"Se quiere poner la inmigración en manos de gente que la entiende como Vox". Así de tajante se ha mostrado Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, tras el acuerdo entre el PSOE y Junts que contempla la cesión de las competencias en materia de migraciones a la Generalitat. Y, para ejemplificar su "preocupación", ha comparado a los de Carles Puigdemont con el partido de Santiago Abascal. "Si las pidiera Vox, todo el mundo se rasgaría las vestiduras; eso no tiene nada de progresista", ha insistido el dirigente socialista, que ha defendido que "ningún Estado puede ceder la competencia en fronteras y emigración".
El barón castellanomanchego cree que la intención de los neoconvergentes es aplicar su política de inmigración al resto de españoles. "No están pensadas para otras razas ni para otros continentes, la quieren aplicar con los propios españoles", ha abundado antes de mostrar, con tono solemne, su "desolación". Para el dirigente socialista, el traspaso supone "mercadear con la soberanía nacional", algo que "un país serio no se puede permitir". Esto es así porque, según ha dicho, se traducirá en la cesión del control de fronteras y la emigración, algo que el Ejecutivo central no ha aclarado, ya que asegura que la decisión debe cristalizar en una ley orgánica que todavía no se ha diseñado.
"Yo le pido al Gobierno que pare un momento y le explique a los españoles dónde acaba todo esto", ha dicho García-Page, que ha reconocido que se ha enterado por los medios de comunicación de la reunión que el presidente celebrará este fin de semana con todos los miembros del gabinete en la finca toledana de Quintos de Mora. "El PP tampoco me avisaba, me tratan igual", se ha resignado el dirigente socialista, referente crítico en el PSOE sobre todo por los pactos con los independentistas.
"Construir un Estado propio"
Según García-Page, la intención de Carles Puigdemont es "construir poco a poco un Estado", pero el presidente castellanomanchego ha augurado que esta situación solo durará hasta que líder de Junts "diga que está harto de que nadie cumple". Esto es así porque, ha asegurado, "se están haciendo compromisos imposibles". Por ese motivo, ha abundado, "España está en un laberinto" y ha instado al Gobierno que aproveche la estancia en Quintos de Mora para "pensar dónde conduce este laberinto y si hay salida o no". "No puede ser que el Gobierno gobierne con una camisa de fuerza; ¿hasta cuándo y para qué?", se ha preguntado el líder del PSOE en Castilla-La Mancha.
En una visita a un colegio en Marchamalo (Guadalajara), García-Page ha utilizado una de las pizarras digitales para escribir "Con España no se juega" antes de atender a los medios. "Con las cosas serias no las puede jugar", ha insistido el líder del PSOE en la comunidad, que ha lamentado que se lleguen a estos acuerdos "en el último minuto" para sacar adelante "unos decretos que no eran conflictivos". Se refería así al decreto ómnibus y al que contenía la prórroga de las medidas anticrisis, recibieron el aval del Congreso gracias a la abstención de los siete diputados neoconvergentes.
El presidente de Castilla-La Mancha ha deslizado que el Gobierno de Pedro Sánchez está "improvisando" en una nueva crítica a las decisiones que toma la dirección de su partido. García-Page se ha mostrado crítico con las cesiones a los independentistas desde la pasada legislatura, pero en los últimos meses ha elevado el tono, sobre todo con la ley de amnistía. En una entrevista en La Sexta, el político toledano aseguró que habría dejado el acta de diputado si se hubiera visto en la obligación de votar el texto que redundará en el perdón general a los implicados en el procés; pero siempre ha rechazado la posibilidad de pedir a los diputados castellanomanchegos que votaran en contra de los designios de Ferraz, como reclamaba el PP.
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