El piloto australiano, ex de MotoGP y Superbikes, falleció este martes a los 48 años por problemas derivados de sus adicciones.
Anthony Gobert, quien fuese en su día uno de los pilotos más prometedores de MotoGP, ha fallecido este martes a los 48 años de edad en Sídney, Australia. Así lo ha comunicado su familia, en concreto su madre, Suzanne Gobert, a través de redes sociales: "Mi corazón está roto. Escribo porque mi primer y precioso hijo, Anthony, falleció ayer por la tarde...".
Unos días antes, su hermano Aaron ya anticipó que Gobert se encontraba en cuidados paliativos, y que tras una enfermedad corta temían por su vida. Un temor que, lamentablemente, se confirmó horas después, cobrándose la vida del expiloto de MotoGP y Superbike entre otras categorías del motociclismo.
El piloto australiano murió prácticamente olvidado por el gran público, pero con la vitola de poder haber sido "el nuevo Valentino Rossi". Eso creía Terry Vance, 14 veces campeón de Estados Unidos en campeonatos de 'drag races', propietario de equipos en 'drag' y el AMA Superbike, asociado en su día con Eddie Lawson, Troy Bayliss o Ben Bostrom, y uno de los responsables del salto de Gobert al ámbito internacional después de triunfar en su país.
'Go Show', como le apodaban, era a todas luces un talento llamado a despuntar por mucho que ahora sea poco conocido para aficionados y pilotos. Incluso el mismísimo Rossi le mencionó alguna vez en televisión, destacando de él entre risas la misma fama (a la que hacía justicia con creces) de excederse que le complicaría su carrera y su futuro: "¿Gobert? Uff. Estuve una vez de fiesta con él en Río (de Janeiro). Fue difícil".
El oceánico vivió unos años fantásticos en la década de los noventa. Entre 1994 y 2000 firmó una trayectoria brillante, ganando ocho carreras en Superbike y subiendo 16 veces al podio en la categoría. Llegó a ser cuarto en el Mundial en 1995, de hecho, y eso le valió para dar el salto al Mundial de motociclismo para la clase de 500cc (la actual MotoGP) de la mano de Suzuki en 1997.
Todo iba sobre ruedas, pero ese año dio positivo en un control antidopaje por consumo de marihuana, lo que provocó su despido durante la temporada. Ese fue el principio del fin, la primera pista seria sobre su personalidad y sus demonios con las drogas. A pesar de ello, dando testimonio de sus habilidades, finalizó aquel campeonato en 15ª posición, con 44 puntos y un séptimo puesto en casa, en el Gran Premio de Australia, como mejor posición en carrera.
Un par de años después, en 1999, fue el equipo MZ Weber el que apostó por él, pero nuevamente fue apartado en plena temporada, en esta ocasión por motivos disciplinarios. Gozaría Gobert de una tercera y última oportunidad en la categoría reina gracias a Kenny Roberts en el año 2000, subiéndole a su Modenas 500cc como piloto sustituto, y se despediría sumando un punto en Silverstone, al ser 15º.
A partir de ahí, a Gobert se le comenzó a perder la pista, y cada vez que aparecía públicamente era por sus malas conductas. Cayó en desgracia en picado, alarmando a propios y extraños por su elevado consumo de drogas y alcohol pese a seguir compitiendo en instancias como los campeonatos estadounidenses. En uno de ellos, en 2004, volvió a dar positivo, esta vez por estar intentando superar la muerte de su novia de casi toda la vida, Suni Dixon, fallecida en un accidente de tráfico unos meses antes.
Esa fue la puntilla. Desapareció por completo de la vida pública y del mundo del motociclismo, y cada vez que regresó a la palestra fue por otros escándalos nuevamente relacionados con las drogas. Sin ir más lejos, en 2006 tuvo que ir a juicio por ser 'cazado' con el carné de conducir caducado durante un control de tráfico, y durante el juicio admitió ser adicto a la heroína. En mayo de 2008, fue noticia por robar unos dólares a un jubilado de 70 años y a una mujer de 31, por lo que fue condenado por un tribunal de Surfers Paradise.
Tras esos dos nuevos episodios aislados en su retiro del espectro público, no fue hasta 2019 cuando se volvió a saber de él. A principios del verano de aquel año, Gobert se enzarzó a sus 44 años en una pelea con otros clientes en un bar que, en estado de embriaguez, le persiguieron a su casa, le atacaron y le golpearon con un bate de béisbol hasta provocar su hospitalización.
Su propia familia le había perdido la pista mucho tiempo atrás, o al menos no había logrado mantener un contacto cercano con él. A principios de 2024, Aaron anunció que había vuelto a encontrar a su hermano, que había estado viviendo solo y en la calle durante mucho tiempo. Sin embargo, su cuerpo ya mostraba las secuelas de una vida de adicciones y violencia, y todo acabó precipitándose.
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