"En este piso no hay nada que robar": los barrios gallegos atemorizados por una banda de georgianos



"Hemos quitado la silicona. Aquí no hay nada que robar y estamos en casa". Es el cartel que un vecino de una de las torres de San Valentín, en el municipio coruñés de Fene, colocó en su puerta para tratar de disuadir a la banda de georgianos que puso en jaque al barrio, atemorizado por una oleada de robos. Hasta cinco en la misma noche, el 25 de julio, en las torres 1, 2 y 5. Y otro intento fallido una semana después.

Es una barriada obrera junto al astillero de Navantia Fene, donde residen muchos jubilados del sector naval en la ría de Ferrol, que acostumbran a guardar algunas joyas de oro y dinero en efectivo para los pagos corrientes porque desconfían de las tarjetas y Bizum. "¡Cuidado! Están marcando puertas con silicona. La Guardia Civil está avisada", reza otro cartel en el portal de la torre 4. Lo colocó la comunidad de vecinos y unos y otros se cuidan estos días de revisar las puertas de los que están fuera y se valen de las redes sociales para informar de cualquier indicio sospechoso.

Las marcas a las que se refieren los vecinos son finos hilos de silicona en la parte baja de las puertas que indican a los criminales si la casa está habitada o no en un periodo de tiempo. Es parte de un modus operandi bien definido y común a otros grupos criminales de Europa del Este. En este caso, eran de Georgia. Pulularon durante unos días por la barriada (con cerca de 2.000 residentes), concentrados en bloques de viviendas “marcando” puertas. Por cada torre hay doce plantas con cuatro pisos; con más posibilidades de botín en el mismo portal.

El equipo especializado en Delitos contra el Patrimonio de la Guardia Civil de A Coruña, que les venía siguiendo la pista en el marco de la Operación Cupido, arrestó a tres de ellos la madrugada del 3 de agosto en el portal de la torre 4. Habían estado más de dos horas dentro del edificio con una tentativa de robo frustrada en el cuarto nivel y alguna más por determinar. Uno de ellos se resistió al arresto con tal virulencia, que lesionó a varios agentes del operativo desplegado para detenerlos. Ramón, uno de los vecinos, bajó del séptimo en calzoncillos alertado por el escándalo pensando que era una pelea, según relató él mismo.

Lorena Bustabad. Ferrol

Los tres detenidos son ciudadanos de Georgia de 33 a 35 años, con pasaporte esloveno. Vivían de alquiler en Santiago desde hace unas pocas semanas, se movían en coches alquilados que iban cambiando con frecuencia y se les imputan al menos 11 robos parecidos en A Coruña y Ourense, con la sospecha de que pueden estar tras otros tantos.

El martes 13, pasaron a disposición judicial ante la magistrada de guardia en Ferrol por varios presuntos delitos de robo con fuerza y de cuya defensa se encargó una letrada venida especialmente desde Madrid, con minutas al alcance de muy pocos.

"Dos calcetines petados de joyas"

Con todo, la Fiscalía no solicitó su ingreso en prisión y los tres quedaron en libertad con cargos para sorpresa e indignación de los vecinos, que duermen con el corazón en un puño temiendo su regreso. Únicamente deben presentarse semanalmente en el juzgado más próximo a su domicilio “Compartimos la preocupación vecinal, pero no reunían los requisitos legales para ir a prisión”, aduce la Fiscalía ferrolana. “La investigación no está culminada y faltan cuestiones por aclarar”, señaló el fiscal del caso a El Confidencial.

Los tres georgianos habían escondido el fruto de sus robos en dos calcetines en el hueco de la cisterna del piso franco de Compostela que usaban como base operativa, según relataron a El Confidencial fuentes próximas a la investigación. "Dos calcetines petados de joyas". Algunas reliquias ya están en manos de sus dueños y fueron producto de una primera tanda de robos en Ourense. En Fene, operaron al menos dos veces. El 25 de julio y el 3 de agosto, pero no se descarta su autoría en otros. El día que fueron arrestados, no portaban joyas, pero salieron por la puerta con las herramientas para la práctica del bumping.

¿Qué buscan? Efectivo y oro en viviendas cerradas por vacaciones y habitadas por personas mayores, que acostumbran a tener alianzas, cadenas, pulseras de pedida, pendientes, medallas y otros recuerdos de familia en el joyero y dinero en efectivo para los pagos corrientes. Su modus operandi sigue un patrón. "Aprovechan el verano y las ausencias estivales para robar en muchas casas dejando el menor rastro posible. Saben que así es difícil enfocar la investigación", explican a El Confidencial fuentes del caso.

Detalle de las marcas de silicona en las puertas de San Valentín. Foto: L.BDetalle de las marcas de silicona en las puertas de San Valentín. Foto: L.B Detalle de las marcas de silicona en las puertas de San Valentín. Foto: L.B

Acceden por la entrada principal con distintos métodos del bumping y el clásico ganzuado. Van probando con una especie de llave maestra modificada que hace bailar los pistones del cilindro hasta abrir la cerradura. Es un método rápido, que apenas hace ruido y no deja marcas. Una vez dentro, son metódicos: asaltan el joyero, buscan efectivo cuidadosamente sin revolver y ante el orden aparente, es frecuente que los moradores tarden en percatarse o acaben apuntando en otra dirección para explicarse lo que echan en falta.

"No bajamos la guardia"

La libertad con cargos de los tres miembros de la banda no ha caído bien entre los vecinos e inquieta al barrio. "Pero si es que esta gente desaparece en un plis plas. ¿De qué vale el trabajo de cogerlos si los sueltan?", se pregunta una vecina indignada. "La Guardia Civil se portó fetén y nos dijeron que no bajásemos la guardia", relata otro residente del mismo bloque. Hay personas mayores que viven solas (o con alguna mascota), familias con hijos adolescentes y otros que vienen y van.

Vista de la torre 4 del barrio de San Valentin, Perlío (Fene). Foto: L.BVista de la torre 4 del barrio de San Valentin, Perlío (Fene). Foto: L.B Vista de la torre 4 del barrio de San Valentin, Perlío (Fene). Foto: L.B

"Así no podemos estar tranquilos. Estamos revisa que revisa las puertas y mucha silicona ya quitamos", se lamentan, "A la del cuarto le forzaron la puerta y al mío no vinieron porque tengo un perro pequeñito que seguro que les ladró", se explica con el susto en el cuerpo una de las vecinas más longevas del bloque. El portal es una tertulia diaria que gira sobre el caso.



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