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Salvador Illa ha dejado esta tarde absolutamente solo a José Luis Ábalos, en la comisión de investigación en el Congreso sobre el caso Koldo, al desvincularse totalmente de la influencia que su principal asesor, tuvo en el Gobierno. "Hay que preguntarle a quien le nombró", aseguró sobre la estrecha relación que mantenía con Koldo García, a quien se investiga por el cobro de comisiones. "Yo puedo responderle de los nombramientos que hice", señaló, en el turno de respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián.
Illa, que es candidato del PSC a la Generalitat en las elecciones del próximo 12 de mayo, se convirtió este lunes en el pimpampum de todos los grupos parlamentarios, incluidos los de las formaciones que apoyan al Gobierno, Sumar, ERC y Junts, y por supuesto, PP y Vox. Pero fue sólo dirigente republicano, quien logró ponerle más nervioso. "Como el chófer de un ministro acaba siendo uno de los principales proveedores de material sanitario en plena pandemia", le afeó. "Creo en el ascensor social, en la meritocracia, pero cómo es posible", ironizó.
El exministro de Sanidad acudió a la comisión muy concienciado de que no podía cometer ningún error. Fuentes parlamentarias destacan que fue un frontón. Illa en todo momento se resguardó en que ni su Ministerio ni ningún organismo dependiente de él "contrató un solo euro" con las empresas de la trama. Y, agarrado a esta bandera, todas las recriminaciones de los portavoces fueron cayendo en saco roto.
Sí reconoció por primera vez que el asesor de Ábalos habló con él para tratar de conseguir adjudicaciones. Algo que Koldo García también hizo con el Ministerio del Interior y los gobiernos autonómicos de Canarias y de Baleares, donde sí logró contratos para sus padrinos. "Vi al señor Koldo García solo una vez, le indiqué cuál era el procedimiento y le dije que se dirigiera a los técnicos", relató Illa. "El resultado fue que no se contrató nada, esto es el único contacto que yo he tenido con este señor", añadió.
Sus explicaciones se producen, a pesar de que en los informes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), sí aparecen conversaciones de los investigados que aluden a que "el ministro ha dado el ok" y a encuentros con su jefe de gabinete, Víctor Francos. Estos apuntes fueron la principal baza en el interrogatorio a Illa, que tuvo también un sentido electoral, por su condición de candidato a la Generalitat. Tanto Junts como ERC se esforzaron en intentar que saliera malparado de la comisión. El miércoles volverán a intentarlo ya que el exministro interviene en el Senado, en la comisión que con idéntico fin ha constituido el PP.
Pero ni se han acreditado contratos con la principal empresa de la trama, Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, ni tampoco, según el dirigente catalán, con la UTE que formó con Ferrovial. Esta unión empresarial fue otro de los flancos con los que se intentó poner en evidencia al exministro. Él negó que existan adjudicaciones, ni siquiera de Ingesa, el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, sobre el que se le preguntó de manera insistente. Junts incluso le pidió que aclarara porque hay menciones en el Portal de Contratación Pública.
Illa defendió que formó parte de un acuerdo marco en que el se acreditó su solvencia para ser adjudicataria pero que ninguna comunidad adherida "formalizó ningún contrato" con esta UTE. "Pasó los controles porque iba con Ferrovial", apuntó. "La homologación no es una habilitación de compra", añadió. Las preguntas no se pudieron estirar mucho más, a la espera ahora de la segunda vuelta del interrogatorio este miércoles en el Senado.
Lo único que el exministro asumió es que "hubo gente, unos pocos, que se aprovecharon de aquella situación". "Se recibieron, a través de diferentes vías, múltiples ofertas de particulares, empresas e intermediarios que ofrecían suministros de material de diverso tipo", afirmó, y "muchas de estas propuestas eran realizadas aparentemente por oportunistas y advenedizos", algunas con "precios desproporcionados" o "intentos de estafa". Por eso, reiteró, optó por dejar las contrataciones en manos de los técnicos.
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