El PNV se lanza a por el 'votante de orden' y plantea revisar las penas de los multirreincidentes

El PNV se lanza a por el 'votante de orden' y plantea revisar las penas de los multirreincidentes

El PNV no se puede permitir ninguna fuga el 21-A. Los jeltzales, obligados a cubrir todos los frentes, se han lanzado a por el votante de orden, el perfil más conservador de su electorado y el que se ha podido distanciar de la formación por los pactos en el Congreso de los Diputados con Pedro Sánchez. El PP ronda cerca y el candidato de los peneuvistas, Imanol Pradales, se ha encargado en los primeros compases de la campaña de desgranar aquellas iniciativas que puedan conectar mejor con esos votantes. Este martes, en pleno centro de Bilbao, cerca de donde la semana pasada se produjo un incidente entre manteros y policías, dio cuenta de las iniciativas del partido en materia de seguridad, entre ellas, revisar las penas de los delincuentes multirreincidentes y “si es necesario”, aumentarlas.

La seguridad es una de las principales preocupaciones de los vascos. Según el último Deustobarómetro, publicado en diciembre, el 19,6% lo identifica como uno de los tres principales problemas de Euskadi. En el caso de los votantes del PNV, el porcentaje sube al 21,3%, superado por los electores del PP (33,4%) y Vox (48,8%). Entre los votantes de Bildu, PSE y Podemos la cifra se mueve entre el 15,8 y el 12,8%. La delincuencia, en este caso ligada a la inmigración, es la rendija por la que Vox, sin mucho éxito, intenta penetrar en el País Vasco, y es uno de los elementos que los populares han esgrimido para denunciar la “mala gestión” del PNV. Ambas fuerzas comparten una bolsa de electores fronterizos y si el PP está centrando la campaña en ellos para dejar atrás el pobre resultado de 2020, los jeltzales están intentando amarrarlos para no perder la primera posición ante Bildu.

Pradales, acompañado del alcalde de Bilbao, José María Aburto, que ya hizo bandera de la lucha contra los delincuentes en las elecciones municipales del pasado mes de mayo, proclamó que “la seguridad de la sociedad vasca es innegociable”. Y además de comprometerse a evaluar las penas de los multirreincidentes ―el PNV ya apoyó la última reforma del Código Penal para incrementar las condenas―, anunció un nuevo Plan de Seguridad, un sistema de coordinación policial para optimizar el intercambio de información, fortalecer las unidades de investigación para luchar más eficazmente contra la delincuencia organizada, así como mejorar los medios con los que cuenta la Ertzaintza.

El discurso en el centro de Bilbao enlaza con otros de los planteamientos propuestos por el PNV. El pasado viernes, el primer día de campaña, Pradales prometió “barrios seguros” en un mitin-fiesta en Rekalde, el distrito de la capital vizcaína con mayor proporción de extranjeros. En el Aberri Eguna, día de la Patria en euskera, celebrado el Domingo de Resurrección, y que este año sirvió a los partidos nacionalistas para dar el pistoletazo de salida a la campaña electoral, el candidato advirtió que el PNV “no va a meterle la mano en el bolsillo a la gente” y cargó contra aquellos que habían criticado a la formación por no haber apoyado la ley de vivienda.

Itziar Reyero

Otras de las propuestas pensadas para ese votante de orden es el compromiso de un “mayor control” en las ayudas sociales. El programa de los jeltzales recoge la creación de una agencia para “supervisar y coordinar” las prestaciones. El ente “permitirá identificar incompatibilidades y establecer un importe máximo personal o familiar en el cobro de todas las ayudas o prestaciones, garantizando que los recursos lleguen siempre a quienes más los necesitan”. Y en frente, el PP denuncia la creación de guetos a cuenta de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), la falta de ertzainas o el hecho de que San Sebastián sea la segunda ciudad de España donde más ha crecido la delincuencia y Vitoria ocupe el quinto puesto.

La Ertzaintza según Bildu

Pero más allá de la pugna con el PP, las propuestas del PNV en materia de seguridad, y especialmente las que tienen a la Ertzaintza como protagonista, ocultan otra arista, la de Bildu. La izquierda radical, que históricamente siempre ha considerado al cuerpo como un actor más del “Estado opresor” ―ETA asesinó a una quincena de agentes―, ha propuesto la “desmilitarización” de la Ertzaintza. En concreto, “la disminución del uso de armas de fuego, realizando un programa piloto de patrulla desarmada y confección de un catálogo de actuaciones que se prestarán sin armas”. El programa de Bildu también recoge el compromiso de impulsar una policía “comunitaria, de proximidad y redimensionada”, en contraposición al modelo actual.

La sola propuesta indignó al PNV, que no tardó en señalar a la izquierda radical. “¿A quién roba o delinque le vamos a llevar un café con leche y pastas?”, inquirió Pradales en una entrevista en Radio Nervión esta semana. “¿Cómo vamos a desproteger a quienes nos tienen que proteger? Necesitamos prevención, protección y tolerancia cero”, zanjó, no solo para desactivar la retórica de Bildu respecto al modelo policial, también para aplacar a un colectivo, el de los ertzainas, que lleva en pie de guerra la última legislatura y cuyas protestas se han sumado a las de otros muchos funcionarios para reivindicar mejoras laborales.



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