Puede que hayas oído que el volcán de La Palma se ha reactivado, pero en realidad nunca se calmó

Puede que hayas oído que el volcán de La Palma se ha reactivado, pero en realidad nunca se calmó

"Soy volcán, salitre y lava". Esta es una de las frases que componen la letra del himno de Canarias. Lo que no esperaban algunos habitantes del archipiélago sería vivir dos erupciones volcánicas en 50 años, ambas en la misma isla: La Palma. La de 1971 del Teneguía, en Fuencaliente (al sur de La Palma), fue de las más cortas. Pero en 2020 el volcán Tajogaite de El Paso rompió y erupcionó. Estos días, una noticia ha sobresaltado de nuevo: "El volcán Tajogaite se ha reactivado y la población de La Palma ya está en alerta y prevenida". Una realidad alejada de lo que está pasando, porque el volcán realmente nunca ha dejado de emitir gases y estar presente.

Alfa Tango es el grupo operativo de rescate y ayuda en La Palma. También es el grupo de emergencia que atiende en emergencias y Protección Civil al Cabildo Insular. Ellos, que conocen el volcán como pocos, señalan que lo de esta semana no es algo extraordinario. "Siempre estamos preparados por si tuviéramos que actuar en cualquier caso. Estuvimos en el momento justo de la erupción y hasta marzo de 2021 asistiendo a los afectados", comenta su presidente, Jesús Díaz.

En relación con la "reactivación del volcán", Díaz señala que "ha habido un repunte de gases que nada tiene que ver con una posible erupción del volcán, ni mucho menos". Asimismo, hace referencia a los marcadores que advierten de ello: "Los sismos marcan la actividad sísmica en la zona, que son los movimientos a una profundidad determinada y, en este momento, no hay movimientos en profundidad, ni siquiera a mucha profundidad, por lo que hay que mantener la calma y tranquilidad".

Jesús Díaz afirma que, en la zona de Puerto Naos, existe "una red de alerta para avisar a los vecinos en caso de que sea necesario tomar medidas drásticas y evacuar o ventilar, como es el caso que sucedió hace unos días por parte de los Bomberos". "Hay un destacamento de Bomberos en la zona permanentemente y hay responsables del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) que están permanentemente monitorizando los gases y el Centro Coordinador de Emergencias (CECOPIN) de La Palma también tiene una parte destinada a monitorear todos los gases y visualizan en panel lo que está pasando para generar las alertas que fueran necesarias".

Lourdes Barragán

El experto lanza un mensaje de tranquilidad: "La emisión de gases no tiene nada que ver ni con un repunte del volcán ni una posible erupción. Sí que hay un repunte de gases, pero no de este fenómeno". Por último, concluye que depende de "numerosos factores que afloren, o no los gases, como son las temperaturas o incluso las mareas en la isla".

La alarma social no ayuda

Los núcleos de Puerto Naos y La Bombilla, ambos en Los Llanos de Aridane, son los más afectados por los altos índices de gases que se concentran en la zona. Se trata de la zona más monitorizada del mundo, teniendo un total de 1.156 medidores en zonas de interiores y 194 en lugares públicos. Los vecinos, comerciantes y hosteleros tratan de recuperar una normalidad que, cada día, se hace compleja.

Harald Moranz es la propietaria de Bungalows Morani, un pequeño complejo de apartamentos ubicado a algo más de dos kilómetros de Puertos Naos. Desde 1988 llevan abierto aunque, por culpa del volcán, tienen dos días de apertura. Ese año (cuando comenzaron la actividad) y en diciembre de 2022 cuando, tras más de dos años, pudieron reabrir, aunque temieron que el volcán llevara por delante el sustento de más de 40 años de actividad.

Lourdes Barragán

"Esta zona no está afectada, no estamos en el núcleo de Puerto Naos que sí, pero la gente no sabe bien y tienen miedo, hemos perdido muchísimas reservas porque la gente no quiere alojarse en la zona por temor, desinformación y por no estar muchos negocios abiertos", lamenta. "El día a día aquí es como antes del 2020, pero con menos restaurantes y comercios. Aunque algunos acaban dentro de poco las reformas que necesitaban (los hay que tuvieron problemas estructurales por la cantidad de ceniza caída, sobre todo en techos y azoteas) y volverán a abrir", señala con ilusión.

Sin embargo, Moranz afirma que durante el tiempo que llevan reabiertos "no nos hemos encontrado mal, por la emisión de gases, ni hemos tenido ningún aviso de desalojo o abandono de viviendas". No obstante, critica un sentimiento de que "la zona está un poco olvidada y que la imagen que se está proyectando hacia fuera provoca que la actividad, y el día a día que tenían previo a la pandemia, cueste cada vez más retomar".



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