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La calle Canigó de Badalona se ha convertido en un espacio frenético inundado por un clima de calma tensa. Vecinos, bomberos, arquitectos, guardia urbana, periodistas, muchos curiosos y el alcalde Xavier García Albiol. Nadie sabe lo que va a pasar. Todos a la expectativa de novedades en las inspecciones de arquitectos y bomberos para intentar encontrar respuestas al derrumbe de uno de los edificios de viviendas el pasado 6 de febrero, en el que perdieron la vida tres de sus vecinos.
Según fuentes municipales, todavía no hay conclusiones sobre lo que ocurrió a principios de mes, cuando colapsó el interior del edificio número 9 de la calle Canigó. Lo único cierto es que la alarma entre los vecinos no para de crecer.
Una semana después del derrumbe empezaron los desalojos de los edificios adyacentes al del siniestro. Primero fue el de un lado, el número 7, luego el 11, y la última novedad es el desalojo del número 5, que no es colindante, pero en el que un vecino de los bajos descubrió una grieta muy preocupante y alertó a los bomberos.
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EFE
En la última semana, se han desalojado a 76 viviendas de los cuatro edificios afectados, pero la vida en la calle no cesa. Los afectados se reúnen a diario frente al cordón policial. Familias enteras esperan en la calle a entrar a sus casas para intentar recoger aquello que les quepa en las enormes maletas que han traído. Entran con cuentagotas, bajo la supervisión de los bomberos que apuntalan los edificios de al lado y la empresa privada del ayuntamiento que sigue revisando todos los inmuebles de una promoción que se construyó en los años 50 del pasado siglo.
Junto a los desalojados, también se puede ver el miedo en el resto de los vecinos de la calle, que viven con sus familias en los bloques adyacentes a los desalojados. Tienen la mirada puesta en un futuro incierto y, más de uno, ya ha preparado las maletas por si tienen que salir corriendo.
Fuera de casa durante meses
A la espera del veredicto de los técnicos, los vecinos han tenido que realojarse. Muchas de las personas desalojadas se han visto obligadas a recurrir a casas de familiares. "Somos una familia de cuatro metidas en casa de mis padres", explica una vecina que espera junto a sus hijas con unas bolsas preparadas para cuando los bomberos les autoricen a entrar a sus casas para recoger más pertenencias.
Otros han tenido menos suerte o no tienen familiares cercanos. Se sienten desamparados al ver que el ayuntamiento solamente les ofrece una simple habitación en un albergue. "Es muy fácil ofrecer ayuda, pero a la hora de la verdad, ¿vas a meter a una familia entera en tu casa?", reflexionan.
La gran mayoría de los vecinos reconocen agradecidos que el Ayuntamiento de Badalona está haciendo "todo y más" para ayudarles e insisten en que están "satisfechos" con la gestión de la crisis que está haciendo el gobierno municipal de Albiol. Muchos han destacado el servicio de atención psicológica que puso a disposición de las víctimas el consistorio para ayudar a las familias a afrontar la situación.
Pero más allá de los colores políticos, los vecinos consideran que es un tema de humanidad y por eso piden más implicación de las entidades locales de Badalona y, sobre todo, alzan la voz para pedir ayuda a los grandes empresarios que tiene la ciudad. Nombres de empresarios como Enrique Tomás, grupo de alimentación especializado en jamón, o José Elías, entrevistado recientemente por Jordi Évole, resuenan entre las reclamaciones de esa cuota extra de solidaridad.
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EFE
"No pedimos dinero, queremos salir de dónde estamos, así no hay quien viva", aseguran los que están en el albergue. Los vecinos afectados que se ha trasladado a casa de algún familiar también miran expectantes al futuro. "No son un par de días, esto serán meses de trabajo", ha explicado una mujer que fue desalojada de su casa.
La principal hipótesis: modificaciones en la estructura
Ante la pasividad inicial de la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Badalona ha contratado una empresa privada especializada que ya ha empezado la revisión de todos los edificios de la misma promoción, hasta 420 hogares, para asegurar la seguridad de los vecinos que ahí residen. Con el objetivo de acelerar esas inspecciones, el consistorio ha puesto a disposición de esa empresa privada el dron de la Guardia Urbana. El objetivo es revisar las cubiertas de los edificios para comprobar si hay elementos de sobrecarga que pudiesen dañar la estructura de los inmuebles.
Y es que esa es la principal hipótesis de lo ocurrido. La promoción de 420 pisos se construyó en los años 50, en plena crisis de materiales como el hierro y el acero. Ante la carestía de estos elementos para reforzar las estructuras, los promotores optaron por una construcción mediante ladrillos cerámicos y vigas, un método tan seguro como el otro, pero mucho menos blindado a las modificaciones aprobadas, o no, en las juntas de vecinos: áticos y sobre áticos en las azoteas que aumentan el peso del inmueble o la eliminación de algunas paredes maestras para cambiar la distribución de las viviendas.
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Europa Press
El tercer teniente de alcalde de Badalona, Daniel Gracia, explicó en una declaración a los medios de comunicación la importancia de la colaboración vecinal para esclarecer los hechos y pidió encarecidamente a los vecinos que habitan en pisos de la misma promoción que los afectados que vigilasen sus casas y que, en caso de ver cualquier cosa sospechosa, avisen de forma inmediata a las autoridades.
La Generalitat, que hasta el desalojo del cuarto inmueble se había mantenido en silencio, ha ofrecido ahora colaboración con el ayuntamiento de Albiol en las tareas de inspección de los edificios y de realojamiento de las familias afectadas. De hecho, el departamento de Territorio ha creado un comité de crisis para este caso en concreto. Será en este foro donde se debatirán las vías de financiación que el consistorio badalonés está buscando ante la posibilidad de tener que hacer grandes obras de rehabilitación
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