Tal vez haya reparado. Estos días, una campaña del Ayuntamiento de Madrid ha invadido las vallas publicitarias de la ciudad. En los carteles sale un joven atrapado en una pantalla que pareciera que lo fuera a consumir. “Despégate un poco. Hay más vida detrás de la pantalla”, reza el anuncio. La campaña busca llamar la atención de los jóvenes (y sus familias) que pueden padecer una adicción a las pantallas y necesitan ayuda especializada para dejarlas. De media, un adolescente promedio pasa de tres a cuatro horas al día haciendo una sola cosa: mirar fijamente su móvil, según datos del Consistorio.
Los expertos advierten de que lo que empieza como un simple entretenimiento para chavales que no se quieren perder las últimas novedades de sus amigos y del famoseo, puede terminar por provocar en muchos de ellos síntomas cercanos a la ansiedad cuando no tienen una pantalla cerca.
Muchos de estos jóvenes cuentan que cuando dejan el móvil, aunque sea solo unos minutos, sienten la necesidad de volver a cogerlo y refrescar sus aplicaciones favoritas. Es la llegada de la patología, lo que se conoce como adicción a las pantallas. Una vez en este punto, estas empiezan a consumir sin parar horas y horas del tiempo libre de los adolescentes sin que ellos lleguen a ser conscientes de que pueden tener un problema.
“El uso problemático de internet es un fenómeno creciente de nuestro tiempo. Se define como un uso generalizado y compulsivo de internet, asociado a una pérdida de control y consecuencias negativas para el individuo”, explican desde el órgano municipal.
En 2023, se detectaron 2.125 adolescentes y jóvenes en el Instituto de Adicciones (57% en riesgo y el 43% con síntomas de adicción). De estos, fueron atendidos 350 chavales por riesgo en el uso de videojuegos, redes sociales y navegación. En 2023 requirieron tratamiento especializado 107 personas por complicaciones por abuso de videojuegos, redes sociales y navegación en los CAD (Centros de atención a las Adicciones).
Y el problema va a más. El Ayuntamiento de Madrid atendió a más de 11.000 personas en 2023 en los tres espacios que tienen en Almendrales, Pradolongo y Moscardó. Estos recursos están diseñados para que los jóvenes vuelvan a conectar con el mundo real a través del ocio sano y real. Esta conexión, afirman quienes ayudan a estos adolescentes, solo se produce cuando estos son capaces de apartarse de las pantallas el tiempo suficiente como para conocerse de verdad.
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Es lo que sucede en el espacio del servicio PAD (Prevención de Adicciones) que tiene el Consistorio en el distrito de Usera. Allí, más de 40 jóvenes asisten todas las semanas a talleres de cocina y de inteligencia artificial y usan los espacios de grabación para hacer radio y pódcast. Además de divertirse, muchos han encontrado en estos hobbies pasiones para el futuro.
“Todos esos contenidos de redes sociales que nos gustan, de forma tan repetitiva como amplificada, hacen que la tecnología sea muy atractiva, especialmente para población joven. El riesgo es pasar de un uso saludable y controlado al uso problemático. Es cuando se rompe el equilibrio y todas las actividades del entorno físico (actividades de ocio, tiempo en familia o con amistades…) van reduciéndose de forma progresiva”, aseguran desde el Instituto de Adicciones de Madrid Salud.
“Un 3,5% de la población de 15 a 64 años tuvo un posible uso problemático de internet en España”, según la última encuesta de EDADES. En el mismo estudio, se registró que la prevalencia de este uso en los estudiantes de 14 a 18 años ha sido del 20,5%.
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El Ayuntamiento de Madrid detalla que ellos mismos son sensibles a los beneficios de la digitalización, pero también conscientes del reto que supone lograr un uso adecuado de la tecnología. “Desde hace 16 años el Instituto de Adicciones de Madrid Salud puso en marcha acciones dirigidas a la prevención y al bienestar digital. Desde ahí atendemos a familias y jóvenes para que puedan tener una relación sana con las pantallas”, explica la psicóloga Inés González, que es la jefa de sección del Departamento de prevención de Madrid Salud en el órgano municipal.
Los madrileños que quieran hacer uso de estos recursos lo pueden hacer gratuitamente. “Nosotros recorremos los distritos para darnos a conocer, pero muchas veces es el tutor de un adolescente, su médico de familia o su propia familia la que ve signos de alerta y nos contacta”, cuenta González.
El Ayuntamiento ha creado además estos lugares como una alternativa saludable frente a otros modelos de ocio asociados al consumo de alcohol u otras drogas. “Queremos reforzar las relaciones personales con propuestas que potencian la interacción, la cooperación y el intercambio de opiniones”, explican desde el local de Usera.
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