Vox hizo valer, siempre que tuvo ocasión, el peso de sus escaños en oro. Gracias a la presión que ejercieron contra el PP, lograron asientos en cinco gobiernos autonómicos. Y en cuatro de ellos —Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Extremadura—, los de Santiago Abascal consiguieron hacerse con las competencias relacionadas con el campo. Siempre fue una cartera prioritaria para el partido, cuyo principal granero de votos ha estado en el medio rural. Y ahora, en pleno estallido del sector primario, esa cuota de poder les permite ganar espacio frente a los populares, que pretenden también amarrar con fuerza la bandera de la revuelta agraria. Y todo ello en mitad de la primera campaña electoral del año.
Santiago Abascal movilizará a sus cuatro consejeros autonómicos para que se unan a las movilizaciones convocadas por los agricultores contra el Gobierno de Pedro Sánchez y las regulaciones de Bruselas. Apoyarán a los manifestantes, convoquen los sindicatos mayoritarios —Asaja, COAG y UPA— o las organizaciones extraoficiales que han levantado tractoradas a lo largo de toda la geografía nacional en los últimos días. Todo ello lo encuadran en una "acción de partido", no de gobierno, por lo que no han coordinado este tipo de acciones con el PP allí donde gobiernan en coalición.
Fuentes de la dirección de Vox admiten que el hecho de haber conseguido esta cartera en cuatro ejecutivos autonómicos es una cuestión "capital" que les permite mantener cierta ventaja respecto a Alberto Núñez Feijóo, al que encuadran como cómplice, junto al PSOE, del discurso de Bruselas, la Agenda 2030 y el Pacto Verde que "asfixia" a agricultores y ganaderos. Y utilizarán ese poder para exhibir gestión de forma autónoma, aunque ello conlleve abrir un boquete en la unidad de acción de los ejecutivos de coalición conservadores.
Desde el partido de Abascal, han exhibido en los últimos días ese músculo, facilitando incluso un dosier con las acciones que cada uno de los consejeros autonómicos de Vox ha llevado a cabo para tratar de satisfacer las demandas del campo, y atribuyéndose como propias iniciativas aprobadas por los consejos de gobierno. "Por encima de cualquier consejero, hay una cosa que se llama presidente. Sin él, o sin la participación de áreas como Hacienda para financiar planes agrícolas o flexibilizar la maraña burocrática, las propuestas de Vox se quedan en nada", sentencia, molesto, un barón autonómico del PP que gobierna con Vox.
Gerardo Dueñas (Castilla y León), Ignacio Higuero (Extremadura), Ángel Samper (Aragón) y José Luis Aguirre (Comunidad Valenciana) acudirán, además, a un encuentro en Bruselas el próximo 14 de febrero con el comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, para trasladar las principales reivindicaciones del campo español y denunciar su "abandono" por el Gobierno de Sánchez y las "imposiciones climáticas" de la UE. Les servirá, como mínimo, para ganar foco en terreno comunitario, donde el calibre de las movilizaciones permite presagiar la influencia del voto del campo en las próximas elecciones europeas.
Dirigentes del PP admiten que el control de Vox de las consejerías de Agricultura les permite "crecerse" en este flanco. "Nos puede hacer daño", sentencian desde una delegación territorial. Alfonso Fernández Mañueco, Jorge Azcón y Carlos Mazón pasaron por el aro y cedieron a los de Abascal una de sus áreas fetiche. Pero el murciano Fernando López Miras consiguió pararles los pies en un territorio donde el control de lo rural es primordial. "Él tuvo claro desde el principio que la agricultura no se cedía", comentan en su entorno. La presidenta de Extremadura, María Guardiola, logró por su parte una solución intermedia: creó una cartera específica sobre Gestión Forestal y Medio Rural para Vox, pero englobada bajo la cartera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible, que lidera Mercedes Morán, del PP.
Feijóo y el "dogmatismo climático"
Vox trata de boicotear a un PP que también se ha arremangado para tratar de capitalizar el malestar del sector primario, pero que cuenta con menos margen de actuación por la histórica defensa de Génova de cierta ortodoxia europea. En la dirección de los populares, dan por seguro un "efecto contagio" de las protestas del campo, con consecuencias aún desconocidas que podrían impregnar no solo la campaña de las gallegas: también la de las vascas y, sobre todo, las europeas. Quizá consciente de esa batalla que está por venir, Alberto Núñez Feijóo moduló su discurso este miércoles en sede parlamentaria y situó, por primera vez, a Bruselas como un "problema" para las demandas de agricultores y ganaderos, además de la gestión del Gobierno.
La agricultura no aguanta el dogmatismo ambiental de este Gobierno.Sánchez solo mostraría interés real por el campo si estuviese en juego su continuidad en La Moncloa. pic.twitter.com/4JqswwR4ut
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) February 7, 2024
Y no se quedó ahí. El líder del PP hizo uso de uno de los términos que Vox lleva impreso en su ADN político. "La agricultura no aguanta el dogmatismo ambiental de este Gobierno", clamó Feijóo a Sánchez. Fueron los mismos términos que empleó Santiago Abascal justo después en su intervención en el Congreso, aunque en su caso no es extraño que utilice este tipo de expresiones para cargar contra las políticas ambientales de Bruselas y la "condena de muerte" que supone la transición ecológica para el campo español. El líder de Vox aprovechó para morder también a Feijóo por este asunto, dejando claro que su enemigo es Sánchez y las exigencias europeas... pero también pondrá a Feijóo en la picota. "Ustedes votan en comandita en favor del dogmatismo ambiental", lanzó, señalando tanto a PSOE como a PP.
Como adelantó El Confidencial, Génova publicó el pasado lunes un plan de choque en favor del medio rural coordinado con sus comunidades autónomas, y han mantenido diversos encuentros con las principales organizaciones agrarias para conocer sus reivindicaciones y defender sus intereses, también en Bruselas. Pero desde la dirección del partido evitan confirmar si, como ya ha hecho Vox, animarán a la rebelión en la calle y participarán en las protestas. En el partido, hay voces contrarias a que Feijóo participe de forma personal en este tipo de movilizaciones. "Los agricultores y ganaderos no quieren fotos, sino soluciones y respuestas", advierten.
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}