Durante la sesión de control en el viejo Hospital de las Cinco Llagas, Juanma Moreno hizo una llamada a la calma, una petición para mantener un tono alejado de la crispación en la política. Lo hizo después de pedirle al presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, que intentara apaciguar los ánimos en la bancada socialista. 24 horas antes, Aguirre se vio obligado a parar el pleno durante 5 minutos por una bronca formidable entre el titular de Turismo, Arturo Bernal, y Ángeles Férriz, portavoz del PSOE. "Te aguanto detrás todos los días y das vergüenza", espetó el consejero a la dirigente socialista. En el Parlamento andaluz se había parado el pleno por un histórico ataque de risa, en los 90, y por la aparición de un ratón en el hemiciclo, pero la revisión del relato jurídico del caso de los ERE ha encendido la mecha de la crispación en Andalucía hasta el punto de provocar otro de esos bloqueos.
"Los que machacaron, expulsaron y apalearon [a Manuel Chaves y José Antonio Griñán] fueron ustedes", espetó Moreno después de esa primera apuesta por la moderación. Y es cierto que el presidente de la Junta se cuida de bajar al barro en su apuesta por aparecer como un político sereno y alejado de las estridencias. Pero la anulación parcial de la condena a seis ex altos cargos socialistas y la alta probabilidad de que los dos expresidentes condenados vayan por el mismo camino, ha cambiado las cosas. El debate empezó a encanallarse en la campaña de las elecciones europeas, cuando Pedro Sánchez, en un mitin en Benalmádena, reivindicó la figura de Magdalena Álvarez como "víctima del vil ataque de la derecha". Unos días después, el Tribunal Constitucional concedió amparo parcial a la exministra y exconsejera de Hacienda y anticipó una rebaja considerable de su condena por el caso de los ERE.
Después de Álvarez han seguido otros tres exconsejeros, Carmen Martínez Aguayo, Francisco Vallejo y Antonio Fernández; y dos altos cargos más. Uno de ellos, Miguel Ángel Serrano, exdirector de la agencia IDEA, quedó totalmente exonerado. Y las ponencias de Chaves y Griñán, que el TC abordará a partir de este martes 16 de julio, apuntan a una reducción de sus penas. La petición de recusación del PP contra dos magistradas y la inhibición del presidente de la corte, Cándido Conde Pumpido, tienen pocas posibilidades de prosperar, por lo que en unos días llegará la traca final de este proceso que ha tambaleado el tablero político andaluz, habituado a una cierta placidez, lejana de los ruidos que salen de la M-30.
Esta cascada de decisiones han puesto en pie de guerra a populares y socialistas. Los primeros consideran que la mayoría progresista del tribunal de garantías ejerce como brazo ejecutor de Moncloa. Así lo dijo el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández Pacheco. Y los populares andaluces llevan semanas afanándose en dejar claro que "Andalucía no olvida" y que el caso ERE fue el mayor caso de corrupción de la democracia. Los socialistas, por su parte, han puesto en marcha una campaña contra los populares, a quienes acusan de armar "una cacería política" para erosionar al PSOE y lograr gobernar en Andalucía después de décadas de mandatos socialistas. Y lo han acompañado de vídeos en los que Álvarez y Martínez Aguayo dan su versión de los hechos, reivindican su inocencia y la labor de sus gobiernos y señalan a Juanma Moreno.
En medio de esa disputa se entiende que el jueves, durante un debate en la Cámara, el secretario general del PP, Antonio Repullo, hiciera un símil entre la actitud que los socialistas dedican ahora a los exdirigentes de los ERE y los homenajes de bienvenida que reciben los presos etarras cuando vuelven al País Vasco. "Quieren hacer una suerte de ongi etorris a los condenados", espetó el dirigente popular, que hace ahora de punta de lanza de su partido en este viaje al pasado que recuerda a los tiempos de la instrucción.
Entonces, como ahora, los populares ejercían de acusación particular en el caso que derivó en el reparto de 680 millones de euros en ayudas que la Audiencia Provincial de Sevilla y el Tribunal Supremo consideraron fraudulento. Y ahora el Tribunal Constitucional rebate esas tesis, ya que en sus recientes sentencias asegura que, al estar incluido en proyectos de ley aprobados por el Parlamento, se trataba de un modelo legal y su diseño y ejecución no pueden derivar en la comisión de un delito de prevaricación ni malversación. Cosa distinta es lo que ocurriera con el dinero que se concedió a empresas que no lo merecían, en manos de intrusos vinculados al PSOE o que incluso se utilizara para la compra de cocaína, como confesó Juan Francisco Trujillo, el chófer del fallecido Francisco Javier Guerrero, exdirector general de Empleo y considerado el cabecilla de la trama.
Repullo recordó desde la tribuna esos detalles más sórdidos de la corrupción vinculada al PSOE en Andalucía, que apeló directamente a la bancada socialista para abroncarlos por su actitud desde que comenzó el proceso de revisión. "Deberían estar avergonzados y no orgullosos", dijo el diputado cordobés antes de otro rifirrafe protagonizado por una diputada del PP, Beatriz Jurado, que acusó a los socialistas de robar y acabó retractándose entre las protestas del PSOE. "Sí, hubo fraude, lo digo", respondió durante su turno el dirigente socialista Josele Aguilar, que admitió la corrupción, pero rechazó que la malversación afectase a los 680 millones de euros que airea el PP cada vez que tiene ocasión.
Los socialistas, en la estrategia puesta en marcha en las últimas semanas, han combinado esa defensa de sus exdirigentes con un tono muy duro contra el PP. Fue Férriz la que, en una rueda de prensa, calificó a la cúpula del PP que armó la oposición en torno al caso ERE como "auténticos sicarios de la política". Los socialistas han anunciado que acudirán a los tribunales para querellarse contra los dirigentes de PP y Vox que acusen de robar, con nombres y apellidos, a los políticos del caso ERE que acaben absueltos. Ya tienen puesto el foco en Elías Bendodo, aunque todavía no han cerrado la denuncia, explican fuentes socialistas.
De fondo, en este estallido de crispación que viven los dos principales partidos de Andalucía, hay una discusión latente sobre los beneficios que tiene para el PSOE esta reivindicación de sus veteranos exonerados parcialmente del caso ERE. "No sé quién ha diseñado esa estrategia, pero que siga por ese camino porque es un grandísimo error", espetó Juanma Moreno, que incluso animó a los socialistas a encargar una encuesta para salir de la incertidumbre. Para los socialistas, el presidente de la Junta se descubrió con esa frase como el impulsor de una encuesta que circula por las redes, aunque muy rudimentaria.En el PP andaluz niegan que sean los autores de ningún sondeo al respecto, y en el PSOE no andan boyantes como para dedicar sus fondos a ese asunto. Una fuente socialista, en conversación con este periódico, confía en que la estrategia será positiva. "Conozco a gente que no es del PSOE, ha visto el vídeo de Carmen Martínez Aguayo y se le han saltado las lágrimas", relata este dirigente, que admite que habrá quien nunca cambiará de opinión sobre los ex altos cargos, pero sí cree que hay viejos votantes socialistas que sentirán empatía por la generación de socialistas que prácticamente ha estado fuera del mapa durante casi una década.
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