Lo peor, las guerras en cadena. Así empezaron las grandes contiendas continentales y luego mundiales. Cuando hay dos en marcha, sin horizonte de paz y ni siquiera de alto el fuego, como ahora, el mayor riesgo es la escalada. Y, luego, la conexión. Estamos muy lejos de esta fase, pero parpadean las luces de nuevos peligros con las maniobras navales de China alrededor de la isla de Taiwán. Si difícil es soportar dos a la vez, evitar el ascenso bélico a los extremos en cada una de ellas y echar a la vez una mano a los aliados, deviene casi imposible si hay que conseguirlo con tres. Es el punto donde se conectan las ambiciones imperiales de Xi Jinping respecto a Taiwán con los temores de Joe Biden ante el final de su presidencia y su encuentro en las urnas del próximo 5 de noviembre con Donald Trump.
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