¿Cómo fue la cadena de llamadas que llevó a los guardias civiles asesinados hasta el puerto de Barbate (Cádiz)? ¿Quién dio la orden de que los agentes se adentrasen en el mar? ¿Estaba justificada esa decisión con base en los medios disponibles? La Guardia Civil ha abierto una investigación interna para tratar de arrojar luz a estas cuestiones y depurar responsabilidades en el caso de que se hubiese producido alguna actuación irregular.
Fuentes del Instituto Armado explicaron que las pesquisas, "con toda probabilidad", recaerán en investigadores de la Policía Judicial con base en Madrid que se entrevistarán con todos los actores en este trágico suceso.
Especialmente relevantes serán las declaraciones de los agentes supervivientes al ataque de los narcos, ya que gracias a su testimonio se podrá reconstruir cómo fue la toma de decisiones desde que se les encomendó trasladarse al puerto barbateño para intervenir contra las narcolanchas que se habían refugiado del temporal.
La investigación, como han reclamado las familias de los dos asesinados, deberá determinar quién dio la orden de que los guardias civiles, que no pertenecían al Servicio Marítimo, entrasen en el mar con una embarcación tres veces menor que las gomas de los traficantes y que no está concebida para intervenciones de ese tipo.
Se pondrá el foco "en la cadena de mando", señalaron las citadas fuentes, que explicaron que el fin de estas diligencias es "depurar [posibles] responsabilidades" si se determina que hubo algún tipo de negligencia o fallo en las órdenes que tuvieron que acatar los componentes del operativo.
Este tipo de indagaciones forma parte del protocolo que aplica este cuerpo de seguridad cada vez que se produce un incidente grave en el que se ven agentes implicados y, además de para conocer qué pasó, "sirven para aprender" y mejorar de cara a futuras actuaciones.
La secuencia de hechos trasladada a este periódico por distintas fuentes arranca con la llamada de alguien del Ayuntamiento de Barbate para alertar de que "al menos cuatro" lanchas semirrígidas estaban en el interior del recinto portuario refugiándose del temporal que el viernes azotaba la costa gaditana. Hay quien dice que fue el alcalde, Miguel Francisco Molina (Andalucía por Sí), el que telefoneó; aunque otros apuntan a que lo hizo el concejal de Seguridad, Francisco Ponce (PP), quien supuestamente llamó a miembros del PSOE para que estos, a su vez, usaran sus contactos para agilizar un previsible operativo.
Se quiere determinar si hubo algún tipo negligencia o fallo en las órdenes que tuvieron que acatar los componentes del operativo
El destinatario último de estas comunicaciones fue la Guardia Civil, aunque otras personas sondeadas sostienen que entre medias se contactó con la Subdelegación del Gobierno en Cádiz para que "hiciese algo".
Al parecer, desde el Centro Operativo de Servicios (COS) se explica a las autoridades que las embarcaciones del Servicio Marítimo no pueden salir de los puertos de la capital gaditana y Algeciras por el mal estado del mar. Pero los dirigentes políticos, supuestamente, insisten en que hay que desalojar las narcolanchas y en el Instituto Armado se opta por enviar al Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS), con base en la localidad algecireña, para "disuadir" a los tripulantes.
Los agentes de esta unidad, con su furgoneta y la zódiac que habitualmente usan para rescates de ahogados y otros servicios en medio acuático, se desplazan por carretera hasta Barbate. Una vez en el recinto portuario de esta localidad, y según las citadas fuentes, se suben a la pequeña embarcación varios buzos del GEAS, acompañados de al menos un componente del Grupo de Acción Rápida (GAR), ya que los primeros supuestamente no tenían formación en tareas de abordaje y porque sus mandos pensaban que "el encuentro con los narcos podía ser tenso".
Seis agentes en total subidos a una embarcación de unos cinco metros de eslora frente a una goma de 14 metros con no menos de cuatro tripulantes. "Con esa precariedad de medios se acercan a las narcolanchas", lamentaron las fuentes consultadas.
"Lejos de espantarse, [sus tripulantes] se ríen de ellos y les torean". Después "llaman a sus cómplices en tierra, que se agolpan en el puerto y les jalean desde el muelle". Y, en este ambiente de circo romano, "los agentes son embestidos por una de las lanchas de los narcos". Dos de ellos son asesinados y un tercero resultó herido.
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