Para todos los que sueñan con realizar este verano el viaje de su vida, aquí van algunas ideas
Puede que las vacaciones nos hayan pillado desprevenidos, pero nunca es tarde para cumplir nuestro gran deseo viajero. Aparecer, por ejemplo, en el continente africano, que no sólo enamora por su fauna sino también por sus maravillosos paisajes. Como el de las cataratas Victoria, declaradas Patrimonio de la Humanidad, que constituyen el salto de agua del río Zambeze situado en la frontera de Zambia y Zimbabue. Una impactante cascada que puede llegar a verter más de sesenta millones de litros de agua cada minuto desde una altura de 107 metros. Más allá de contemplar el atronador desplome, se puede sobrevolar el lugar en helicóptero, avioneta y ultraligero o apreciar su violencia a través de un adrenalínico rafting que permite enfrentarse a 19 rápidos.
Paraísos de la Polinesia
Más tranquilas se perfilan las vacaciones en el exótico archipiélago de las Islas Cook, el paraíso más remoto de la Polinesia, localizado en el Océano Pacífico Sur, entre Hawái y Nueva Zelanda. Aquí, en atolones prácticamente inexplorados, la actividad pasa por buscar el tesoro en Suwarrow o entregarse al disfrute de Rarotonga, Aitutaki y Atiu, que son la viva imagen del edén, con plantaciones de plátanos y cocoteros, aguas cálidas y poco profundas y un fascinante universo submarino.
Los templos de Angkor
Quizás sea el momento de descubrir Camboya y sus templos de Angkor, el mayor testimonio de la grandeza jemer. En este intrincado entramado de palacios, torres y santuarios no sólo descansa un acervo monumental devorado por la selva (árboles centenarios, musgo, plantas trepadoras…) sino también una espectacular simbiosis de espiritualidad, simbolismo y simetría que nunca decepciona.
El Lejano Oeste
Como tampoco lo hace el Lejano Oeste americano, los legendarios territorios tan magistralmente retratados por el género cinematográfico del western. Una aventura que puede realizarse por carretera y que alcanza su gran hito, claro, en el Gran Cañón del Colorado, catalogado como una de Las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Por esta cicatriz en la tierra con más de 1.600 metros de profundidad y una anchura media de 16 kilómetros fluye, como una serpiente, el río Colorado. Y con él todo su misticismo.
Fiordos noruegos
Quienes no quieran llegar tan lejos pueden optar por los fiordos noruegos, allí donde la portentosa naturaleza del país de los vikingos tiene su gran reclamo. En estos laberintos de agua y roca que avanzan centenares de kilómetros tierra adentro, custodiados por acantilados vertiginosos, se alcanza la sensación de haber llegado a un escenario descomunal, ante el que tan sólo cabe constatar la pequeñez humana.
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