José Luis Coll pasaba los domingos inquieto esperando una llamada. El cómico, pareja artística de Tip, estaba en su casa de cuerpo presente, pero su cabeza estaba en otra parte. A sus hijos no les hacía gran caso, papá estaba ausente, toda su energía interior focalizada en que el teléfono sonara… La llamada que Coll esperaba intranquilo los domingos, como se cuenta en este documental, era de la Moncloa, no siempre se producía y podía ser a cualquier hora. Ring, ring. Era la confirmación de que Felipe González tenía un hueco libre y el cómico podía salir pitando a jugar unas partidas de billar con el presidente del Gobierno.
Eran los tiempos en que un grupo de figuras de la cultura compadreaba con González en "la bodeguilla" de la Moncloa. Cuando el PSOE mostró también gran entusiasmo por arrimarse a la movida. Tiempos, ¡ay!, que se acabaron enturbiando cuando el PSOE de González comenzó a hacer de las suyas. Tiempos que no son nuestros tiempos, pero tienen un vago aire.
Atención, pregunta: ¿es Inés Hernand la nueva José Luis Coll?
El gran salto
La colaboradora de RTVE provocó un momento embarazoso en la alfombra roja de los premios Goya al gritar al paso de Pedro Sánchez: "¡Eres un icono, presi, te queremos!". Criticada en redes sociales por su partidismo groupie, el presidente del Gobierno le echó un cable en redes al decirle que el icono era ella. Hernand, sin duda, se ha construido una marca como voz de la generación Z en los medios (tomados tradicionalmente por puretas y necesitados, por tanto, de alguien que les conecte a la calle), comunicadora afín a la comunidad LGTBi y al feminismo. Pero, claro, entre eso y el "eres un icono, presi, te queremos" hay un salto que hasta el jovencito más empanado por exceso de estímulos digitales entenderá.
Pedro Sánchez es el nuevo Pol Pot o un ídolo de masas. Es lo que hay
Para empezar, no es lo mismo ser vocero de un movimiento social que de un Gobierno, son cosas diferentes, aunque a veces se confundan. Luego están las cuestiones políticas prácticas del día a día: si cuando gane el PP las elecciones, cosa que acabará pasando, una joven reportera de RTVE grita al paso de Feijóo o de Ayuso: "¡Presi, eres un icono, te queremos!". ¿Qué hacemos? Pues reírnos, igual que estamos haciendo ahora con el exceso de ardor sociata de Hernand (o igual que hacemos a diario con muchos tertulianos televisivos). Son situaciones profesionales un poco ridículas, aunque a Sánchez le vengan bien…
En efecto, tras su exitoso paso por el pódcast de La Pija y la Quinqui, otro referente generacional juvenil, Sánchez, que sabe dónde están los apoyos importantes, ha defendido ahora raudo a Hernand. O la bodeguilla costumbrista de la generación Z. Si la derecha mediática se dedica a ensuciar al presidente del Gobierno por cualquier motivo, con razón o sin ella y hasta la autoparodia —algo que Sánchez ha utilizado astutamente a su favor para mantenerse en el poder: resignificación del improperio Perro Sanxe—, los comunicadores de la generación Z se dedican a blanquear al presidente haga lo que haga. Pedro Sánchez es el nuevo Pol Pot o un ídolo de masas. Es lo que hay.
Consejo de amigo
Como otras muchas veces durante las hegemonías socialistas (recuerden a Alfonso Guerra bramando contra "la derechona" en los mítines ochenteros), al PSOE le basta con estar frente a Vox para que la modernidad (y hasta el rojerío) se pongan de su lado, fenómeno profundizado ahora que parte de la izquierda alternativa ha sido absorbida por el gobernismo socialista, abandonando sus habituales tareas históricas de criticar al PSOE, ese partido que siempre acaba decepcionando a la izquierda beligerante.
Aunque solo sea por eso, por decoro profesional, porque no es lo mismo apoyar a alguien que lamerle el culo o porque siempre hay que mantener distancia crítica respecto al poder, ahí va un consejo paternalista (y que nadie me ha pedido) a los comunicadores de la generación Z: cubríos un poco, criaturas, antes de que sea tarde.
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