Descubre los métodos más recomendados más allá de la suplementación para subir la vitamina D, una vitamina esencial para la salud ósea y cardiovascular que a menudo se encuentra en niveles bajos en la población española.
La vitamina D es una vitamina liposoluble crucial para la absorción adecuada de calcio y fósforo en el organismo, además de estar relacionada con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, nerviosas y cerebrales. Según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), la deficiencia de vitamina D es un problema común en España que puede conllevar niveles bajos de estos minerales esenciales para la salud ósea y otras funciones vitales.
Para determinar si se padece una deficiencia de vitamina D, es necesario realizar una analítica de sangre. Los niveles óptimos se sitúan entre 30 y 100 ng/ml, mientras que valores entre 20 y 30 ng/ml se consideran insuficientes y por debajo de 20 ng/ml, deficientes. Algunos síntomas asociados a la falta de vitamina D incluyen cansancio, irritabilidad, bajo estado de ánimo y sudoración excesiva en la cabeza.
Existen dos formas principales de obtener vitamina D: a través de la alimentación y, fundamentalmente, mediante la exposición a la luz solar. La vitamina D3 o colecalciferol, la forma más activa, se sintetiza en la piel tras la exposición solar. Por ello, los expertos recomiendan exponerse al sol de manera moderada y con protección adecuada para mantener niveles óptimos de esta vitamina.
Alimentos ricos en vitamina D
Aunque la dieta solo aporta entre un 15% y un 20% de la vitamina D necesaria, ciertos alimentos pueden ayudar a aumentar sus niveles. El pescado es la fuente alimentaria principal de vitamina D, seguido en menor medida por lácteos y huevos. Incorporar estos alimentos regularmente en la dieta puede contribuir a mantener niveles adecuados de esta vitamina esencial.
Suplementos de vitamina D
En casos de deficiencia confirmada mediante analítica, el médico puede prescribir suplementos de vitamina D. Estos pueden ser de origen vegetal (vitamina D2) o animal (vitamina D3). Una vez en el organismo, la vitamina D se transforma en el hígado en su forma activa, lista para actuar en diferentes órganos y sistemas.
En definitiva, mantener niveles adecuados de vitamina D es fundamental para la salud ósea, cardiovascular y neurológica. Una exposición solar moderada, una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en esta vitamina y, en casos necesarios, la suplementación bajo supervisión médica, son las claves para prevenir y tratar la deficiencia de vitamina D, un problema frecuente en la población española.
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