Mucho se habla sobre la importancia de irse a la cama con la piel bien limpia e hidratada para aprovechar al máximo el momento en que se produce la regeneración celular, pero de poco sirve meterse en ella con una rutina de belleza completa si la almohada está sucia. Si crees que con cambiar la ropa de cama una vez a la semana es suficiente para dormir en una superficie limpia, sentimos decirte que, según los expertos, te equivocas. Vayamos por partes. “La funda de la almohada hay que cambiarla, al menos, cada dos días. Aunque a priori pueda parecer algo sin importancia, durante toda la noche, la piel del rostro está en contacto con ella y, al final, se acaba convirtiendo en un depósito de bacterias que causa puntos negros y granitos en la piel”, señala Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. Pero la funda de almohada no es lo único que debemos lavar. Porque los expertos coindicen en que la almohada también necesita limpiezas frecuentes porque acumula polvo, sudor, grasa, saliva, piel muerta y demás bacterias que afectan al estado de la piel y del cabello. Según el estudio Hábitos, actitudes y creencias en torno a la limpieza y el bienestar en los hogares españoles realizado por Vorwerk, fabricante de Thermomix y de los sistemas de limpieza Kobold, los techos (79%) y los colchones (68%) son las superficies que raramente o nunca se limpian. Por no hablar de las almohadas, una de las grandes olvidadas cuando hablamos de limpieza.
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