Da igual que se le pregunte al señor Andrés, que entra en el taller mecánico; a la señora Adelina, que sale del supermercado; a los pulpeiros que este miércoles han echado a sus marmitas 200 cefalópodos; al grupo que atiende la brasa del churrasco en este día de feria (y por suerte sin lluvia) en Avión. Este pueblo del montañoso oeste de Ourense, con 1.750 habitantes —y más de 2.000 en la emigración— un poco hartos de ser siempre reducidos a tópicos, justifica la presencia de Vox en el consistorio en “una cuestión puramente familiar”. Lilian Cerdeira, la hija de unos emigrantes a Venezuela que regresó a sus raíces hace unos tres años, se presentó por Vox y logró entrar como concejala “porque tiene una familia muy grande, aquí y en América”. Así lo explican los vecinos y también algunos representantes del PP que hoy aprovechan esta feria que además cae en Entroido (Carnaval) para repartir sobres con papeletas, caramelos y bolis del partido por la calle. “No solo ella, sino otros cuatro miembros de su lista... todos son de familias grandes”, una ventaja en un pueblo que mengua, comenta un trabajador municipal. “Aquí la gente es del PP a muerte, pero en la campaña [del 28M] los parientes de la chica se movieron mucho”, zanja Adelina, reacia al principio a dar su bonito nombre porque le parece “muy feo”.
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