Su lanzamiento no dejó indiferente a nadie, y se sigue produciendo a pesar de que ya no se vende en este supermercado.
En el momento de su lanzamiento, el huevo frito envasado de Mercadona levantó tantos adeptos como críticos en las redes sociales. Entre sus virtudes, destacaban la comodidad para aquellos que no tenían tiempo de cocinar, mientras que sus detractores tacharon el abundante plástico utilizado para envasar el producto.
Los huevos fritos se vendían en pack de dos, por 1,80 euros, y aunque ya fueron retirados de los establecimientos de la cadena de supermercados valenciana, todavía se siguen vendiendo millones de unidades cada año en España.
Javier Yzuel, fundador de la empresa Innovation Foods 360, fue quien ideó este producto. En una entrevista en el medio portugués NiT, ha explicado los motivos por los que lo sacó adelante. "Los tiempos han cambiado a una velocidad impresionante. Hace 10 o 15 años cocinaba porque tenía tiempo para hacerlo. Ahora rara vez tengo la oportunidad de hacerlo", ha indicado.
Al igual que existen otras opciones de platos precocinados, como la tortilla de patatas, el huevo frito envasado es una alternativa más, de ahí que Yzuel aplicase este mismo principio. "Quien quiera hacerlo, lo hace. Quienes no tienen tiempo o tienen un imprevisto, tienen una opción prácticamente lista para la venta en los hipermercados", ha expuesto.
Respecto a las críticas que los huevos fritos tuvieron por la cantidad de plástico empleado en sus envases, su ideólogo defiende que están trabajando "para que los huevos se vendan en envases fabricados con fibras reciclables, pero los procesos de aprobación en Europa son lentos. La idea es avanzar constantemente para reducir al máximo el contenido de plástico que utilizamos en los envases", ha comentado.
La idea fue expuesta por primera vez en 1998 cuando Yzuel estudiaba la carrera de Dirección Hotelera. Aunque inicialmente la propuesta no fue bien recibida, tras dos décadas de investigación y pruebas consiguió hacerla realidad y venderla a Mercadona. En 2014 logró el resultado deseado, registró la patente y empezó a buscar posibles compradores.
Este inventor tuvo que afrontar algunas reticencias en Europa y Estados Unidos, pero supo diferenciarse de algunas patentes similares que ya existían: "El secreto es cómo alcanzar una temperatura que garantice la seguridad alimentaria y luego detener el proceso. A 65 grados, el huevo se coagula. Creé un sistema que permite controlar la temperatura interna de los alimentos y luego reducirla abruptamente", indica.
"La textura es importante porque demuestra el grado de control de la temperatura y la capacidad de obtener yemas líquidas y perfiles tostados, sin carbonizar el huevo", añade Yzuel. De este modo, se obtiene un huevo con una yema cremosa y un borde crujiente, que al calentarlo en el microondas de casa por solo 30 segundos se obtiene un alimento muy similar al huevo recién frito en la sartén.
Además de Mercadona, los restaurantes de comida rápida se interesaron por este producto. En la actualidad, la fábrica de Innovation Foods 360, situada en Teruel, produce más de 40.000 huevos fritos al día que no llevan sal, aditivos ni conservantes. "Están cocinados y ultracongelados y no representan ningún riesgo para la salud", sostiene.
Además, pueden aguantar hasta 18 meses en el congelador y su almacenamiento es muy sencillo. "Para una empresa de comida rápida, que tiene que atender cientos de pedidos al día, freír tantos huevos no es posible en este momento", añade, por lo que este producto supone una buena alternativa.
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