El viaje de la tortuga gigante: apareció a 5 km de su casa de Pozuelo, pero nadie sabe cómo

El viaje de la tortuga gigante: apareció a 5 km de su casa de Pozuelo, pero nadie sabe cómo

En una exclusiva urbanización de Pozuelo de Alarcón apenas hay vecinos paseando. Cada familia hace vida en el interior de sus fincas con piscina, amplios jardines, cientos de metros cuadrados y hamacas para tomar el sol. La calle cuenta con seguridad privada, que debe levantar la barrera blanca y roja, como la de los peajes en carretera. Este jueves de agosto la gran mayoría está ya de vacaciones. Las escasísimas personas que transitan por la vía son empleados del hogar, jardineros y demás trabajadores que se consuelan defendiendo que Madrid, en verano, al menos está más tranquilo. Lo que casi nadie sabe es que en el vecindario reside un galápago africano de 30 kilos, el peso equivalente a un niño de entre nueve y 10 años, que ha protagonizado un singular episodio.

"¿Cómo? ¿Una tortuga?", dice sorprendido uno de ellos, al otro lado del telefonillo. "¡No lo sabía! Tampoco nos conocemos mucho, llegaron hace poco al barrio", reconoce otra de ellas. La vivienda donde supuestamente vive la tortuga gigante –autóctona del sur del Sáhara y el Sahel– está rodeada de vallas de alambre, maderas y frondosos árboles que evitan percatarse de lo que pasa en su interior. Tampoco saben que su dueño fue sancionado por no tener la documentación del animal en regla.

"Sí, la tiene ahí por el jardín", apunta otro vecino, de los pocos que lo conoce y ha podido comprobar la peculiaridad de su mascota. Pero no es el único que sabe de ella. Los habitantes de la calle Libra, en Aravaca, también lo conocen. Hace tres semanas se toparon con el animal paseando por las inmediaciones de su vivienda, a casi cinco kilómetros de Pozuelo de Alarcón, como uno más tras la salida estival.

La calle donde vive la tortuga africana. (A.F.)La calle donde vive la tortuga africana. (A.F.) La calle donde vive la tortuga africana. (A.F.)

Ocurrió la tarde del 18 de julio. En torno a las siete y cuarto, los vecinos de este barrio de la capital llamaron a la Policía Municipal de Madrid para dar el aviso de que había una tortuga deambulando. La zona es, también, de chalets unifamiliares alejados del condensado núcleo urbano, pero no existen amplios campos de vegetación en las inmediaciones. La presencia de un reptil de estas dimensiones es, cuanto menos, llamativa.

Todo apunta a que la tortuga se escapó del interior de la vivienda y fue caminando por su cuenta hasta la calle Libra, a 5 kilómetros

Allí se personaron los agentes de seguridad, que se toparon con varias personas asombradas y un animal peregrinando por la acera, pero en buen estado. Las causas exactas sobre cómo terminó ahí el animal se desconocen. Todo apunta a que la tortuga se escapó del interior de la vivienda y fue caminando por su cuenta hasta la calle Libra.

Tras comprobar que contaba con un microchip, se trasladaron con el animal a la Comisaría de Medio Ambiente, ubicada precisamente en el distrito de Moncloa-Aravaca. El problema vino cuando, al tratar de localizar al dueño en la base de datos, el código numérico que aparecía en el identificador daba error. Dos horas más tarde, consiguieron ponerse en contacto con el implicado, quien se personó en la dependencia policial con toda la documentación a las nueve y cuarto de la noche.

Así localizaron a la tortuga en la calle Libra. (Cedida/Policía Municipal)Así localizaron a la tortuga en la calle Libra. (Cedida/Policía Municipal) Así localizaron a la tortuga en la calle Libra. (Cedida/Policía Municipal)

Al parecer, la tortuga gigante le había sido cedida por un tercero. Y el cambio de nombre no se hizo de forma adecuada, por lo que el reptil no estaba registrado correctamente en el CITES. Este es el tratado internacional que regula la prevención del movimiento transfronterizo de especies en peligro de extinción y el tráfico de otras especies de animales y plantas silvestres.

Cabe destacar que, con todo el papeleo en regla, es legal acoger a este tipo de animales en España. El inconveniente en este caso se produjo porque la tortuga no aparecía registrada, ya sea por un problema informático o cualquier otro altercado.

¿Conclusión? El vecino de Pozuelo terminó sancionado por no contar con el expediente en condiciones y por permitir que el reptil terminase perdido y dando vueltas por Madrid. Ahora, la opción que tiene es recurrir la multa, una vez se hayan solventado los fallos en la documentación. "Cualquier día aparece un tiburón en el Manzanares", relata entre risas un agente a este diario.



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