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La majestuosa Estación Internacional de Canfranc, enclavada en los Pirineos aragoneses, en la provincia de Huesca, ha vivido una transformación espectacular. Símbolo de la modernidad para España y Francia, uniendo a ambos países a través del túnel del Somport, esta estación fue un coloso de la ingeniería, cuya inauguración, presidida por el rey Alfonso XIII el 18 de julio de 1928, marcó un hito en la historia del transporte europeo.
Con sus más de 240 metros de longitud, 150 puertas y cerca de 350 ventanas, este edificio no solo asombraba por su tamaño, sino también por su elegante diseño modernista, obra del ingeniero Fernando Ramírez de Dampierre, que plasmó en su arquitectura la influencia francesa de su formación en París. Sin embargo, tras años de esplendor, el declive llegó en 1970 con el cierre de la línea ferroviaria en Francia, lo que sumió a Canfranc en el olvido.
Durante décadas, el edificio permaneció abandonado, víctima del paso del tiempo y del deterioro, hasta que, en los últimos años, un ambicioso proyecto de rehabilitación le devolvió su antigua gloria. Hoy, renacido bajo el nombre Canfranc Estación, A Royal Hideaway Hotel, el edificio se erige no solo como un símbolo histórico recuperado, sino también como un lujoso hotel de 5 estrellas que ofrece a sus huéspedes una experiencia única en un entorno natural privilegiado.
Historia y secretos de Canfranc: De estación a refugio nazi
La historia de Canfranc es tan fascinante como oscura en algunos de sus capítulos. Durante la Segunda Guerra Mundial, la estación se convirtió en un punto estratégico de intercambio entre la España franquista y la Alemania nazi. A través de esta ruta, toneladas de wolframio, un mineral esencial para la producción de armamento, eran enviadas a Alemania, mientras que lingotes de oro nazi robados a los judíos llegaban a España y otros destinos, como Portugal y Argentina. Este tráfico de metales preciosos y minerales era parte de un acuerdo entre ambos países, que hizo de Canfranc un lugar clave en la guerra.
La resurrección de Canfranc. La estación que nos conectó con Europa
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Pero Canfranc no solo fue el escenario de estos oscuros negocios. La estación también fue un refugio para muchos que huían de la persecución nazi. La red de espías que operaba en la zona, con la complicidad de algunos trabajadores de la estación y habitantes del pueblo, facilitó el escape de cientos de judíos y otros perseguidos por el régimen nazi hacia la libertad. Historias como la de Albert Le Lay, jefe de la aduana francesa en Canfranc y miembro activo de la Resistencia, o la de Lola Pardo, una joven espía que ocultaba mensajes en su ropa para pasarlos a la Resistencia, han quedado grabadas en la memoria de este lugar, añadiendo un toque de misterio y tragedia a su ya fascinante historia.
Un nuevo destino de lujo y gastronomía
Hoy, Canfranc ha resurgido de sus cenizas como un destino de lujo y un referente gastronómico. El hotel, que cuenta con 104 habitaciones, incluidas cuatro suites de lujo, ha sido diseñado con una cuidada estética que fusiona elementos art déco con un toque contemporáneo. El vestíbulo original de la estación, donde hoy se ubica la recepción del hotel, ha sido restaurado con esmero para mantener su esencia histórica. Apliques de latón, yeserías y parte del suelo original han sido recuperados, ofreciendo a los huéspedes una ventana al pasado con todas las comodidades modernas.
Pero Canfranc no solo se destaca por su arquitectura y lujo, sino también por su oferta gastronómica. El restaurante Canfranc Express, dirigido por los prestigiosos chefs Eduardo Salanova y Ana Acín, y con una estrella Michelin, es una verdadera joya culinaria. Ubicado en un vagón restaurado del antiguo tren Orient Express, este restaurante ofrece una experiencia gastronómica íntima para solo ocho comensales.
Aquí se puede disfrutar de una reinterpretación de la cocina tradicional aragonesa con un enfoque creativo. Platos como el consomé clarificado de migas del pastor con cebolleta y semillas de tomate o la Trilogía del Ternasco, son solo algunas de las exquisiteces que se pueden degustar en este singular espacio.
Canfranc en el cine: Mitos y realidades
La estación de Canfranc ha sido también un lugar codiciado por el mundo del cine. Su arquitectura monumental y su entorno natural han servido de escenario para numerosas producciones cinematográficas. Uno de los mitos más persistentes sobre Canfranc es que aquí se rodó la película Doctor Zhivago. Sin embargo, esta icónica película no se filmó en Canfranc. Las escenas de tren fueron rodadas en las estaciones de tren de Soria-Cañuelo, Candilichera, Navaleno, Villar del Campo, Yanguas y Matamala de Almazán en Soria, así como en la Estación de Delicias de Madrid.
🗓️#TalDíaComoHoy (30-07-1965) en la estación de Delicias...📽️'Doctor Zhivago': estos son los lugares de Madrid en los que se rodó la película👉https://t.co/vzW9pxmxxy @rtve 🎞️'Delicias, un escenario de película'👉https://t.co/NTuSF54aIG pic.twitter.com/nleHPKnGug
— Museo del Ferrocarril (@M_Ferrocarril) July 30, 2024
Aun así, Canfranc ha sido un popular escenario de rodaje para otros filmes y series. Producciones como Canfranc, el sueño de una realidad (Pedro Aguaviva, 1991)En brazos de la mujer madura (Miguel Lombardero, 1997), Passage des Pyrénées (Jean Paul Roig, 2001) o De tu ventana a la mía (Paula Ortiz, 2011), entre otros, así como documentales sobre la Segunda Guerra Mundial han encontrado en Canfranc el telón de fondo perfecto para sus historias. Además, la estación ha sido escenario de varias series de televisión (Nuestros caminos a Santiago, 2004) y videoclips (Diego Martín, Suite u Oakland), consolidando su estatus como un lugar cargado de historia y atractivo visual.
La Estación Internacional de Canfranc pasó de ser un símbolo de modernidad a estar abandonada. Ahora renace como hotel de lujo
Por último, todo aquel que hacer una visita guiada a la histórica estación de Canfranc puede hacer una reserva previa mediante la página web de la oficina de turismo de Canfranc o llamando al teléfono 974 37 31 41. La visita dura una hora aproximadamente, tiene aforo limitado y tiene un precio de 4€ para los adultos y 1,5 € para los niños entre 10 y 6 años. Para menores de 5 años es gratis. También hay visitas teatralizadas con un precio de 9€ para los adultos y de 8€ para los niños de 10 a 3 años, siendo gratuito para los menores de 3 años.
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