Han pasado diez días de las elecciones en Venezuela y los focos apuntan a José Luis Rodríguez Zapatero. El silencio del expresidente del Gobierno, que participó como observador y mantiene buenas relaciones con el régimen de Nicolás Maduro, llama la atención a propios y extraños. Y mientras el PP ha puesto en marcha una ofensiva que pretende llevar al leonés a la comisión de Exteriores del Parlamento Europeo, entre los socialistas empieza a cundir el desconcierto por la clamorosa falta de posicionamiento del exmandatario socialista. Ha sido Felipe González quien ha reclamado a su sucesor que reaccione públicamente a la autoproclamación del presidente venezolano, pero en el PSOE admiten cierta "sorpresa" por el mutismo de Zapatero sin ser capaces de explicar las razones que lleval al exjefe del Ejecutivo a mantenerse en silencio.
Este martes Felipe González afeó a Rodríguez Zapatero que fuera el único miembro del Grupo de Puebla que no ha pedido las actas del Centro Nacional Electoral que demuestren el resultado que permitió a Maduro proclamarse vencedor en las urnas, algo que la oposición venezolana niega. El citado grupo reune a otros exmandatarios de la izquierda americana que también acudieron al país caribeño para supervisar los comicios, como Leonel Fernández y Ernesto Samper, expresidentes de República Dominicana y Colombia, que sí han reclamado más transparencia al régimen de Caracas antes de proclamar a un vencedor de las elecciones del 28 de julio.
En el mismo sentido se han pronunciado los principales líderes de la izquierda sudamericana, como Lula da Silva, Gabriel Boric o Gustavo Petro. Y es la posición que han defendido varios gobiernos europeos, entre los que se incluye España. La voz más representativa de Bruselas en este asunto es la de Josep Borrell, también socialista y exlíder del PSOE como Zapatero y González. El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores defendió en X que "sin pruebas que los respalden" los resultados del Centro Nacional Electoral de Venezuela "no pueden ser reconocidos". En su mensaje en redes reclamó la publicación de las actas, una publicación por la que el propio Maduro criticó a Borrell desde Caracas.
En medio de todo este cruce, José Luis Rodríguez Zapatero sigue sin pronunciarse. En Ferraz no dan grandes explicaciones al respecto de la posición del expresidente socialista y ponen el foco en el PP y el viaje de la comitiva de dirigentes populares que tuvo que volverse de Caracas tras ser expulsado por el régimen de Maduro. La delegación popular no tenía los permisos que sí tenía el expresidente del Gobierno. "Qué aclaren cuánto nos costó a los españoles el selfie de ida y vuelta", expresan en la cúpula socialista. Su portavoz, Esther Peña, ya cargó el martes contra los populares y les instó a presentar el justificante del gasto del viaje encabezado por Esteban González Pons.
Entre las explicaciones que encuentran distintos dirigentes socialistas sobre la actitud de Zapatero hay disparidad, pero entre todos cunde el desconocimiento. Una de las tesis que manejan en el PSOE es que el expresidente está esperando a que el Tribunal Supremo de Venezuela compruebe los datos para mostrar su posicionamiento, algo que no han hecho el resto de exdirigentes del grupo de Puebla, que están presionando al régimen de Maduro para que publique las actas. "Prudencia", expresa un barón territorial, que defiende que la labor de Rodríguez Zapatero en Venezuela "siempre ha sido bastante silenciosa porque si no, no sería útil".
Estas tesis encajan con los poscionamientos de Ferraz, que deslizan que el exmandatario socialista ha logrado la liberación de presos por parte del régimen de Caracas gracias a su "labor callada". Hay otras voces que sugieren que el perfil bajo de Zapatero podría servir para poder buscar una posible salida pactada al bloqueo que vive ahora el pais caribeño entre el enroque de Maduro y la presión de la oposición.
Las elucubraciones seguirán hasta que Rodríguez Zapatero ponga fin a su silencio, una situación que puede incomodar al PSOE por el nuevo papel que ha ejercido el expresidente leonés en los últimos años. En la campaña de las elecciones generales de julio de 2023, se convirtió en uno de los adalides de Pedro Sánchez después de pasar por una suerte de rehabilitación política cuando ya ha pasado más de una década desde su salida del Palacio de La Moncloa. En el último año, líder socialista ha buscado asociar las políticas de su Ejecutivo con los avances sociales del periodo de Rodríguez Zapatero.
La figura del leonés ha servido a Sánchez como asidero entre los veteranos socialistas, encabezados por el propio Felipe González, que se muestran críticos con la gestión de Sánchez por decisiones como la ley de amnistía y sus cesiones a los independentistas.
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