El PP explorará acuerdos con el PSOE en las CCAA donde Vox les ha dejado en minoría

El PP explorará acuerdos con el PSOE en las CCAA donde Vox les ha dejado en minoría

Uno a uno, todos los líderes autonómicos del PP solemnizaron este viernes el punto y final a su relación institucional con Vox. La cascada de ceses y la posterior reestructuración en los ejecutivos de Castilla y León, Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón y Extremadura abre una nueva etapa política en el tablero de la derecha. Abascal tendrá que capear el riesgo a una "fractura interna" por una decisión que dejó en la calle a decenas de cargos a los que el PP podría echar una red. Y Feijóo respira tranquilo por haber soltado lastre, pero con la incertidumbre de si la prometida "estabilidad" en sus gobiernos autonómicos no será más que un espejismo.

Del enfrentamiento total entre PP y Vox solo se salvan, de momento, los pactos municipales. Abascal no solo decretó a sus vicepresidentes y consejeros la salida inmediata de las presidencias autonómicas, sino también la retirada del apoyo parlamentario. Si los barones del PP quieren aprobar leyes, tendrán que sudar la camiseta para negociar punto por punto. Y, al menos hasta que amaine la tormenta, no será una gesta fácil. En la dirección de Vox se ha dado orden de ejercer una oposición "contundente" a Feijóo y, por ende, a sus líderes territoriales.

El fantasma de la inestabilidad planea por tanto en seis ejecutivos autonómicos, incluyendo Baleares, donde Vox no tenía sillones, pero sí firmó un acuerdo programático para investir a la popular Marga Prohens. Pero ningún barón tiene en mente el adelanto electoral, al menos en el corto plazo. La única salida es mirar al resto del arco parlamentario, especialmente al PSOE, para evitar la parálisis legislativa. Y todos los presidentes autonómicos están dispuestos a lanzarles el guante.

En la dirección nacional del PP creen también que es el único camino. Ir "partido a partido", levantar la vista y buscar "consensos" más allá del partido situado a la derecha. Como sucedía con Vox, la relación de los líderes nacionales dista de la que pueden mantener en las sedes autonómicas. Hace tiempo que entre Feijóo y Abascal existía un muro de hielo casi inquebrantable. Pero a nivel regional, y salvo excepciones puntuales, las relaciones eran fluidas, casi amigables. "Aunque sean gobiernos en minoría, estaremos mucho mejor que Sánchez en el Congreso", exhiben, intentando alejar comparaciones con la debilidad parlamentaria de Sánchez.

Ana Belén Ramos

La pregunta sobrevoló en las sedes regionales donde comparecieron este viernes los distintos barones del PP. Tras la ruptura con Vox, ¿qué harán para que la legislatura sea viable? Y todos, con mayor o menor contundencia, se mostraron proclives a tender puentes con el PSOE sin renunciar a seguir intentándolo también con sus excompañeros de viaje. La más clara en este sentido fue la extremeña María Guardiola. "Vamos a tender la mano y vamos a tender puentes al Partido Socialista como segunda fuerza mayoritaria, y también a Podemos", aseguró.

Pese al lapsus de la presidenta autonómica, lo cierto es que en Extremadura el PSOE fue primera fuerza pese a empatar en escaños con el PP, aunque la suma con Vox frustró las opciones de los socialistas de volver a ocupar la Junta. La mano tendida de Guardiola a las fuerzas de izquierda provocó la cólera de distintos cargos de Santiago Abascal, que aprovecharon para alimentar el relato de la "estafa" de Feijóo a sus votantes por la connivencia con Sánchez.

Alfonso Fernández Mañueco se abrió también a explorar "un abanico de posibilidades" para sacar adelante sus proyectos y no apretar el botón de adelanto electoral antes de tiempo. "Hablaremos y dialogaremos con todos los que quieran hablar y dialogar sinceramente con nosotros", manifestó. Poco después, el líder socialista regional, Luis Tudanca, avanzó que solo sopesaría acuerdos con el PP si este rompía también sus pactos municipales con Vox, una idea que no está encima de la mesa y que el propio Feijóo frenó en la sede nacional del partido.

En las Cortes de Castilla y León, Mañueco tiene la posibilidad de tantear a otras fuerzas regionalistas, como Soria Ya o Unión del Pueblo Leonés. La misma circunstancia se da en Aragón, donde el PAR —que cuenta con direcciones generales en el ejecutivo de Jorge Azcón— tiene un diputado. Hay otras formaciones al margen del PSOE, como la Chunta Aragonesista, aunque no es precisamente una formación con la que Azcón tenga opciones de aplicar una geometría variable.

Aun así, el presidente aragonés dejó entrever también su mano tendida a la búsqueda de acuerdos. "La fórmula del diálogo y de la negociación se nos ha dado bien en el pasado, y es la misma que vamos a aplicar en el futuro", afirmó. En la Región de Murcia se deslizó esa predisposición a tantear a todo el arco parlamentario, no de boca de su presidente, Fernando López Miras, el único de los barones que no compareció por problemas de agenda.

Itziar Reyero

El dirigente delegó en su vicesecretario de Organización, Joaquín Segado, que descartó también la convocatoria anticipada de elecciones. Fue el mismo mensaje que trasladó el valenciano Carlos Mazón, que comunicó también su intención de lanzar un guante al PSPV y a Compromís para sacar adelante su agenda legislativa o desbloquear órganos estatutarios. Hay que recordar que todos los ejecutivos autonómicos afectados por el órdago de Vox tienen aprobados sus presupuestos para este ejercicio que pueden prorrogar, lo que les aporta una dosis extra de estabilidad.

Pedro Sánchez aprovechó la delicada coyuntura entre Feijóo y Abascal para celebrar la salida de Vox de las instituciones comunitarias, aunque preguntado por si garantizaría el PSOE la estabilidad de los ejecutivos del PP se limitó a afirmar que todo "dependerá de las políticas que proponga el gobierno autonómico de turno en la Asamblea correspondiente".

La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, añadió este viernes que la intención del PSOE era ejercer una oposición "constructiva" y "responsable", aunque habrá que esperar para comprobar si los socialistas no aprovechan la inestabilidad de la derecha para intentar aumentar la debilidad de los populares y mermar su ingente poder autonómico.



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