detallan los afectados en su escrito, donde dejan abierta la vía judicial para actuar frente a una situación que "venimos soportando desde hace años".
Los vecinos en el Conjunto Residencial Soliva consideran que "podría valorarse" solicitar a la Fiscalía de Medio Ambiente que abra diligencias por las emisiones, vertidos o depósitos a la atmósfera causadas por los fuegos provocados. Unas acciones delictivas recogidas en el artículo 325 del Código Penal (CP) y penadas desde seis meses a dos años de prisión.
Los vecinos, además, critican la "pasividad" de las administraciones con una actividad como la recogida, transporte y manipulación de residuos —chatarra— "contraviniendo las leyes o disposiciones generales" que está tipificada en el artículo 326 del CP.
"La limpieza del solar donde se producen continuamente esos incendios, es también un aliciente para el depósito continuo de escombros y material de desecho que después queman", por lo que su saneamiento y posterior vallado haría que "los residentes de la zona desistiesen de las acciones que realizan", se recoge en el informe, en el que se recuerdan las competencias municipales en este campo a través de la Ordenanza frente a la Contaminación por Residuos Sólidos.
Para calibrar lo que están padeciendo, los vecinos señalan que únicamente hay que repasar los "partes de asistencia de los servicios de extinción, así como la cantidad de incendios graves que se han producido en la zona". Entre los recientes, destacan uno que afectó a un desguace y provocó una columna de humo "visible desde varios kilómetros de distancia".
Los 'quemadores' de chatarra ponen en jaque a los bomberos de Málaga
Pablo D. Almoguera. Málaga
"Es insoportable", resume uno de los vecinos, que vive en Soliva, "prácticamente, desde que dieron las viviendas". En conversación con El Confidencial apunta que el número de los incendios "va por rachas". "Entiendo que dependerá de la presión que metan las autoridades", señala, antes de explicar que, previo al escrito colectivo registrado en el Consistorio de Málaga, han sido muchos los residentes que antes se han quejado por otros cauces de forma individual.
"El germen de la cuestión es que cualquier persona que se dedique a la gestión de residuos, según marca la normativa, debe tener un carnet que le autorice. Y lo que no puede ser es que el Ayuntamiento se convierta en un 'cooperador necesario', podríamos decir, ya que —los chatarreros— prenden fuego a los objetos y los servicios de extinción vienen, lo sofocan y esos residuos ya están valorizados. No solo el cobre, porque queman un colchón para sacarle los muelles. Entendemos que lo correcto debería ser que, una vez que los bomberos apagan las llamas, los servicios operativos retiren inmediatamente ese residuo, y por eso queremos instar a las administraciones a que procedan de esta forma. La responsabilidad final es de los poderes públicos", recuerda este vecino.
El presidente de uno de los bloques afectados relata que "tenemos que tener las ventanas cerradas porque al final respiramos residuos que son tóxicos porque queman neumáticos, gomas, cables…". "Llevamos sufriendo esto 15 años, igual el fiscal de Medio Ambiente tendría algo que decir si no se pone solución a este problema", pues la zona parece una "escombrera" como consecuencia de "la dejadez de las administraciones".
"No somos policías ni políticos. Somos simples vecinos que entendemos que si hay una actividad irregular, se debe que actuar"
"Lo que no puede ser es que un vecino, en verano, en plena ola de calor, y que no disponga de aire acondicionado, tenga que tener cerradas las ventanas porque el olor que generan los incendios es insoportable. O que hagas una colada, la tiendas, y tengas que volver a lavar la ropa porque huele a goma quemada. Esto no se puede tolerar. Y nosotros no somos policías, ni políticos, ni nada; somos simples vecinos que entendemos que si hay una actividad irregular, como es prenderle fuego a algo, se debe que actuar y establecer un plan de prevención".
Entre las medidas que recogen en su escrito, destacan la limpieza de los solares en los que se producen los fuegos provocados, adoptar decisiones ejemplarizantes que sean disuasorias y que a la extinción de los incendios acudan operativos que, además de sofocar las llamas, identifiquen y sancionen de los responsables o, en el caso de no ser posible, retiren el material quemado para "impedir su valorización irregular".
Los residentes confiesan que, "al final, todo nos lleva a la reubicación de las personas que viven en Los Asperones": una solución habitacional que se proyectó temporalmente "y que lleva más de 30 años de retraso". "Pero eso no es óbice con el respeto a la ley y la convivencia".
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